La manera y el momento en que se ha llevado a cabo el proceso de descentralización del Movimiento 15M en la ciudad de Barcelona supone un error estratégico. No tanto por el hecho como tal, que resulta imprescindible para avanzar, si no por los métodos y los tiempos marcados para ello. La primera evidencia es […]
La manera y el momento en que se ha llevado a cabo el proceso de descentralización del Movimiento 15M en la ciudad de Barcelona supone un error estratégico. No tanto por el hecho como tal, que resulta imprescindible para avanzar, si no por los métodos y los tiempos marcados para ello.
La primera evidencia es que la fuerza que tienen las asambleas multitudinarias de Plaza Catalunya no se encuentra actualmente en las asambleas de barrio.
Cabe añadir, además, que durante esta última década, algunos barrios de la ciudad han visto reducida su tradición de lucha social prácticamente a la mínima expresión. Resulta ingenuo, por lo tanto, derivar todo el peso de las asambleas a zonas donde el tejido social ha sido inexistente durante demasiado tiempo.
Sí bien es cierto que otros barrios han mantenido una lucha regular a lo largo de estos años y que ahora están actuando como motor en el debate de ideas y acciones, la realidad es que existen dos velocidades dentro del proceso de expansión: una claramente experimentada y con recorrido en la praxis asamblearia y otra que va a remolque y que demuestra una ligera desorientación.
En su origen, las asambleas de Plaza Catalunya arrastraron a miles de personas de toda la ciudad, que con entusiasmo acudían a este punto de encuentro para debatir, proponer o simplemente escuchar y observar lo que se estaba «cociendo».
Los «indignados e indignadas» identificaron rápidamente la céntrica plaza como el epicentro del movimiento, un auténtico referente donde comenzar a articular posibles alternativas al sistema.
Plaza Catalunya tiene una situación geoestratégica y un carácter simbólico que le otorgan una enorme capacidad de atracción. No sólo para aquellas personas más o menos comprometidas sino también para los miles de ciudadanos y ciudadanas que transitan por la zona diariamente.
Des de un punto de vista puramente comunicativo, los mensajes lanzados desde este «gran nodo» tienen una gran pegada social y mediática.
Precisamente es este carácter masivo lo que de alguna manera fuerza a los grandes medios de comunicación a incluir al 15M en su agenda mediática y en consecuencia llegar a una mayoría de público que todavía se informa mediante medios convencionales.
Por ello, sin dejar de lado el trabajo en los barrios, resulta primordial para el futuro del movimiento retomar las grandes asambleas en Plaza Catalunya porque es necesario identificar un gran centro de debate y de toma de decisiones de la Barcelona indignada.
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