No somos dados a loar mucho a simples mortales. Nuestro modelo y fuente suprema de inspiración es otro. Estimamos, sin embargo, la humana ejemplaridad. Como esa que, con una coherencia a prueba del tiempo, no ceja en la defensa de la dignidad. Y nos congratulamos cuando vemos esos valores reflejados en un raro personaje público […]
No somos dados a loar mucho a simples mortales. Nuestro modelo y fuente suprema de inspiración es otro. Estimamos, sin embargo, la humana ejemplaridad. Como esa que, con una coherencia a prueba del tiempo, no ceja en la defensa de la dignidad. Y nos congratulamos cuando vemos esos valores reflejados en un raro personaje público que rompe moldes. Para vergüenza, si la tuvieran, de la inmensa mayoría de los demás.
Julio Anguita ha decidido dar un nuevo paso al frente. Veterano luchador, alma sensible y profunda, lleva años horrorizado ante la deriva del mundo y en particular de España. Como tantas veces en el pasado (no a la corrupción felipista, juicio al belicista Aznar, contra la dictadura de los «mercados»…), vuelve a alzar su voz para reclamar justicia y acción en este país dominado por la pasividad de los muchos y la hiperactividad de los más aprovechados.
Y así, frente a la mediocridad política y moral exhibida por sus compañeros andaluces de IU, que subieron electoralmente protestando contra los recortes sociales y están dispuestos a practicarlos ahora, él sigue adelante caiga quien caiga (aunque fuera él mismo). Con la cruda lucidez de quien se entrega a una misión fraternal y está por encima de arribismos, demagogias y medias tintas, ya hace unos meses afirmó: «Va siendo hora de que los hombres y mujeres que nos reclamamos de la izquierda asumamos con todas sus consecuencias que hemos perdido la guerra. No se trata de una derrota parcial en una fase histórica precisa del desarrollo del sistema al que, mal que bien, hemos combatido. Es el final de un enfrentamiento multisecular que se ha saldado con el cadáver del vencido yaciendo en el campo de batalla.»
En fechas más recientes, en su propuesta de un bloque amplio que haga frente al Sistema, ha dejado claro que entiende la magnitud de los retos presentes y que lo que urge es buscar la unidad popular: «Estoy evitando hablar de izquierdas, de derechas, de socialismo, de comunismo, de república». Parece haber comprendido que aquello de la III República era un error.
Anguita sigue siendo un referente mediático de político honesto (sus enemigos, que los tiene, se pueden reír en público de sus ideas y su idealismo, pero ni en público ni en privado pueden negar su notoria integridad moral). Por este motivo, y porque su lucha vale la pena por encima de nuestras diferencias ideológicas, hemos decidido apoyar aquí su propuesta programática («Somos mayoría») para el citado Frente Cívico. En ella rechaza la trampa de la deuda «impagable» que nos esclaviza, denuncia que «que la corrupción se ha transformado en el hábitat cotidiano de nuestra existencia», vuelve a reclamar el cumplimiento de la Constitución y, tras muchas sabias consideraciones, acaba proponiendo esta base mínima para el debate de un programa político elaborado colectivamente:
1. Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el 72% de la media de los seis países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462 euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336 euros), Francia (1321 euros), Gran Bretaña (1.148 euros).
2. Ninguna pensión por debajo del SMI.
3. Extensión y ampliación de la prestación por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar con presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica.
4. Reforma Fiscal: progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructuras de todo tipo a la Inspección de Fiscal de la Hacienda Pública.
5. Banca pública como corolario de la nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.
6. Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia programada.
7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución.
8. Control y democratización de los canales de distribución y comercialización del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los consumidores.
9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.
10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos.
El texto completo de «Somos mayoría» se puede leer aquí, o bien aquí.
Blog del autor: http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2012/6/23/julio-anguita-un-frente-civico-defienda-la-mayoria
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