1 – ESTADOS UNIDOS Y SUS MONSTRUOS La especialidad de los Estados Unidos es crear y amamantar monstruos para que obedezcan y apoyen sus sucias maniobras, para que tiranicen y amordacen a los pueblos. Para que como Bin Laden, otra de sus criaturas infernales, aterroricen al mundo. nos amenacen en sus comunicados con hacernos saltar […]
1 – ESTADOS UNIDOS Y SUS MONSTRUOS
La especialidad de los Estados Unidos es crear y amamantar monstruos para que obedezcan y apoyen sus sucias maniobras, para que tiranicen y amordacen a los pueblos. Para que como Bin Laden, otra de sus criaturas infernales, aterroricen al mundo. nos amenacen en sus comunicados con hacernos saltar por los aires y con suprimir nuestro mísero confort.
Gadafi es uno de esos monstruos, un monstruo de varias caras y varias cabezas: ayer aliado dispuesto a salvar los intereses del mundo occidental; más tarde progresista, gracias a un falso discurso antiimperialista; y hasta amigo e invitado de lujo de Sarkozy que, durante su visita a Francia, le dejó montar su tienda de beduíno en los jardines del Hotel de Marigny, a cambio de algún contrato sustancioso y, probablemente, de un apoyo financiero a sus campañas electorales. (Francia, recordémoslo, no recibió siempre así a sus invitados árabes. Quizás porque tardó en digerir la pérdida de su «ex-provincia», Argelia. Lo pueden certificar los emigrantes procedentes de aquel país, hoy independiente, que llegaban a la metrópoli en busca de trabajo y que en ocasiones eran tratados, despectivamente, de «bougnoules», de «ratons» o de «melons»).
Ahora los árabes han empezado a dar una lección al mundo, luchando por derribar los regímenes dictatoriales que los oprimían Con tal fuerza que los que instalaron a esas marionetas -con sus mazmorras, su policía, su ejército y sus sillones regios- intentan ahora desvirtuar su movimiento y transformar sus logros en democracias aguadas. (Los pueblos de nuestra adormecida Europa tendrían quizás que aprender de ellos como se desmontan, piedra a piedra, en la calle, las nuevas Bastillas).
Entretanto, alguna de esas marionetas, como el ex-aliado y sátrapa Gadafi, han aprendido no solo a utilizar sus arsenales, sino también el manejo de los medios de comunicación. Hoy Gadafi, mientras aplasta a su pueblo, lleva la impertinencia del que sabe que está sentado sobre un mar de petróleo, hasta el punto de alzar la voz y de intentar desacreditar a sus adversarios lanzando por ejemplo, por boca de uno de sus hijos, la grave acusación de que Libia financió la última campaña electoral de Sarkozy. Exigiéndole de paso «que devuelva al pueblo libio ese dinero». Noticia desmentida por el gobierno francés.
Sarkozy recoge lo que ha sembrado. Quiere adquirir gracias al conflicto de Libia, una talla internacional de la que carece. Se ha apresurado a reconocer el «Consejo Nacional Libio», órgano de la «resistencia», y propugnado la creación de una zona de exclusión aérea para proteger a la población civil y contener las tropas de Gadafi. Con un éxito relativo, ya que ni sus aliados de la Unión Europea, ni los Estados Unidos, parecen dispuestos a intervenir directamente en el avispero libio. Por ahora…
2 – POCERIAS Y DESATASCOS
¿Qué mejor manera de calificar lo que sucede en nuestro país, que colgarle este título a la política del gobierno, mezcla de chapucerías y de pequeñas y grandes traiciones. Cuando abandonen el poder, sus responsables dejarán trás ellos un campo devastado y un país sometido a la tiranía de los mercados, en espera de la llegada de una derecha quizás apiadada por tanto tajo y tanto derecho social cercenado. Recibirán
…A propósito de este título; «Pocerías y desatascos». Hay ocasiones en que la realidad nos pone ante los ojos imágenes y representaciones que nos explican mejor que cualquier análisis de qué materia está hecha nuestra sociedad y en qué consiste ese entramado infernal que nos oprime. Y todo porque no sabemos desentrañar a tiempo el sentido de una imagen plantada por casualidad o por capricho ante nuestros ojos.
Esta mañana atravieso por puro azar la plaza madrileña de Santa Ana, empujado por una especie de vientecillo fresco. A la altura del Teatro Español me desvío hacia la derecha para sortear un vehículo macizo, con aspecto de coche blindado, que parece haber pernoctado delante de ese símbolo de la Cultura amarrado ahí desde hace no sé cuantas décadas. Evito el encuentro con el tanque, y a continuación me detengo, atraído por la extraña belleza de ese emparejamiento (teatro/tanque), digno de ser descrito por un poeta como Lautréamont, el autor de aquella extraña metáfora: «Hermoso como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas». Al pasar de largo, la inscripción apuntada en uno de los flancos del vehículo, «Pocerías y desatascos», me revela de pronto la razón de su estacionamiento en un extremo de la fachada del Teatro Español.
Mi imaginación, cual caballo desbocado, salta de repente de la evocación de Lautréamont, precursor de los surrealistas franceses, al vehículo en cuestión y de este y de su función, al olor pútrido que despide la política de nuestro país: prevaricaciones, corrupción, despidos, falsos Expedientes de Regulación de Empleo, privatizaciones salvajes, derechos sociales recortados o suprimidos, etc. Apresuro el paso y me alejo a toda prisa de esa inscripción, de ese símbolo malhadado.
3 – LA COMUNICACION EN TIEMPOS DE CATASTROFES
Recomiendo a todo aquel que estime o que intuya que la catástrofe que asola al Japón, y por ende a todos nosotros, va a representar un antes y un después en la historia de la Humanidad, que echen un vistazo y o que repasen la sarta de sandeces, aproximaciones, declaraciones irresponsables, con las que los expertos de toda la vida, los responsables políticos y los especialistas es-catástrofes, nos han gratificado a tenor del desastre nuclear que ha asolado el Japón. Consecuencia de un terremoto que al parecer, entre otras devastaciones, ha desplazado de 2,4 metros una de sus principales islas.
…Todo, pienso, menos darle la palabra en prioridad a los damnificados. a quienes – desde todos los ángulos y todos los altavoces – se ha elogiado por su civismo y su disciplina. (De hecho, por su mansedumbre y paciencia ejemplares). Como podrán comprobar si han leído los períodicos o seguido las emisiones de la televisión, las declaraciones van.desde el alarmismo más total, rectificado y matizado de hora en hora, a la certificación de que la situación evoluciona favorablemente y de que el gobierno japonés está tomando todas las medidas que se imponen en situaciones tan extremas.
Sorprendentemente Greenpeace, por boca de uno de sus responsables, hizo la siguiente declaración: «La nube radioactiva se limitaría, en el peor caso, a Japón. Es una buena noticia para el mundo, pero mala para el Japón.» Evidentemente.
Y el emperador Akihito, al parecer venerado por los japoneses, pidió «calma a la población», en su primer mensaje televisado en 22 años de reinado.
Por su parte el presidente francés Sarkozy, en una reunión celebrada ante los empresarios, afirmó que «la situación era extremadamente preocupante y que las próximas horas serían determinantes». (No se atrevió a afirmar que, caso de llegar a Francia una nube radioactiva procedente del Japón, se detendría en una de las fronteras, como lo hizo la de Chernobyl en su momento. Según las autoridades de la época).
Y, como ejemplo de la estulticia e irresponsabilidad de muchos de los técnicos y expertos que han desfilado estos días por los medios de comunicación, citaremos un par de frases pronunciadas por un tal Luis Echevarría, Director de la Agencia Nuclear de la OCDE: «No sería de extrañar, predijo, que elevasen a cinco el nivel del accidente, pero dudo que lo bajen a tres.» Y añadió: «Habrá que poner requisitos adicionales a las nucleares». (O sea, habrá que seguir construyendo, para bien de la humanidad, estas bombas atómicas potenciales, pero «mejoradas»).
Para acabar, una noticia esperanzadora, leída en la prensa de estos días, sobre las consecuencias de la catástrofe: «Las empresas de energía nuclear han sufrido un duro castigo bursátil».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.