Juan Carlos Martínez, director de EL CORREO ESPAÑOL tras explotar una bomba de ETA en su taller: «No nos silenciarán» Teresa Toda, periodista de EGIN: «Nuestro derecho a la libertad de expresión ha sido negado» Juez de la Audiencia Nacional: «No es de nuestro interés» Sugirió Nietzsche que «no hay hechos, sólo interpretaciones», y quizás […]
Juan Carlos Martínez, director de EL CORREO ESPAÑOL tras explotar una bomba de ETA en su taller: «No nos silenciarán»
Teresa Toda, periodista de EGIN: «Nuestro derecho a la libertad de expresión ha sido negado» Juez de la Audiencia Nacional: «No es de nuestro interés»
Sugirió Nietzsche que «no hay hechos, sólo interpretaciones», y quizás por eso es natural que la prensa, como los periodistas, sea diversa. Si le dejan.
Y es que el ejercicio del derecho al libre pensamiento continúa aún hoy cercenado en Euskal Herria, por eso es justo y urgente que exijamos una vez mas a ETA que retire la amenaza a todos los periodistas y medios de comunicación, sin límites ni excepciones, mas no temporalmente, ni de forma «ofensiva», sino incluyendo las «defensivas» y para siempre.
También lo es que el Estado español libere a los dos últimos periodistas en prisión de un medio de comunicación vasco injustamente cerrado, como es el silenciado caso de Javier Salutregi y Teresa Toda.
Las periodistas y los periodistas vascos somos diversos y ni ETA ni el Estado puede ni debe moldearnos a su conveniencia. En aras de convivir pacíficamente, tenemos que ser nosotros mismos quienes encontremos, no necesariamente similitudes, pues tenemos derecho a ser diferentes, sino quizás complementariedades.
Pero antes de ser blanco de las legítimas y recurrentes críticas de los sectores intransigentes que consideran ofensivo incluir en un mismo artículo a todas las víctimas de las violaciones de los derechos humanos que en nuestra tierra se cometen, cabe recordar que solo la unidad de los profesionales que trabajamos en la información y la firme identificación de todos los abusos cometidos, conseguirán contribuir a un necesario escenario de paz.
En la Euskal Herria actual, sin olvidar el pasado y de cara al futuro, hemos de defender a los redactores de todos los medios amenazados por ETA, así como a los periodistas encarcelados de EGIN que cumplen penas de mas diez años. Primero porque es justo y segundo porque sus derechos son nuestros derechos, por encima de intereses ideológicos o empresariales.
Cualquiera que haya leído historia sabrá que la lucha por la defensa de los derechos humanos, y en este caso, del derecho a la libertad de prensa e información, no ha sido precisamente un camino de rosas. Aquellos hitos y conquistas están impresas en las leyes universales de nuestros días, pero quizás, mas allá de lo obvio y de lo explícito, necesitamos identificar y valorar el trabajo previo, valiente y humilde de los encuentros, acuerdos o pactos que hicieron posibles esos grandes progresos.
En la violentada historia del periodismo vasco todo lo malo está ya escrito, entonces todo lo mejor queda por escribir, mas como siempre: si nos dejan.
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