Miles de ciudadanos y ciudadanas salieron a la calle hastiados de soportar una monarquía parasitaria e inductora de un régimen corrupto, dictatorial y explotador. La situación descrita, corresponde a la vivida durante los días en que se produjo la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931. Simboliza este día el esfuerzo […]
Miles de ciudadanos y ciudadanas salieron a la calle hastiados de soportar una monarquía parasitaria e inductora de un régimen corrupto, dictatorial y explotador. La situación descrita, corresponde a la vivida durante los días en que se produjo la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931. Simboliza este día el esfuerzo realizado por la parte más activa de nuestra sociedad por alumbrar a la historia una nueva época de progreso social, político y cultural a través de la instauración de la II República. Es pues, un día para la celebración, es un día para recuperar la memoria viva del pueblo.
La perspectiva histórica actual nos obliga a vincular esta efemérides con la rebelión militar de una parte del ejercito español que seguía arrogándose el deber y el derecho a preservar incólumes las bases sociales, ideológicas, políticas y territoriales de un Estado clasista y autoritario. Miles de fusilados, desapariciones forzosas, campos de trabajo esclavo, cárceles de exterminio, prohibición de idiomas y culturas, incautación de bienes, multas, etc. Toda una maquinaria criminal para eliminar física y anímicamente a los «vencidos».
No obstante, todos estos delitos continúan impunes y sus consecuencias más dramáticas siguen ocultándose al conjunto de la sociedad. Nuestro derecho a la verdad, la justicia y la reparación, se nos sigue negando con las mismas consecuencias de crueldad que las provocadas por el régimen.
En nada han paliado esta situación, las iniciativas legislativas e institucionales de los sucesivos gobiernos españoles o autonómicos. Paradójicamente, estas iniciativas en lugar de anular efectivamente el entramado de represión y sus consecuencias jurídicas, sociales y económicas, están teniendo como efecto la consolidación de su condición de condenados al olvido.
Ni el Decreto 280/2002 del Gobierno Vasco, ni la Ley de Memoria Histórica (LEY 52/2007) de las Cortes españolas responden a los mínimos exigibles a cualquier iniciativa que predique la restitución de la verdad, la justicia y la reparación, tal como lo indica Amnistía Internacional en su declaración del 18/10/2007.
Es del todo inadmisible que se establezca como condición la obligación de la victima de aportar los elementos probatorios de su condición, cuando debiera ser la administración la principal responsable de investigar todas las vulneraciones de derechos humanos efectuados durante el régimen franquista, para seguidamente hacerlo saber a la víctima y a la sociedad entera, procediendo, tanto a la reparación individual (restitución, indemnización y rehabilitación moral y jurídica plena) como colectiva (medidas de satisfacción y garantías sobre la no repetición). Esta condición cobra especial significado en el caso de los fusilados (con o sin sentencia judicial) y desaparecidos, en que el Estado se declara NO responsable de la iniciativa de investigación y búsqueda de éstos ciudadanos, debiendo ser sus familiares (si los tuviere en la actualidad) los que aportasen las pruebas de su destino final y dejando a la iniciativa privada la búsqueda y exhumación de éstas. Otro tanto ocurre en los casos de los represaliados que sufrieron cárcel, esclavitud, tortura, internamiento, inhabilitación profesional, etc.
Es denunciable que se olvide el derecho internacional que considera imprescriptibles los crímenes de guerra y contra la Humanidad.
Es del todo rechazable que se regule la reparación y reconocimiento personal de las victimas de naturaleza moral, sin ninguna consecuencia jurídica de nulidad de los actos y disposiciones jurídicas del régimen franquista y de las instituciones emanadas del mismo (qué decir de la Corona española).
Es del todo condenable que consecuencia de todo lo antedicho, se de continuidad y vigencia efectiva a las miles de sentencias emitidas por los tribunales franquistas.
En definitiva, se recorre a la inversa el camino que se decía querer transitar, esto es, el de la investigación de la verdad, la consecución de la justicia y la reparación efectiva del mal causado. En este sentido son concluyentes los informes emitidos por el equipo Nizkor «La cuestión de la impunidad en España y los crímenes franquistas» (14/04/2004) y Amnistía Internacional «La deuda pendiente con las víctimas de la guerra civil española y del régimen franquista. España: poner fin al silencio y a la injusticia» (18/07/2005). El panorama que describen estos documentos dejan muy a las claras el drama de las víctimas del franquismo, que no ven reconocidos de forma efectiva su condición de tales. La mayoría de aquellos que han conseguido sobrevivir al franquismo han muerto sin habérseles reconocido de forma positiva y menos aún de manera efectiva, sus derechos.
Los días de celebración, son parte del de la memoria histórica. Hemos celebrado el día del Aberri Eguna, celebramos el día de la proclamación de la II República. Son días también propicios para la reivindicación y denuncia. Por tal motivo:
·Manifestamos con orgullo nuestra pertenencia al grupo de los «desafectos al régimen», de las miles de víctimas generadas en ese período que oficialmente se divide en guerra civil, franquismo y transición.
·Manifestamos el firme compromiso de seguir luchando por una verdadera memoria histórica democrática y antifascista, basada en la verdad, la justicia y la reparación.
·Manifestamos que mientras no se aborde en toda su dimensión el problema de las victimas del franquismo y el terrorismo de Estado, los gobiernos vascongado, navarro y español siguen dando continuidad a la ignominiosa estela dibujada por los herederos del franquismo, evidencia que no podrán ocultar, por muchos homenajes e inauguraciones de monumentos que presidan
Gora apirilaren 14-a. Gora Errepublika. Gora Euskal Herria Askatuta
LAU HAIZETARA GOGOAN:
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