Hace unos días el Coordinador de IU y diputado en la Asamblea de Extremadura, Pedro Escobar, comentaba en una reunión de cuadros políticos de esta organización, que la decisión de abstenerse en la sesión de investidura del Presidente de la Junta Autonómica ‘se revelaba acertada’, añadiendo ‘y cada vez más’. Esa intuición es ampliamente compartida […]
Hace unos días el Coordinador de IU y diputado en la Asamblea de Extremadura, Pedro Escobar, comentaba en una reunión de cuadros políticos de esta organización, que la decisión de abstenerse en la sesión de investidura del Presidente de la Junta Autonómica ‘se revelaba acertada’, añadiendo ‘y cada vez más’. Esa intuición es ampliamente compartida por una mayoría de la población extremeña y sobre todo por el electorado de la izquierda unida. Después de 28 años sin interrupción de gobierno socialista, había un clamor en Extremadura por el cambio político, y finalmente éste ha venido a ser precipitado por la crisis económica que sacude a los países desarrollados.
Todos conocíamos unos cuantos casos de corruptelas, tráficos de influencias, agravios comparativos, favoritismos, clientelismos, persecuciones de disidentes, y demás deformaciones de la vida pública que se habían producido por el ejercicio continuado del poder en nuestra democracia representativa de baja calidad. Pero a la mayoría eso no le preocupaba gran cosa. Gracias a la bonanza que ha bendecido nuestra región en las últimas décadas, esa modesta corrupción regional podía parecer el precio que hay que pagar para vivir tranquilos,… ¡sobre todo si lo comparamos con aquellas tragedias que vivieron nuestros padres! Por eso, votación tras votación el pueblo extremeño había revalidado esa situación, hasta que un buen día de mayo del 2011 se decidió a decir basta. El grito de ¡Refinería NO!, que nació en Tierra de Barros fue la primera señal de alarma de que la actitud complaciente hacia el poder había llegado demasiado lejos y las cosas no podían seguir como estaban.
Y en efecto, esa intuición se ha demostrado certera: en estos pocos meses de legislatura han ido apareciendo cientos de casos de sueldos inflados, complementos exagerados en nóminas descontroladas, facturas exorbitantes a nombre de enchufes, cargos innecesarios asignados a parientes y amigos, gastos suntuosos para mayor boato de oportunistas y sectarios del partido gobernante, dinero derrochado a manos llenas que fluía hacia bolsillos privados engordados a costa de lo público. El desorden y la falta de control han llevado a las cuentas públicas extremeñas hacia una situación catastrófica. Era necesaria una remodelación de los cargos de la administración, en aquellos lugares donde se había instalado una piratería de guante blanco, que aprovechaba la afluencia de capitales generada por las subvenciones europeas para aumentar su propio peculio. El monto de sostener tantas sanguijuelas puede llegar a sumar unas decenas de millones de euros; tal vez centenas: ya sólo el despacho que el Sr. Rodríguez Ibarra se había auto-asignado costaba dos millones a la ciudadanía extremeña. Un capital que hoy necesitamos para afrontar en Extremadura la profunda crisis económica que está atravesando la economía mundial, y especialmente en Europa.
Gracias al nuevo gobierno que rige nuestra región, se está haciendo una limpieza a fondo del aparato burocrático de la Junta, eliminando cargos inútiles y salarios opulentos: se han descubierto chóferes que cobraban por hora lo que un mariscal de campo en tiempos de guerra. La política de austeridad que ha adoptado el partido de la derecha gobernante para afrontar la crisis económica, es la más adecuada para esa necesidad perentoria de sanar el cuerpo enfermo de la administración extremeña, comida por la sed de tantas garrapatas crecidas con la venia del régimen ibarrista del ‘bellotari’.
La aritmética electoral y el reparto de los escaños que emergió del 23 de mayo en Extremadura, han hecho posible este milagro. A IU le basta abstenerse para condicionar la política del PP y conseguir cumplir sus objetivos mínimos. El PP a cambio de esa abstención ha moderado su política derechista para situare en el centro político. Es un acuerdo sensato entre aquellos que tienen la responsabilidad histórica de conducir el cambio de régimen en Extremadura hacia un nuevo orden social más justo. Por eso, José Antonio Monago solicitó y obtuvo permiso a la dirección nacional del PP, para apartarse de la línea política nacional y poder tomar esas decisiones políticas que permiten que IU no tenga que votar en contra y siga manteniéndose en la abstención. De ese modo, el control que la minoría ejerce sobre la mayoría evita que se repitan situaciones de prepotencia y despotismo, como las que se han estado observando entre los políticos del anterior gobierno en años recientes. Evita también que el PP adopte las políticas de ajuste más duras y modere su radicalismo derechista, situándose en el centro del espectro político.
Es evidente que como coordinador de área programática de IU, sería mi deseo llevar hasta final los pormenores del programa que hemos elaborado. Pero no es menos evidente que el pueblo extremeño no está preparado para ello, y que este momento político puede considerarse un paso en la dirección que conduce hacia el programa de la izquierda extremeña. El PP ha aceptado gobernar con una serie de medidas exigidas por IU que incluyen la renta básica, la protección de los más débiles, la transparencia en la gestión de la administración, la justicia en la distribución de la riqueza, el suministro de bienes públicos indispensables y el fortalecimiento de la planificación y el control de la economía. Esperamos poder solucionar también los casos de injusticia que se han estado produciendo estos años a causa de la persecución de los intelectuales críticos por parte del poder político. De es modo, podemos afirmar que hoy en día Extremadura goza de una situación política envidiable, comparable a la de otras regiones afortunadas de nuestra geografía donde la diversidad política hace imposible el dominio absoluto de un solo partido durante décadas. Esperemos también que podamos gozar de ello muchos años.
Sin embargo, estos días IU ha tenido que sufrir una dura prueba. La elección de Beatriz Maesso como presidenta del CEXMA (Corporación Extremeña de Medios Audiovisuales) requería un apoyo activo de los diputados de la coalición de izquierda; no bastaba con abstenerse. El apoyo activo, es decir votando a favor de la candidata del PP en el CEXMA, se ha llevado a cabo tras firmar el Acuerdo de Bases para el Cambio del CEXMA entre PP e IU, que incluye junto a la necesaria limpieza de las adherencias espurias, el compromiso para crear una auténtica televisión extremeña con un contenido propio, educativo y de entretenimiento, producido por profesionales y empresas de nuestra región. Un documento de 11 puntos servirá de hoja de ruta a la Sra. Maesso para orientar la gestión de la televisión extremeña; adviértase que es ésta la única Comunidad Autónoma del Estado español, donde la gestión de la televisión pública está sometida al control de las instituciones democráticas. Es todo un logro.
Sin duda, resulta un difícil trago para un partido de izquierdas votar con su contrincante político natural. Pero las características de la política española son tales que lo inverosímil se torna lo más evidente. Al mismo tiempo que el PSOE se fue transformando en las últimas décadas, desde su origen marxista a su actual línea política neoliberal y mafiosa, la práctica política en el Estado español se ha hecho enrevesada y confusa. En esas circunstancias de extrema incertidumbre, es necesario actuar con extrema prudencia y optar por el mal menor. Eso explica el voto positivo a Beatriz Maesso y esperamos que esta situación no vuelva a repetirse demasiadas veces.
Pero mientras el gobierno del PP siga aceptando las condiciones que IU establece, nosotros no podremos hacer otra cosa que seguir manteniendo nuestro apoyo a este gobierno. El electorado extremeño no entendería que no lo hiciéramos así. Otra cosa sucederá cuando las circunstancias actuales cambien y se produzcan nuevas alianzas. En efecto, la profundidad de la crisis se anuncia de tal magnitud, que no sería de extrañar un gobierno de concentración nacional después del 20 N; en éste el PSOE apoyaría directamente al gobierno del PP, para manejar una situación que se prevé muy complicada y que puede necesitar cambios en el ordenamiento jurídico fundamental del Estado, como ha sucedido recientemente con la reforma de la Constitución. Cuando llegue ese momento, ¿seguirá siendo la comunidad extremeña la excepción que confirma la regla?
Es pronto para decirlo. En el futuro inmediato nos preocupa la aprobación del presupuesto para el próximo año. IU ha señalado aspectos claves del Estado social que no pueden ser tocados por decisión del gobierno extremeño: educación, sanidad, dependencia y renta básica. Tenemos la impresión de que el PP va aceptar nuestras condiciones, porque de otra forma iríamos a elecciones anticipadas con el riesgo de volver a la situación anterior con un gobierno socialista recomponiendo su red clientelar -lo que podría ser calificado de grave irresponsabilidad. De hecho ya se ha publicado la noticia de que la dirección del PP está considerando la introducción de la renta básica de ciudadanía. Veremos qué diseño van a hacer de esa reivindicación fundamental.
La minoría de IU garantiza que la política de austeridad no pueda dirigirse a disminuir la calidad de vida de los trabajadores y las clases populares de nuestra región. Por el contrario, se trata de eliminar la riqueza superflua de tantos oportunistas al servicio de su propio egoísmo. Esa línea política está en sintonía con las exigencias de la coyuntura económica. En efecto, según explica el economista Pedro Montes, antiguo funcionario del Servicio de Estudios del Banco de España, la deuda española con otros países acreedores alcanza la cifra de 2,3 billones de euros. De ese monto sólo 300.000 millones corresponde al Estado: la mayor parte de esa deuda, cerca de 2 billones, corresponde al endeudamiento privado. No se trata, por tanto, de adelgazar el Estado, sino de exigir a la ciudadanía responsabilidad en el consumo y en el gasto. No olvidemos además que el consumo desmedido es una de las causas de la destrucción del medio ambiente y los problemas ecológicos que estamos padeciendo. Por eso, la dirección de IU en Extremadura, a la que pertenezco, mantendrá el actual rumbo político mientras esté en condiciones de ello. Y esperamos que sea el inicio de un viraje más radical y decisivo que el futuro de nuestra región está exigiendo cada vez con más fuerza.
Miguel Manzanera es profesor de filosofía y activista político incansable. Fue el autor de la primera tesis doctoral sobre la obra de Manuel Sacristán.
Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/diputados-iu-extremadura-han-apoyado-voto-candidata-pp-para-cexma