Manifestación en Madrid: No a la Constitución monárquica, III República Soberanía popular • Derecho de autodeterminación • Recuperación democrática Martes 6 de diciembre. 12.00 horas. Atocha – Pl. Jacinto Benavente Ciudadanos, ciudadanas: Hoy, 6 de diciembre, mientras diversas instancias gubernamentales y partidarias se aprestan a conmemorar el aniversario de la Constitución de 1978 y, al […]
Manifestación en Madrid: No a la Constitución monárquica, III República
Soberanía popular • Derecho de autodeterminación • Recuperación democrática
Martes 6 de diciembre. 12.00 horas. Atocha – Pl. Jacinto Benavente
Ciudadanos, ciudadanas:
Hoy, 6 de diciembre, mientras diversas instancias gubernamentales y partidarias se aprestan a conmemorar el aniversario de la Constitución de 1978 y, al tiempo, celebran el XXX aniversario de la restauración monárquica, los republicanos de toda condición, comprometidos con los ideales de Justicia, Libertad, Igualdad y Fraternidad, herederos del legado social, cultural y emancipador de la II República, hemos de manifestar nuestro más firme rechazo al modo en que la actual constitución impone a los españoles una monarquía heredera directa de la dictadura de Franco.
No podemos aceptar que se nos hurte la posibilidad de elegir forma de Estado, que, igualmente, no contempla una estructura Federal del mismo, que, asimismo, para el estado laico que propugnamos, constituye una burla la ausencia de independencia entre la Iglesia y el Estado, al estado laico que propugnamos, dando carta de naturaleza al anacrónico concordato con el Vaticano de 1953, que sigue garantizando la enseñanza de la religión en la Escuela Pública e institucionaliza las subvenciones a la enseñanza religiosa, el sostenimiento de su profesorado, del clero y sus instituciones.
Nos parece inaceptable que se que se discriminen los derechos de los ciudadanos frente a los de la monarquía al declarar «… los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento…» (art. 14). También conculca la Declaración Universal de los Derechos Humanos de NN. UU. de 1948, suscrita por España que en sus artículos uno y dos señala: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…» «Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Constitución que, a su vez, otorga al monarca amplios poderes como: «hacer guardar» la propia Constitución (art. 61) y el de ejercer el «mando supremo» de las Fuerzas Armadas (art. 62 h). Fuerzas Armadas que tienen la extravagante y no menos preocupante misión de defender «el ordenamiento constitucional», además de «garantizar la soberanía e independencia de España» y de «defender su integridad territorial» (art. 8). Aspectos que se utilizan como arma arrojadiza contra las demandas de un mayor autogobierno por parte de las nacionalidades del Estado Español. Constitución que declara al rey no responsable de sus actos (art. 56.3), es decir que no puede ser juzgado en caso de delito. A modo de colofón le asigna, vía Presupuestos del Estado, una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, (art. 65) 8 millones de Euros para el año 2006, que distribuye libremente y sin obligación de declarar IRPF ni patrimonio, perpetuando, de tal forma, «privilegios y derechos» po r «razones de nacimiento». Así la igualdad ante la Ley, principio recogido en la Constitución de 1978, se encuentra negada, cuando se considera a la monarquía como «inviolable», por encima de toda Ley. Toda una burla a la misma constitución, a la Democracia, al Pueblo y a su Parlamento.
Con no menos convicción, denunciamos el incumplimiento de los aspectos sociales positivos de la misma y que a lo largo de estos veintisiete años se mostrado incapaz de dar respuesta a los graves problemas que persisten en nuestro país. Hoy, cuando desde las instancias gubernamentales y de la Unión Europea se afirma que los índices e la economía española son muy favorables, las condiciones de vida de buena parte de la población son cada vez más insostenibles. La juventud apenas tiene posibilidad de un trabajo estable y de una renta suficiente para acceder a una vivienda en propiedad o de alquiler en un país con más de tres millones de pisos vacíos; el paro continúa en cotas preocupantes; el treinta por ciento de los trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes, tienen contratos precarios y temporales; los inmigrantes sufren condiciones de trabajo que rozan la esclavitud; no se pone coto a los accidentes laborales y cada día mueren cuatro trabajadores por esta causa; a pesar de las promesas, la mayoría de las pensiones no alcanzan el mínimo vital y cada día son más exiguas por el impacto de los precios y como consecuencia una política fiscal injusta que sigue beneficiando a las rentas más altas y al capital financiero. Política fiscal que, al tiempo, incide negativamente en la calidad de los servicios públicos y cuyo deterioro se hace más patente en la sanidad y en la educación.
El republicanismo, los valores de Justicia, Libertad, Igualdad y Solidaridad son incompatibles con la política económica neoliberal que desde las instancias del gobierno se viene llevando a efecto. El liberalismo y el neoliberalismo son la negación de la Democracia al atentar contra todos y cada uno los mismos principios republicanos.
En contradicción con los valores laicos que, asimismo, el republicanismo representa, el Gobierno, acosado por la derecha más cerril y clerical, se empeña en mantener los privilegios a la Iglesia Católica, en permitir la enseñanza de la religión en la escuela y seguir sosteniendo la enseñanza privada en detrimento de la pública, perdiendo el PSOE una oportunidad histórica de promover una reforma educativa auténticamente laica.
Se vuelve a pervertir el concepto al tratar de cercenar las demandas de mayor autogobierno por parte de comunidades y nacionalidades históricas, el avance hacia la España Federal por la que los republicanos abogamos.
Asimismo, la Paz como valor republicano, nada tiene que ver con ese «republicanismo cívico» que el Sr. Zapatero preconiza, mientras desde las instancias gubernamentales se concilian tratados y aún se mantienen bases extranjeras que mancillan la propia independencia y soberanía nacional, que posibilitan la agresión a otros países y que facilitan al imperio del Sr. Bush el atropello de los derechos humanos.
De la misma manera, el reconocimiento de la legitimidad y legalidad de la II república, la ilegitimidad del alzamiento del 18 de julio de 1936 el proceso de recuperación de la memoria en torno a hechos y situaciones referidas a la represión franquista durante la Guerra Civil y durante la dictadura, de reparar la desigualdad y la memoria de aquellas personas que sufrieron cárcel, represión, muerte o exilio, por defender unos valores democráticos y de libertad sigue sin resolverse después de 30 años. La resolución de este agravio no cabe desde ningún republicanismo de salón sino desde el compromiso y la voluntad política de llevar al Parlamento el proyecto de Ley de restitución de la memoria que el gobierno se comprometió llevar a efecto.
También se equivocan aquellos que pretenden que en nuestra «feliz monarquía del republicanismo cívico» existen las posibilidades de acceder a una cultura integral, accesible a toda la ciudadanía. La Cultura republicana consiste, primordialmente, en concienciar a los hombres y mujeres de su papel de ciudadanos, una apuesta por la constitución de los hombres y mujeres en sujetos protagonistas. Nuestra monarquía sólo puede subsistir bajo las premisas del pensamiento cero, de la ausencia de crítica, del predominio de las revistas y de los programas cada vez más indecentes. Por ello, la cultura republicana es incompatible con la monarquía. No hay republicanismo cívico que valga, mientras subsistan los privilegios. La monarquía, por razón, es antidemocrática y como tal debe ser abolida..Hay que optar, hay que definirse.
En fin, es un hecho, que los anhelos republicanos, los valores de Justicia, Libertad, Igualdad y Fraternidad que la República representa, no se agotaron ni con el franquismo ni con la transición y día a día se van afianzando en el seno de la ciudadanía y de los pueblos que conforman el Estado Español. Los sentimientos, adhesiones y compromisos que se manifiestan de manera creciente en apoyo de la República, si pretendemos que ésta sea una realidad, deben ir aterrizando y confluyendo en torno a una propuesta política. Propuesta que debe ir más allá que el cambio en la Jefatura del Estado y en torno a un marco común de valores, de derechos y de libertades en los que los republicanos nos sintamos identificados. El debate sobre esta cuestión conseguirá -junto con el avance de la idea republicana- la cohesión política y social en torno al proyecto constitucional de la III República.
Por una república federal laica y solidaria. Por la recuperación de la memoria histórica. Por una política económica y social de progreso. Por los derechos sociales y políticos de los ciudadanos y ciudadanas. Por la independencia nacional y la solidaridad entre los pueblos. Por la consecución de la legítimas aspiraciones de los pueblos de España.
¡Viva la República!
Partido Comunista de Madrid, Izquierda Republicana, Juventudes Comunistas (UJCE), Foro por la Memoria, Asociación Manuel Azaña, Unidad Cívica por la República (UCR).