En decenas de ciudades y localidades de Colombia se realizaron con total éxito las marchas del 1º de mayo. Además de conmemorar el día internacional de la lucha de los trabajadores se contaba con el incentivo y la expectativa de la convocatoria hecha por el presidente de Petro.
Se trataba de convertir esa jornada en la defensa de la precaria democracia colombiana ante la arremetida de la derecha golpista que estaba envalentonada con la demostración de fuerza que hizo el pasado 21 de abril. También, se convocó a apoyar, masivamente y con decisión, la gestión de gobierno y las reformas sociales que actualmente impulsa en el Congreso.
Cientos de miles de personas participaron en las masivas, alegres y emotivas movilizaciones que se realizaron por todo el país. Gentes de diversos sectores sociales y edades, trabajadores, indígenas, campesinos y comunidades negras se hicieron sentir con fuerza y convicción.
La prensa y medios de comunicación “prepagos” han tratado de minimizar la participación popular del 1º de mayo haciendo cálculos por lo bajo, cuando después del 21 de abril hicieron todo lo posible para sobredimensionar sus propias marchas. Pero, en el fondo saben que el gobierno progresista salió fortalecido de ese pulso que se materializó en las calles.
Vale la pena hacer un análisis comparativo de las marchas de esas jornadas que son totalmente contrapuestas. En las marchas del 21 se impuso la consigna de “Fuera Petro»; en la del 1º de mayo resonó el “Petro se queda”. En la primera, se propone volver al pasado porque supuestamente Petro lleva el país al desastre; en la segunda, se apoyan las reformas y el Cambio.
La una, fue convocada por la derecha más extremista; la otra, fue convocada por el gobierno de Petro, y dentro de él, por el “progresismo revolucionario” que promueve y representa Petro. La del 21 fue convocada con base en mentiras para meterle miedo e incertidumbre a la gente. La del 1º de mayo fue convocada para defender a Petro, a su gobierno y al Cambio propuesto.
La marcha de la derecha fue dominada por el odio y el resentimiento, aunque algunos de los marchantes expresaban genuinamente su inconformidad con el gobierno, pero le hicieron el juego al “golpismo”. En la marcha del progresismo se expresaron unas mayorías que confían en el gobierno, lo apoyan, pero una buena parte de ellos, le envían un mensaje en cuanto a “mejorar su desempeño”, romper definitivamente con la politiquería, apoyarse más en la gente, y ser más eficientes.
Petro, en gran medida recoge ese llamado cuando llama a sus ministros a avanzar sin miedo o hacerse a un lado (lo que refleja o es un anuncio de que van a salir algunos ministros), pero, eso no resuelve totalmente los problemas. Y por ello, Petro se reafirma en impulsar el Proceso Constituyente, llamando a la gente a organizarse en asambleas populares tanto para defender la democracia como para llevarla hacia una “democracia real”.
La primera, fue un intento de obligar a Petro a “moderarse”, ante lo cual varios dirigentes del Pacto Histórico cedieron ante esa presión. Mientras tanto, el primer mandatario aceptó el reto, llamó a la movilización y se “radicalizó” retomando las banderas plenas del M19 (Democracia, paz y acuerdo nacional para hacer cambios “en lo fundamental”).
El discurso de Petro en la Plaza de Bolívar, que marcó y les dio identidad a las marchas del 1º de mayo, al incluir y avanzar sobre el Proceso Constituyente, es un intento por obligar a los “políticos” a llegar a un acuerdo frente a las reformas. También, es una forma de “empujar” a altos funcionarios (ministros, etc.) a arriesgar más, y es un mensaje dirigido a los dirigentes populares para avanzar hacia la construcción de “democracia real”.
Esa tarea queda planteada para lo inmediato. Se debe convocar en todas las ciudades, municipios y departamentos, a todos los dirigentes sociales y políticos de carácter popular a unificarse, clarificar la idea y empezar a organizar de verdad esas Asambleas Populares que propone el presidente Petro.
Un “progresismo revolucionario” está en construcción sobre la marcha en Colombia, que enfrenta la “moderación” y el “institucionalismo” que ha hecho carrera dentro del movimiento social y dentro de las expresiones políticas de izquierda.
El pueblo respondió el pasado 1º de mayo, Petro ha trazado el camino y planteado la tarea, ahora le corresponde a la dirigencia popular más avanzada concretar con pasos prácticos el proceso de organización de la fuerza constituyente. ¡Hacia la democracia real!
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