La policía local de Fuenlabrada es, sin ninguna duda, única. Contabilizan las agresiones de odio o xenofobia en un registro aparte, tienen una comisión intercultural para relacionarse y atender las necesidades de los inmigrantes, entregan un boletín con los derechos que tienen a los ciudadanos que identifican, consideran una pintada xenófoba un delito de odio, […]
La policía local de Fuenlabrada es, sin ninguna duda, única. Contabilizan las agresiones de odio o xenofobia en un registro aparte, tienen una comisión intercultural para relacionarse y atender las necesidades de los inmigrantes, entregan un boletín con los derechos que tienen a los ciudadanos que identifican, consideran una pintada xenófoba un delito de odio, no un acto de vandalismo y cortan una calle tanto para una procesión como para un rezo en Ramadán. La policía de esta ciudad madrileña es un elemento integrador que solicita que sus medidas se lleven a cabo a nivel nacional. Su jefe, José Francisco Cano de la Vega nos concede esta entrevista.
Fuenlabrada, ciudad de 200.000 habitantes situada a 22 kilómetros y medio al sur de Madrid, presume de policía local. No es la más efectiva del mundo, ni la más contundente, ni la que más temen los ‘malos’. Lo que hace diferente a la policía de Fuenlabrada es su forma de pensar. Su forma de concebir lo que debe ser un cuerpo de policía.
En el año 1999 la policía de esta localidad madrileña ya poseía un registro que contabilizaba los casos de violencia de género. Ni la Policía Nacional ni el Gobierno tenían por entonces un censo semejante y, a nivel estatal, las agresiones e incidencias con mujeres se contabilizaban junto a todas las demás, invisibilizando la gravedad del problema. Pocos años después, el Estado tomó nota de lo que se estaba haciendo en Fuenlabrada y lo convirtió en Ley. No sólo eso, sino que muchas de las medidas que ya implementaban los agentes fuenlabreños acabaron formando parte de la Ley Integral contra la Violencia de Género.
Entonces fueron pioneros y hoy lo vuelven a ser. El caso se repite pero, en esta ocasión, en lugar de mujeres los protagonistas son los inmigrantes. La policía de Fuenlabrada, con su jefe José Francisco Cano de la Vega al frente, ha creado la Plataforma por la Gestión Policial de la Diversidad. Esta plataforma, a la que se han unido varias ONG y otros cuerpos de policía como los Mossos d’Esquadra, defiende una serie de principios cuyo objetivo se resume en adaptar el comportamiento de la policía a la sociedad diversa que ya existe en España. «Se acabó la policía blanca e integrada por hombres que diferencia entre españoles y extranjeros. Necesitamos una policía que comprenda y sirva a las distintas culturas que hay en nuestro país de una manera justa e igualitaria», expresa José Francisco. Todos los principios que defiende la plataforma ya los aplica la policía de Fuenlabrada desde hace meses. No así la Policía Nacional ni el Ministerio, donde todavía no contabilizan las agresiones, delitos o incidentes relacionados con el odio, la xenofobia y el racismo.
¿Qué medidas o principios lleva a cabo la policía de Fuenlabrada para relacionarse, proteger y servir a una sociedad diversa en lo cultural como la que contiene la ciudad?
En primer lugar tenemos un registro en el que contabilizamos los incidentes motivados por el odio o la discriminación. Del mismo modo que se hace con la violencia de género, no registramos las agresiones xenófobas como una agresión sin más. Este registro debería ser nacional y existir desde hace años.
Otro punto que aplicamos es el establecer protocolos de actuación. Es decir, no dejamos al albur de cada policía qué delito se ha cometido. Pongo un ejemplo. Si un agente encuentra a alguien haciendo una pintada que pone ‘moros de mierda’, no dejamos que sea el agente quien establezca si eso es una falta por manchar el mobiliario urbano o un acto de vandalismo. Establecemos que algo así es una incitación al odio y el racismo, y el agente lo debe calibrar así.
En cuanto a lo de relacionarnos, en Fuenlabrada contamos con una comisión intercultural de seguridad ciudadana. Esta comisión es un instrumento para relacionarnos con las agrupaciones y asociaciones culturales de las diferentes realidades de la ciudad. Así, estamos en contacto permanente con las asociaciones islámicas, africanas, latinas, etcétera. Nos cuentan sus problemas, nosotros les explicamos cosas y nos han ayudado cuando ha habido problemas en comunidades cerradas. Eso deriva en que la mayoría de inmigrantes confía en nosotros, confía y cuenta con la policía, y no busca caminos alternativos que pueden acabar en mafias o autoridades paralelas a la oficial. No sólo eso. Nosotros también hemos aprendido a tener en cuenta sus necesidades y somos una policía que si corta una calle para una procesión en Semana Santa también pregunta en la mezquita si necesitan cortar alguna calle para rezar en Ramadán. Estamos para servir y atender a una sociedad diversa.
Con todos estos elementos la policía se convierte en un elemento integrador, no persuasor…
Efectivamente. Canalizamos la integración, les hacemos ver que pueden contar con nosotros y esto les iguala a los ciudadanos autóctonos.
¿Cree que deberían extender estas prácticas a la Policía Nacional?
Sin ninguna duda. Y cuanto antes. Francamente, la Policía Nacional sigue siendo una figura que provoca desconfianza y miedo a la mayoría de inmigrantes. Y eso no puede ser, son ciudadanos como los demás. Deben confiar en la autoridad. Además, la mayoría de los inmigrantes provienen de países donde la policía es corrupta o violenta, y debemos hacerles ver que aquí no sucede eso. Pero, sinceramente, aún estamos lejos de eso.
¿Por qué no hay policías inmigrantes?
Debería haberlos. Se acabó el estereotipo de policía blanca, masculina y católica. Nosotros, en Fuenlabrada, tenemos una academia gratuita para que mujeres e inmigrantes puedan optar a una plaza. El 2% de nuestra plantilla, que es poco pero es más que la media, es extranjera. Y nos resulta muy útil y enriquecedor.
¿Qué opina de las identificaciones masivas llevadas a cabo por la Policía Nacional?
Nosotros tenemos un protocolo para las identificaciones. Hacer identificaciones como las que está llevando a cabo la Policía Nacional es inútil e ilegal. Pero eso te lo dice la propia policía. Hay que seguir procedimientos por los que la identificación no responda a criterios raciales y explicar al ciudadano por qué se le está identificando. Nosotros tenemos un boletín que le entregamos a cada ciudadano que identificamos en el que se explican cuáles son sus derechos y dónde puede acudir si siente que se han vulnerado.
Nacho Carretero es miembro de GEA PHOTOWORDS