«No estoy dispuesto ni a la guerra preventiva, ni a la sospecha preventiva tampoco, contra nadie. Esto es lo que estudié en Derecho Procesal, y en un estado de derecho la sospecha preventiva no debe mantenerse y mucho menos frente a un país que es aliado y amigo». Arrastrando jotas, el ministro de Defensa ha […]
«No estoy dispuesto ni a la guerra preventiva, ni a la sospecha preventiva tampoco, contra nadie. Esto es lo que estudié en Derecho Procesal, y en un estado de derecho la sospecha preventiva no debe mantenerse y mucho menos frente a un país que es aliado y amigo». Arrastrando jotas, el ministro de Defensa ha saltado a escena para bailarle el agua a George W. Bush, paladín de la justicia y de la democracia.
O José Bono fue a la universidad de los Clic de Famobil, o fue un pésimo estudiante, o un cínico del tamaño del Valle de los Caídos, o todo ello a la vez. Porque si no, cómo explicar que defienda una Justicia de chichingoma, que se estira y se encoge a su voluntad.Y cómo si no entender su impudicia, porque hay que tener poca vergüenza para venir a dar lecciones de Derecho el mismo día en que los torcidos aparatos judiciales terminan de juzgar una abstracción llamada «entorno» de ETA.
Y digo terminan de juzgar, porque esta gente y los organismos a los que representan hace tiempo que fueron prejuzgados y precondenados, encarcelados y clausurados, señor Bono, y no una sóla vez, sino 18 veces 98. O sea que no sé bien a qué viene tanto tirarse el rollo con el tema de los aviones de la CIA, que si presunción de inocencia, que si estado de derecho y que si hostias en vinagre, cuando en este insoportable país la democracia está aún por llegar.
Porque claro que ahora hay más libertades que en la dictadura franquista, faltaría más, pero es como si hubiéramos pasado de que nos pegaran puñetazos en el morro a que nos dieran collejas en la nuca mientras nos dicen con una sonrisa en la boca que no hay que quejarse, que antes era peor, que ahora no duele tanto, y que sintiéndolo mucho los de los puñetazos se quedan impunes, y que sintiéndolo mucho también, lo de las collejas no puede evitarse, porque así se decidió hace más de treinta años, cuando el que reposa en Cuelgamuros le dio el relevo al que descansa ahora en la Zarzuela, y que sintiéndolo mucho esto es democracia.
Lo que no alcanzo a comprender, señor Bono, es cómo se sorprenden ustedes de que haya quien en Catalunya o en Euskal Herria no quiera seguir siendo parte de su democracia. Aunque tengo la sospecha preventiva de que realmente no se sorprenden ustedes. Sólo fingen hacerlo. Igual que fingirán un juicio justo que ya, por prejuzgado, es imposible.