Desde siempre se ha venido considerando esencial que para que una democracia tenga viabilidad operativa y real es necesario el que los ciudadanos estén correctamente informados y así puedan opinar, y en su caso tomar las decisiones que consideren más oportunas. Viene esto a cuento de la desinformación, o mejor aviesa información, que se da, […]
Desde siempre se ha venido considerando esencial que para que una democracia tenga viabilidad operativa y real es necesario el que los ciudadanos estén correctamente informados y así puedan opinar, y en su caso tomar las decisiones que consideren más oportunas. Viene esto a cuento de la desinformación, o mejor aviesa información, que se da, vía las múltiples declaraciones que estamos viendo realizar diariamente a las más altas autoridades del PP en lo que hace referencia al posible proceso de normalización y pacificación política de Euskadi y, por ende, del Estado español, y que contribuyen a crear un estado de opinión que en nada ayuda a avanzar en el camino que una mayoría desea y que algunos opinamos debe estar por encima de las peleas partidistas y de captación de unos votos más o menos, pues es mucho lo que hay en juego. Si se fuera mal pensado se podría creer que al mencionado partido no le gusta que esos temas se solucionen o, al menos, no le gusta si no son ellos quienes protagonizan el liderazgo del proceso.
La verdad es que si se tiene el vicio de leer y, por no ser de muy buena memoria, se echa mano de la hemeroteca, se encuentran frases al respecto de lo antes mencionado, frases que quizá los que las pronunciaron preferirían hoy que se hubieran olvidado, pero que por ello hay que volver a ponerlas por escrito, con la esperanza de que puedan ayudar a conformar una opinión lo más objetiva posible.
La primera de éstas dice: «El presidente del Gobierno mueve ficha al autorizar que se abran ‘con- tactos secretos’ con el entorno de ETA. El proceso no incluye la entrega de las armas, pero sí el respeto a las reglas democráticas. El Presidente toma definitivamente las riendas del proceso de paz asumiendo en persona el liderazgo de los contactos con ETA».
Ese mismo día, pero en otro periódico, se lee abundando en el mismo tema: «¿Cómo? ¿Entre quiénes? ¿Cuándo? ¿Dónde? El Gobierno no quiere entrar en detalles y se entiende… Lo más probable es que la tarea acabe subdividiéndose: habrá diálogo directo con ETA, de un lado, para evaluar el problema de los presos aunque no sólo y habrá, por otro lado, conversaciones más específicamente políticas, en las que todas las fuerzas parlamentarias habrán de tener participación».
Y así podría seguir extrayendo frases que en principio no suenan mal, sino todo lo contrario, ya que para solucionar un problema es necesario hablar, pero basten por el momento con las dos anteriores. Está claro que hay que hablar y que tienen que hacerlo los que tienen la posibilidad más directa de solucionar el problema, los que están más directamente implicados en el mismo, los que tienen la máxima responsabilidad. Esta es, que sepamos nosotros, la única fórmula válida para alcanzar una solución definitiva para cualquier problema. Así pues, bienvenidos sean esos «contactos secretos» y bienvenida sea esa discreción que se apunta en la cita precedente.
Lo que quizá pueda extrañar al lector que hasta aquí haya llegado sea el saber que la primera de las citas apareció en el diario «Abc» del día 4 de noviembre de 1998, si bien donde aquí hemos consignado «Presidente del Gobierno» allí ponía «Aznar», y que la segunda cita es del diario «El Mundo» de la misma fecha, refiriéndose, obviamente, al Gobierno del mencionado señor. Creemos que nadie dudará de las afinidades políticas de estos medios de comunicación para cuestionarse lo que en ellos se dice, reflejando lo que entonces el Gobierno del PP, por boca de a la sazón su máximo representante, consideraban oportuno hacer y no comunicar.
Es decir, lo que era bueno, valiente y más que satisfactorio cuando lo hacía el señor Aznar, es decir el PP, es dejación, traición a las víctimas y al país, cobardía y cuantos epítetos negativos se puedan ocurrir cuando lo hacen otros. Verdaderamente sería para reír la inconsecuencia de este partido si el tema aquí tratado no tuviera la seriedad y gravedad que tiene. Algunos opinamos que esto es algo realmente inmoral.
La negociación bilateral (PP-ETA) de Zurich corroboró las intenciones del Gobierno Aznar. Basta leer las actas de dicha reunión publicadas por diversos medios periodísticos para comprobar el nivel de negociación alcanzado, muy superior a cualquier otro (Argel, etc…) intentado antes y después.
Si, como mencionábamos al comienzo del artículo, para la existencia de una sana democracia debemos estar correctamente informados y, dado que a veces, y aunque en su momento lo hubiéramos leído, la vorágine del día a día nos hace olvidar lo que algunos dijeron y realizaron en un determinado sentido, parece oportuno el recordarlo para que teniendo delante su comportamiento, más en temas de la gravedad del aquí considerado, cada cual saque sus consecuencias y decida democráticamente… al menos si nos dejan. –
* Luis Bandrés, José Manuel Castells, Baleren Bakaikoa y Jon Gurutz Olascoaga. Profesores de la UPV.