Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
El gobierno de Sanz no sabe cómo argumentar y defender la posición que ha tomado a favor de la central térmica, toda vez que sus informes han tenido que reconocer que el gas de efecto invernadero (GEI) aumentará un 102% en el período 1990-2010. El gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) no sabe cómo esconder que sus previsiones no son mucho mejores (un 95%). Ambas están muy por encima del 15% impuesto por el Protocolo de Kyoto al Estado español. Va de suyo que estamos hablando de emisiones directas, es decir, de las que cuantifican el Estado y todas las comunidades autónomas. Parece que en Navarra han comenzado a preparar el Plan contra el cambio climático. En la CAV, en cambio, lo acaban de aprobar. Con todo, ¿quiere esto decir que se ha marcado el camino para reducir las emisiones de GEI?
Actualmente, la concentración de GEI en la atmósfera es de 455 partes por millón de CO2. En caso de mantener el actual nivel de emisiones, llegaríamos en 2050 a 550, pero viendo el camino a peor emprendido, podría llegarse a ese nivel en 2035. Lloverá menos en el País Vasco, habrá más calor y bajará el nivel del mar, 13 metros en las playas. Aumentará el riesgo de inundaciones en Bilbao y San Sebastián. Asimismo, se espera un aumento de las enfermedades contraídas por olas de calor y de la tasa de mortalidad, así como de problemas respiratorios graves. De consuno con todo ello, la calidad del aire, que ya es mala, empeorará.
La mayoría de científicos está de acuerdo: nuestro planeta está soportando un calentamiento global producto de la actividad humana. El calentamiento está teniendo consecuencias preocupantes y se atribuye la culpa a la dependencia de energías fósiles de los actuales modelos de producción y consumo. Dicen que la principal intención del Plan contra el cambio climático del gobierno de la CAV es reducir el gas de efecto invernadero. Pero ¿se detecta en el Plan alguna voluntad de acabar con este modelo actual? No. Por desgracia, no.
En la CAV las emisiones de GEI han aumentado un 45% en el período 1990-2005. Considerando que los mayores sectores emisores son la creación de energía y los transportes, examinemos, aunque sea brevemente, lo que nos anuncia el Plan. Para el 2010 las emisiones del sector energético crecerán un 167%, las del transporte, un 104%, las de los servicios, un 132%, etc.
Es un mal camino que después de décadas de impulsar el uso del coche privado no se reflexiona ni se reconozca y corrija el error. La solución no es abrir el quinto y sexto carril en las autopistas, la Supersur,1 construir la Eibar-Vitoria y el segundo cinturón de San Sebastián, etc. Para reducir las emisiones del transporte es imprescindible dejar de fomentar el uso del coche y las idas y venidas de mercancías, carentes de toda lógica. Es necesario gestionar la demanda y no agrandar la red de autopistas.
En lugar de planificar a partir de las necesidades de la ciudadanía, se dilapidarán más de 6000 millones de euros en la llamada Y de alta velocidad, una infraestructura devastadora que no supondrá más que el 0,15% de las idas y venidas motorizadas. Y, lo que es más grave, en las tareas de construcción se emitirán 1.375.370 toneladas de CO2.
En lo atinente al sector energético, se menciona en el Plan la estrategia para el 2010. Debe recordarse que ese documento admite que en 2010 se creará energía por encima de la demanda. Para ese año se creará en el País Vasco meridional más del doble de la demanda. Lo que nos demuestra eso es que el objetivo no es reducir las emisiones, sino aumentar terriblemente los beneficios de algunos empresarios. Las centrales térmicas de Lantarón (Álava), Pasajes (Guipúzcoa) y Lemóniz (Vizcaya) no se construyen para cerrar las viejas. En Navarra, en la misma línea, doblarán las de Castejón.
En todos los ámbitos, las señales más importantes nos muestran que las vías actuales implican la explotación de los recursos naturales, la creación de más residuos, el crecimiento de la energía y del consumo de agua, etc. ¿Estamos ante las dificultades habituales de coordinar las políticas sectoriales? No. ¿Se comen de nuevo los lobos Consejería de Transportes y Consejería de Industria y Energía a la Caperucita Roja Consejería de Medio Ambiente? Aquí lo que está claro es quién manda. Y eso no coge a nadie por sorpresa.
Por otra parte, dicen que el Plan está consensuado y aceptado por la sociedad. Los grupos ecologistas y sindicatos hemos denunciado recientemente que nos tienen como un cero a la izquierda. Nos convocan a un foro «participativo» cuando están a punto de acabar el Plan, en teoría para que hagamos aportaciones, pero sin darnos el documento. De momento no hemos aprendido a hacer magia.
En definitiva, para que las políticas contra el cambio climático sean efectivas es necesario abrir verdaderos cauces de participación durante todo el proceso. Es imprescindible la determinación clara de los gobiernos para tomar el camino correcto. Y el Plan del gobierno de la CAV ha tomado el camino equivocado desde que nació. Sin cambios profundos en los sectores clave vamos camino del fracaso.
* Jon Artetxe es responsable de medio ambiente del sindicato LAB
Nota:
1 Proyecto de eje viario entre Bilbao y Muskiz (Vizcaya), de 36 kilómetros y con un presupuesto de 1290 millones de euros. Se trata, después del tren de alta velocidad (6000 millones), de la infraestructura más costosa proyectada hasta la fecha en la CAV. (n. del t.)