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¿Por qué estamos matando el río Ebro?

Fuentes: Rebelión

Acabada la reciente cumbre sobre el cambio climático celebrada en París, llegando a una serie de acuerdos, que desde mi punto de vista son totalmente insuficientes ante la gravedad del problema que tenemos para la supervivencia de la Tierra y de los seres humanos.Amplios sectores de la sociedad española no son conscientes del duro futuro, […]

Acabada la reciente cumbre sobre el cambio climático celebrada en París, llegando a una serie de acuerdos, que desde mi punto de vista son totalmente insuficientes ante la gravedad del problema que tenemos para la supervivencia de la Tierra y de los seres humanos.
Amplios sectores de la sociedad española no son conscientes del duro futuro, que nos espera. Nuestro planeta está cambiando muy rápidamente como consecuencia de la acción depredadora del hombre y de su falta de respeto por el planeta Tierra.

Delta del Ebro ¿Sobrevivirá? O esta foto será solamente un recuerdo de lo que fue.

En lo más cercano que tenemos, el cambio climático ya se nota en todo su esplendor en la cuenca del río Ebro. Mírenlo bien y los que son muy mayores, recuerden como eran nuestros ríos y como son ahora. Veamos algunos datos.

Las aportaciones de agua que llegan de los ríos de la cuenca al Ebro, han descendido un 21,1 % entre los años 1995-2015, es decir, en solamente veinte años lo que ya se ha perdido. Con estos datos ya es totalmente inviable el trasvase del Ebro. Sin embargo, todavía podemos oír declaraciones insensatas fruto de la ignorancia como el de Ribera de Ciudadanos, cuando dice que el agua se tira al mar.

Según el CEDEX, organismo del Ministerio de Medio Ambiente, se prevé que el Ebro pierda otro 18-32% de su caudal entre los años 2070-2100.
Para el conjunto de España, en los últimos veinticinco años se han reducido un 20% los recursos hídricos disponibles. Sirva como ejemplo, la cuenca del río Segura, que en los últimos veinte años su disminución hídrica ha sido del 40%.

España tendrá un déficit hídrico estructural que afectará a más de la mitad de la península destacando sobretodo las cuencas de Júcar, Segura, Guadiana, Guadalquivir, todo el arco mediterráneo y cuenca del Ebro.

Avanzamos sin ningún remedio hacia un colapso hídrico y medio ambiental consecuencia de la inacción de nuestras clases dirigentes. Nos estamos quedando sin agua y se deben hacer políticas hídricas que solucionen y aminoren las graves consecuencias que tendrá la carencia de la misma.

La situación del Ebro en diciembre de 2015 es simplemente catastrófica. Su caudal a su paso por Zaragoza a treinta de diciembre, es el caudal mínimo ecológico y esto nunca había sucedió en invierno. Si sigue así en diciembre ¿qué pasara en julio y agosto?

Los afluentes Aragón y Gallego, no alcanzan el nivel ecológico mínimo. Los ríos Irati, Najerilla y Zadorra en diciembre ya no pueden garantizar la supervivencia de sus ecosistemas. Los ríos Cidacos y Arnedillo están secos.

La serie histórica del caudal del río Ebro es de 15.400 Hm3. El año 2014 ya sólo tuvo 11.906 Hm3 y debemos saber que la mitad de esa agua no es aprovechable por provenir de riadas.

Si en 2015 el nivel de nieve y precipitaciones han sido muy inferior al de 2014, es previsible un descenso muy acusado de su caudal medio.
No hay nieve en las montañas y en los últimos cuatro meses los ríos que provienen del Pirineo y son afluentes del Ebro sólo han aportado la mitad de lo que aportaban otros años.

Si seguimos las previsiones de la Oficina de Planificación de la Confederación Hidrográfica del Ebro, la alteración de la meteorología restará unos 600 Hm3 anuales a la cuenca, que pasará a engrosar el que ya se tiene. Esto significa, que la cuenca del Ebro tendrá en el año 2020 un déficit hídrico de 1500 Hm3.

El déficit hídrico que presentan otras cuencas hidrográficas son: la cuenca del Segura con unos 400 Hm3 de déficit,, la zona oriental de Andalucía es de 300 Hm3, la cuenca del Júcar es de 245 Hm3 y Cataluña con 78 Hm3. Como pueden comprobar el drama hídrico es dantesco actualmente con el cambio climático se acentuará. La realidad es que nos estamos quedando sin agua.

Una de las primeras consecuencias, es que el delta del Ebro en un plazo medio de tiempo, desaparecerá. Dos son los motivos, por un lado, el crecimiento del nivel del mar Mediterráneo y por el otro por la débil aportación de agua del Ebro, que hará que el mar entre en su cauce, como ya sucede en sus últimos 35 km.

Si esto que estamos viendo se produce con un calentamiento global de menos de un grado, imagínense lo que sucederá con el crecimiento entre un grado y medio y dos grados, que es la conclusión de la Conferencia de París.

Los efectos del cambio climático ya están aquí y sus consecuencias son las fuertes inundaciones que estamos viendo por todo el mundo y las prolongadas sequías que se están empezando a sufrir. La cruda realidad es que nos estamos quedando sin agua y hay que tomar medidas hídricas con carácter urgente. Entre un amplio número de medidas deberían estar las siguientes.

Reducir la superficie de la agricultura de regadío a unos tres millones de hectáreas. Estas deberían tener un uso eficiente del agua. Debemos saber que el 80 % del consumo nacional lo realiza la agricultura. Aquí en Navarra, se sigue ampliando en número de hectáreas de regadío con la expansión del canal de Navarra, mientras que los propios agricultores entre 2000-2010 habían reducido en 10.000 ha de regadío por no poderlas atender.

Debemos hacer una amplia reformulación de la planificación urbanística actual, teniendo en cuenta la escasez del agua y de otras fuentes energéticas. El desarrollo turístico de toda la costa mediterránea, está depredando los pocos recursos hídricos. Debemos saber que el consumo hídrico de un turista es cinco veces superior al de un autóctono. Así como se debe buscar en el mundo industrial un uso eficiente del agua.

Debemos mejorar la gestión de los territorios fluviales. Sirva como ejemplo que todavía en España hay dos millones de pozos ilegales de agua y ningún gobierno ha sido capaz de controlarlo. Las administraciones están respondiendo a estos problemas hídricos del país construyendo más presas y encauzamientos, sin darse cuenta, que el cemento no es la solución, sino que pasa por hacer una política racional de oferta y demanda y que el agua es un bien público al servicio de la mayoría y no en la defensa de intereses de las constructoras y multinacionales.
Debemos mejorar y recuperar los humedales como auténticos pulmones de depuración natural del agua. Cuidar y mimar los agotados acuíferos esquilmados por los pozos ilegales. Implantar sistemas de drenaje sostenibles en las ciudades.

Todos estos problemas, que se irán incrementando según avance la intensidad del cambio climático, hará que las tensiones por la gestión del agua aumenten entre los distintos territorios ¿Saben que existen guerras por el agua? Si no las queremos, empecemos a solucionar con carácter urgente los problemas que se nos vienen encima. Está claro que ya debemos iniciar la adaptación hídrica del país y cuanto antes la hagamos mejor, para no tenerla que hacer de forma mucho más brusca y traumática.

Todos los ciudadanos tendríamos que ser conscientes de lo que está sucediendo con el tema del agua y exigir a los políticos medidas racionales, que sirvan para garantizar nuestra supervivencia como seres humanos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.