Mauricio recibió con alborozo la noticia de que los pobres podrán disfrutar de tres días sin IVA, como anunció el presidente Iván Duque. «Este hombre sí piensa en nosotros, mija«, le dijo a su esposa mientras desayunaban con café negro y un pan pequeño, en el rancho que habitan en Siloé, zona de ladera del suroccidente […]
Mauricio recibió con alborozo la noticia de que los pobres podrán disfrutar de tres días sin IVA, como anunció el presidente Iván Duque. «Este hombre sí piensa en nosotros, mija«, le dijo a su esposa mientras desayunaban con café negro y un pan pequeño, en el rancho que habitan en Siloé, zona de ladera del suroccidente de Cali.
A menos de diez cuadras se encuentra uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad, y ellos a duras penas van a ver vitrinas los domingos en la tarde, para desaburrirse. Llevan a sus dos niños, pero antes de salir les advierten: «No se antojen de nada, que no hay plata«. A duras penas pueden conformarse con una paleta de hielo y anilina.
La mujer lo miró como quien, por primera vez, descubre la inocencia de alguien.
«Con los ingresos que tenemos, Mauricio, apenas sobrevivimos. ¿De dónde vamos a sacar para ir de compras? Aterrice mijo, eso lo dice él para bajarle tono al paro; pero esos beneficios no son para nosotros. No coma cuento, por Dios«, le dijo mientras recogía la loza plástica para colocarla en el fregadero.
Ella a sus cuarenta y tantos años no estudió economía ni sabe nada sobre el coeficiente de Gini, que es una medida de la desigualdad en los ingresos ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Lo que sí sabe es que el salario mínimo es justamente eso: mínimo, y no alcanza para sobrevivir en un país como Colombia, en donde cada día los artículos de primera necesidad amanecen con nuevos precios.
Una propuesta populista
El anuncio de Duque es una burla a las expectativas del cada vez más grande número de personas pobres en Colombia. Y desearía escuchar a economistas de los dos sectores-quienes defienden el establecimiento y aquellos que viven la realidad del país–, que contradigan una tesis que cobra cada día más fuerza: esa jornada sin cobro de Iva o la devolución del mismo a la gente, es sencillamente inviable.
Los comerciantes no están dispuestos a pagar el precio
Por supuesto, la Federación Nacional de Comerciantes-Fenalco-salió a secundar la generosidad y brillantez del presidente. Y citaron el ejemplo de España. Lo que no explican es que en España, en los días sin IVA, los comerciantes le pagan al fisco lo que no se les cobra a los consumidores, es decir, que el gobierno no reduce sus ingresos. Y creo no equivocarme al afirmar que los comerciantes criollos no van a asumir ese costo.
Lo más fácil es salir a respaldar la iniciativa, lo difícil reconocer que ellos también deben sumarse. Y ahí sí, el asunto como que no suena.
Sobre la base de que no es factible su materialización en el corto plazo, concluimos que la propuesta de Duque es abiertamente populista y demagógica, esgrimida en un momento coyuntural del país y que no prosperará.
Dicho sea de paso, tampoco se puede confiar en la propuesta de su tutor, el senador Álvaro Uribe Vélez de reducir la jornada laboral en Colombia.
Debería ser así, pero cualquiera sospecha de alguien como él que para golpear a la clase trabajadora, promovió las Leyes 50 y 100 que tocaron las esferas laboral y de salud, tan perjudiciales, y cuyas consecuencias se han visto reflejadas en altos índices de desempleo, y el surgimiento de las EPS que prestan un servicio como si los pacientes estuvieran yendo por misericordia y no por el pago de la cuota correspondiente.
Una abierta contradicción
Retomamos la idea. Quien tiene ingresos mínimos y a duras penas sobrevive, sabe que tres días sin IVA serán muy lejanos a sus posibilidades adquisitivas.
Ahora, el gobierno nacional que anda buscando plata de dónde sea al tramitar en el Congreso la Ley de Crecimiento Económico que enmascara una nueva carga tributaria para la clase media y media baja, no va a llevar a cuestas el enorme hueco económico que le representan esas jornadas de exención.
Recuerde que sería en enero (cuando las personas andan sin plata y llenos de deudas), en julio (cuando se han pagado las deudas acumuladas aprovechando la prima de mitad de año, si es que la recibe) y en diciembre. Eso es semejante al caso de Mauricio y sus hijos cuando, al llevarlos al centro comercial, les dice: «No se antojen de nada, que no hay plata«.
El gobierno sin duda no estará dispuesto a «darse la pela», sobre todo cuanto esos ingresos del IVA son uno de sus principales bastiones para fortalecer la economía.
Productos que no son de fácil adquisición para los pobres
Ahora le invito a considerar los productos exentos del IVA. De acuerdo con el proyecto serían maletas, bolsos, gafas de sol, paraguas, pañoletas, electrodomésticos, vestuario.
Todos los anteriores, de muy difícil adquisición para quien se gana un mínimo o un poco más.
No me imagino a la esposa de Mauricio interesada en la exención del tributo para estrenar un bolso nuevo o unas gafas de sol para lucir en Siloé, si sabe que con esos recursos podría mejorar las condiciones en otras áreas, como mejorar la alimentación.
El Presidente Duque salió culebrero, es decir, un cazador de incautos aprovechando que los niveles de inconformidad son altos en Colombia. Y para tratar de debilitar ese grado de rabia y frustración contenidas por años, esgrime promesas como los tres días sin IVA, aun sabiendo que al decirlo, ni él mismo se lo cree. En pocas palabras, es otra forma de burlársele en la cara a los más necesitados…
Blog del autor www.cronicasparalapaz.wordpress.com
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