Antes de que ETA anunciara su última tregua, algunos sectores españolistas se jactaban de que, tras los atentados islamistas de Nueva York y Madrid, la organización vasca se había «achicado». Así mismo destacaban, morbosamente, la ausencia de víctimas o que las bombas eran de escasa potencia y, a veces, no estallaban porque utilizaban material caducado. […]
Antes de que ETA anunciara su última tregua, algunos sectores españolistas se jactaban de que, tras los atentados islamistas de Nueva York y Madrid, la organización vasca se había «achicado». Así mismo destacaban, morbosamente, la ausencia de víctimas o que las bombas eran de escasa potencia y, a veces, no estallaban porque utilizaban material caducado. También ridiculizaban a los comandos, afirmando que carecían de formación y se reclutaban a la desesperada en las tabernas, debido a la decadencia irreversible de la organización. En definitiva: esa ETA nada tenía que ver con la de los años 80, y la declaración de tregua era un síntoma de debilidad.
Pero después de la ruptura del alto el fuego, ETA ha demostrado que está tan fuerte como siempre, ejecutando varios atentados, algunos con víctimas mortales. Es de suponer que una organización al borde de la desaparición, actuaría, en una huída hacia delante, efectuando ataques demoledores e indiscriminados (similares a las masacres que realizan las «democracias» que nadie condena) y no los anunciaría previamente. Pero lejos de eso, ETA avisa media hora antes, que va a explosionar un coche-bomba, junto al cuartel de la Guardia Civil de Calahorra. No parece pues, que esté debilitada, o desmoralizada.
El todavía ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, jamás ha subestimado la capacidad de ETA, por eso afirma que «vamos a un ciclo largo de violencia». Sabe que, a pesar de que probablemente detengan a quienes participaron en el atentado que costó la vida del ex concejal socialista de Mondragón, otros tomarán el relevo, pues cuentan con un importante apoyo social. ETA no podrá derrotar militarmente al régimen español, pero sí puede desgastarlo y disponerlo para convenir una salida al enfrentamiento. Eso no es nada nuevo. A lo largo de la historia, le ha sucedido a Portugal, Francia, Inglaterra y otras potencias coloniales.
Por otro lado, la experiencia demuestra que ni este Gobierno ni otros, han logrado liquidar a ETA por la vía policial. Franco utilizó tribunales especiales, torturas, sobornos, estados de excepción y penas de muerte, sin resultado. Los sucesivos gobiernos del régimen legado por el dictador, tampoco han tenido éxito a pesar de utilizar el terrorismo de Estado, torturas y ejecuciones extra sumariales. Por ello, no es aventurado predecir que, si no se pacta, habrá conflicto para años.
El factor internacional, también ha irrumpido en el escenario. El régimen de Madrid está muy preocupado porque, desde la independencia de Kosovo, otros países comienzan a decir que en España existen naciones ocupadas. Vladimir Putin, denunció en una rueda de prensa que «la gente no quiere vivir en España en un Estado único», lo que provocó que se pidieran explicaciones al embajador ruso. Fidel Castro argumentó sobre la cuestión de Kosovo que «no se puede jugar con el asunto de las nacionalidades, cualquiera se da cuenta que con esos antecedentes, el País Vasco y Cataluña se podrían acoger a tal principio dentro de la Comunidad Europea» (Reflexión,»Espero no equivocarme»)
Yo sí desearía equivocarme, pero creo que España, como miembro de la OTAN y la UE, terminará reconociendo a Kosovo, e incurrirá en una contradicción forzada por su alineamiento, porque aceptaría la independencia de una provincia serbia, y seguiría impidiendo que los vascos -o los catalanes- decidan su futuro. ¿Qué sucedería si Rusia o Serbia reconocieran una eventual declaración de soberanía del País Vasco? En Los Balcanes existe un enorme mercado de aprovisionamiento de armas, allí pululan traficantes e intermediarios de muchos países, entre ellos Rusia y Serbia. ETA lo tendría fácil para adquirirlas, e incluso podría encontrar refugio político.
Mariano Rajoy declaró hace poco que «ETA debe perder toda esperanza de alcanzar sus objetivos políticos» (sic). O bien se contradecía, o estaba reconociendo que la organización vasca es un grupo político-militar. Sea como fuere, la única solución al conflicto es política; por tanto se hace imperativo abrir un nuevo proceso negociador- sin trampas impuestas en la sombra- que desemboque en un referéndum donde el pueblo vasco pueda pronunciarse. Si así sucediera, estoy seguro de que al día siguiente de celebrarse la consulta, ETA dejaría de existir por decisión propia.
Es posible que al Gobierno español, le esté pasando por delante el último tren que podría evitar la prolongación indefinida del problema vasco y el sufrimiento de mucha gente. El problema es que, una cosa es ser Gobierno, y otra ostentar el poder. Y éste sigue en manos de los que ladran aquello de «Por el imperio hacia Dios».