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Piñeretazo

Fuentes: Rebelión

Que en política todo es posible, nadie ya lo duda, pues efectivamente hay triunfos que se convierten en causa de derrotas y fracasos que son capaces de dar vida a lo que está muerto o agónico. Las elecciones municipales en Chile, se sumaron con sus resultados a la lista de los «errores no forzados» que […]

Que en política todo es posible, nadie ya lo duda, pues efectivamente hay triunfos que se convierten en causa de derrotas y fracasos que son capaces de dar vida a lo que está muerto o agónico.

Las elecciones municipales en Chile, se sumaron con sus resultados a la lista de los «errores no forzados» que ha tenido la Concertación y sus gobiernos.

Aparentemente, las municipales 2008 no son suficientes, para que la gente, el pueblo, vea que después de los militares, los civiles de derecha y de lo que era antes parte de la izquierda, hicieron un «acuerdo político» que les ha permitido gobernar como si fuesen diferentes, por casi 20 años.

Lo saben los españoles que vieron como el triunfo «indiscutido de la derecha» se perdió por un mal manejo comunicacional en las últimas 48 horas del gobierno de Aznar.Lo saben en Nicaragua, en Argentina, en tantos otros países y momentos de la historia, en que es posible que se generen cambios profundos en la voluntad de las personas, por factores que aparentemente no eran vinculantes.

La certeza de triunfo del allendismo en la campaña presidencial de 1964,se hizo más intensa, cuando en 1963,un año antes, en Curicó, el doctor Naranjo, le dio al socialismo una victoria potente. Ese triunfo fue capaz de unir a otros sectores, para evitar el triunfo de Allende, el temor y el miedo a perder se comportaron como factores de unidad, haciendo posible el triunfo del Presidente Frei Montalva, con una de las votaciones más altas obtenidos por un candidato a la presidencia.

La crisis financiera que afecta a la economía real, amenaza la estabilidad laboral y genera condiciones que podrían pasar desde la economía al mundo social.

En un escenario tan complejo como el actual, una alternativa podría ser la de sincerar la relación que existe entre la oposición y el gobierno, desnudando la verdad, para dar paso a un gobierno de unidad nacional.

Es posible, que la obesidad social chilena, no pueda correr a la velocidad que se necesita y quede por más tiempo atrapado en la puerta angosta por la que no ha logrado salir desde que optó por la comodidad de ser más observadora, indiferente que comprometida en la construcción de aspiraciones propias y que tengamos un presidente de derecha, para el Bicentenario, lo que no tendría más gravedad que la de un cambio de roles entre quienes actúan como gobierno y los que trabajan como oposición.

Los «arquitectos de los acuerdos políticos» podrían dar una sorpresa, recreando la Concertación, manteniendo el sistema actual, pero «repartiendo» cuotas de poder entre más actores.

La industria financiera, los influyentes y poderosos grupos economicos, ven la realidad social con inquietud y no aparecen dispuestos a que la gobernabilidad y la estabilidad social se alteren.

Será visible un fenómeno singular, un cara a cara entre el movimiento social,»la clase política» y el interés económico.

Que la historia se repite, que tiene ciclos, que las cosas en política ocurren más de una vez, podría confirmarse, permitiendo nuevas relaciones como sucedió con aquel «naranjazo», de manera que los triunfos de la derecha actual, pasen a la historia como el «piñeterazo».