Dentro del Título I de la Constitución española –De los derechos y deberes fundamentales-, en el capítulo III –De los principios rectores de la política social y económica-, el Artículo 40.1 indica: «Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal […]
Dentro del Título I de la Constitución española –De los derechos y deberes fundamentales-, en el capítulo III –De los principios rectores de la política social y económica-, el Artículo 40.1 indica: «Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.»
Pero nunca en la historia de la actual Constitución española se ha producido una situación de pleno empleo, resultando posible añadir, inclusive, que ninguna -o casi ninguna- formación política ha planteado recientemente, y ante la gravedad del contexto económico actual (más del 20% de la población activa desempleada), un objetivo programático de pleno empleo y de consecución en el corto plazo.
Cuestión, aunque parezca mentira, en absoluto baladí, ya que los preceptos constitucionales fueron aprobados para establecer su cumplimiento sin que sobre ellos recayese discrecionalidad alguna por parte de los poderes y agentes institucionales.
De ahí que de no observarse una situación de pleno empleo en el actual mercado laboral ello sea debido a que o bien no se ha realizado «de manera especial una política orientada» a la consecución de dicho objetivo, o bien el ejercicio de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial ha sido estrepitosamente fraudulento en este sentido, situación ante la cual el actual sistema democrático de España debería de disponer de los pertinentes mecanismos, también constitucionales, para la debida rendición de cuentas ante la soberanía nacional (recuérdese; «reside en el pueblo español»).
Por consiguiente, ¿que por qué no ha habido nunca pleno empleo en España? Lo diremos de nuevo y de todas las únicas formas posibles. Porque los poderes públicos no han realizado de manera especial una política orientada al pleno empleo. Y porque, ahora, o en el instante siguiente en el que usted decida sentarse ante su televisor, cualquiera de los candidatos al próximo gobierno de la nación podrá aparecer disputando una simpática partida de futbolín, al tiempo que le confirma a un graciosillo cantante de rancheras/»periodista» que sí, que esta idea de mostrarse ante la gente así es total no solo porque le humaniza como representante político sino también porque le homogeneiza con el conjunto de los representados.
Será entonces cuando usted piense: «¡Y una mierda!, ¡siguiente candidato, por favor!» Tan solo aquél cuyo sueldo sirva para defender alguno de los artículos más mentirosamente bellos, por el momento, de nuestra Constitución.
Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/11/por-que-no-pleno-empleo-espana.html