Hace un año y pocos meses, y dentro del marco de una ruta mochilera por Latinoamérica, tuve la oportunidad de pasar por Pisco (Perú), pueblo costero que, junto a otros tantos de la zona, sufrió en agosto de 2007 uno de los peores terremotos de la década (8,0 grados en la escala sismológica de magnitud […]
Hace un año y pocos meses, y dentro del marco de una ruta mochilera por Latinoamérica, tuve la oportunidad de pasar por Pisco (Perú), pueblo costero que, junto a otros tantos de la zona, sufrió en agosto de 2007 uno de los peores terremotos de la década (8,0 grados en la escala sismológica de magnitud de momento).
Las consecuencias del sismo en aquel pueblo fueron desastrosas: el 70% de las construcciones se vinieron abajo, hubo decenas de muertos y el importante sector turístico, fuente económica del pueblo, se vio gravemente afectado.
Poco después de la tragedia, y como mostraron los grandes medios de comunicación, muchos países ofrecieron grandes aportes económicos, ayuda humanitaria fue enviada y brigadas médicas se trasladaron al lugar. Pues bien, uno esperaría que tras tal marea solidaria y la enorme inversión que hubo para ayudar a la zona devastada, Pisco mostraría catorce meses después un aspecto acorde con la generosa ayuda extranjera. Lamentablemente, a mi no me lo pareció. Para cuando llegué muchas construcciones aun reposaban en el piso, poquísimas habían sido reconstruidas y la población, pese a necesitar aun atención sanitaria, solo disponía de una brigada de médicos a su disposición. ¿Dónde estaban los millones enviados? ¿Dónde estaban los médicos? ¿Dónde estaba toda aquella inversión? Yo sabía que Venezuela había enviado en su día un avión cargado de ayuda humanitaria que nunca fue descargado, pero de ahí, a poder palpar que la AYUDA había desaparecido poco después de la tragedia había un mundo. No obstante, no todo era oscuridad en Pisco. La única brigada médica que aun seguía atendiendo a los damnificados, y que, tal y como me dijeron diversas personas, fue la primera en llegar, era la cubana. Más de un año después, médicos cubanos seguían atendiendo gratuitamente a todo el mundo, mientras que los estadounidenses por ejemplo, permanecieron tan sólo un mes. Es más, según un enorme panel informativo sobre la presencia cubana en la zona, ¡los médicos cubanos se quedarían hasta 2010! (1) La valoración de los habitantes de la zona sobre la presencia de los cubanos no podía ser mejor.
Por otro lado, este pasado martes por la tarde un nuevo terremoto causó otra catástrofe social en Haití. Y leo en la portada en la edición electrónica de elPaís.com a las 23.27 del jueves 14 que «La ayuda empieza a llegar. Obama envía 69 millones de euros al país, 300 médicos y miles de militares.»(2) Ni en ese, ni en otro gran medio de comunicación leo u oigo hablar de los 60 integrantes de la brigada médica cubana Henry Reeve que llegaron el miércoles por la mañana a Puerto Príncipe (siendo de los primeros en llegar), ni que otros 300 que se encontraban ya en el país empezaron a ofrecer atención sanitaria justo después del sismo (3). Habrá que ver cuanto tiempo permanecen los cubanos (¡aunque la mayoría ya estaban en el país!) y cuanto las demás brigadas extranjeras. Habrá que ver si los médicos estadounidenses permanecen lo necesario. Habrá que ver si la ayuda internacional pretende al menos quedarse tres años, como los cubanos en Pisco, o si se conforma con esfumarse en poco tiempo.
Una cosa es clara: pese a todas las contradicciones que vive Cuba, pese a todo aquello que quizás no estemos conforme, pese a que la revolución no sea perfecta, esa pequeña isla del caribe bloqueada económicamente es capaz de enviar rayos de luz allí donde sea necesario. Mientras muchos países envían soldados, Cuba envía médicos. Y lo que está claro es que no lo hace parar salir en los grandes medios.
(2) Artículo completo: http://www.elpais.com/articulo/internacional/ayuda/internacional/comienza/llegar/destrozada/Haiti/elpepuint/20100114elpepuint_5/Tes
(3) http://www.cubadebate.cu/noticias/2010/01/14/medicos-cubanos-primeros-que-asistieron-a-los-haitianos/
Jesús Marín Fernández es militante de Revolta Global – Esquerra Anticapitalista
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.