De tarde en tarde, hay que agradecerle a Hernández Busto las pistas que deja en su blog sobre las más oscuras zonas de su cerebrito. Hoy cuelga un artículo de Juan Carlos Castillón –constante colaborador suyo, y supongo que amigo–, que no tiene desperdicio. A ver, se llama «‘Bambi’, absuelto». El autor, aparentemente distanciado del […]
De tarde en tarde, hay que agradecerle a Hernández Busto las pistas que deja en su blog sobre las más oscuras zonas de su cerebrito. Hoy cuelga un artículo de Juan Carlos Castillón –constante colaborador suyo, y supongo que amigo–, que no tiene desperdicio. A ver, se llama «‘Bambi’, absuelto». El autor, aparentemente distanciado del capo Posada, dedica sin embargo todos sus esfuerzos discursivos a justificarlo: «No puedo aprobar en buena conciencia muchas de las cosas que ha hecho, pero admiro que un hombre, en solitario, o con la ayuda de unos pocos amigos, haya tomado sobre sus hombros, a una edad en la que muchos están en el asilo, la tarea de mantener viva una Guerra Fría en la que han dejado de creer los que fueron sus superiores. ¿Está en lo correcto Posada? Lo estuvo en su día».
Castillón habla sin sonrojarse de la legitimidad de la guerra sucia «contra el comunismo», y eleva a Posada al rango de los héroes; cuando dice que «tuvo razón», se refiere a la época en la que aún existía un mundo bipolar, a los años en los que su admirado defendido tramó el atentado al avión civil cubano en pleno vuelo y ocasionó la muerte de 73 personas. Pero hay unos fragmentos en los que Castillón declara de quienes son servidores Posada, Hernández Busto y él:
«Una sociedad (la norteamericana) a la que Posada Carriles, por mucho que eso moleste a sus críticos de La Habana, Caracas y en los mismos Estados Unidos, pertenece por derecho propio. Los franceses, para hablar de los legionarios que se convierten en ciudadanos al licenciarse, suelen decir que son franceses de sangre, no por la sangre recibida sino por la sangre derramada. Este es el caso. Pocos luchan mejor por sus países de adopción que los inmigrantes. La historia norteamericana está llena de ejemplos (…) Posada Carrilles ha sido soldado estadounidense en tiempo de guerra y eso le da derecho a estar en Estados Unidos. Porque Posada, a pesar de haber luchado en un campo de batalla diferente, no es tan distinto de todos esos otros soldados. Porque aunque nos hayamos olvidado de ella y la hayamos relegado a ese cajón en que se guardan los recuerdos molestos, la Guerra Fría fue una guerra real. Una guerra en la que participaron numerosos exilados en contra de los estados que dirigían sus naciones.(…) La razón por la que muchos exiliados cubanoamericanos simpatizan con Posada Carriles es porque fue un combatiente en esa guerra».
Fueron hombres, confiesa finalmente Castillón, «que se alistaron en ‘La Compañía’, o la apoyaron, para luchar por sus países combatiendo por los Estados Unidos». La Compañía, así suelen llamar a la CIA.
Nunca he leído una argumentación más abierta. Los fascistas Castillón y Hernández Busto se confiesan al declarar sin complejos que son soldados estadounidenses, en una guerra contra los estados que dirigen sus naciones, que se alistan en la CIA para luchar por Estados Unidos.
Fuente: http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2011/04/posada-castillon-y-hernandez-busto.html