Este artículo no fue publicado en su momento por respeto al acuerdo de la reunión del Consell Polític -Grup d’Acció Parlamentari (CP-GAP), órgano de la candidadura CUP-CC del dia 8 de mayo. Lo publicamos ahora por qué consideramos que continua siendo válido. La última propuesta de aumentar a 800 millones y pico el dinero para […]
Este artículo no fue publicado en su momento por respeto al acuerdo de la reunión del Consell Polític -Grup d’Acció Parlamentari (CP-GAP), órgano de la candidadura CUP-CC del dia 8 de mayo. Lo publicamos ahora por qué consideramos que continua siendo válido.
La última propuesta de aumentar a 800 millones y pico el dinero para incrementar las partidas sociales, no modifica sustancialmente nuestro planteamiento:
porque continúan siendo unos presupuestos continuistas, que no afrontan el objetivo que como país nos hemos fijado: lograr la independencia en un plazo de un año. No son las necesidades del pueblo de Cataluña y su voluntad de construir un estado las que determinan las cuentas sino la dependencia financiera del estado.
estas partidas anunciadas por gasto social no suponen un punto de inflexión de las políticas de privatizaciones y recortes de servicios públicos. Lo acabamos de ver con el cierre de líneas de P3 públicos. Tampoco es una sorpresa que aparezcan 142 dotaciones más para centros de máxima complejidad puesto que se pagan con dos nuevos recortes del último Acuerdo de Gobierno: sacar de horario lectivo las dos horas a los mayores de 55 años -suprimiendo en consecuencia los sustitutos que los cubrían- y el no pago de los meses de verano a los sustitutos…
la cantidad es insuficiente para apaciguar las necesidades sociales más urgentes.
Sin esta inflexión es imposible ensanchar la base social de la lucha por la independencia entre las clases populares catalanas.
8 de junio de 2016
¿Presupuestos continuistas o por la ruptura?
La Ley de Presupuestos es la que detalla donde se gasta el dinero público y concreta toda la política de un gobierno. Y estos presupuestos se tienen que inscribir en una legislatura especial, la surgida del plebiscito del 27S, de la conformación de una mayoría que se comprometía a ponernos ante la República catalana en 18 meses. Dos rupturas tienen que presidir cualquier debate sobre las cuentas: la ruptura con el autonomismo, preparando la proclamación de la independencia, y la ruptura con años de recortes y privatizaciones, de políticas destinadas a cargar sobre la espalda de la clase trabajadora el peso de la crisis capitalista. No pueden ser unos presupuestos continuistas, sino de un giro claro y sin equívocos.
¿Más autonomismo o preparamos la República catalana?
Ya llevamos un tercio o una cuarta parte del camino para dejar Cataluña a punto de la proclamación de la República catalana, tanto si calculamos los 18 meses desde la declaración del 9N o de la formación del gobierno Puigdemont-Junqueras y y no hemos visto muchas señales de que se esté preparando la ruptura. El problema no es si hacen falta 18 o 24 meses, sino si vamos o no hacia la República.
La respuesta al Tribunal Constitucional después de que éste fulminara la declaración del Parlament del 9N; el acatamiento a todas las medidas que anulaban leyes catalanas, particularmente la ley sobre la pobreza energética… Ninguna medida de soberanía y desacato: ¿alguien cree que así avanzamos hacia la independencia? La última reunión de Junqueras con Saenz de Santamaria en Madrid el tema de la independencia quedó sólo como una declaración ideológica que no distrae del día a día y de buscar un acuerdo sobre la distribución del déficit. La política de Puigdemont y Junqueras ha sido ir enfriando el proceso y poniendo en el centro la negociación sobre las necesidades de la autonomía catalana. Es evidente el alto contenido simbólico que tuvo todo el asunto Ballesta, de la sustitución a dedo de Puigdemont en la alcaldía de Girona con pactos primero con PP, después con C’s para después acabar con PSC: toda una declaración de intenciones.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de unos presupuestos que preparen la República Catalana? Que los presupuestos tomen como base la aplicación de las leyes aprobadas por el Parlament sin atender las suspensiones del Constitucional, tal como está escrito en la declaración del 9N. Y que estos presupuestos tienen que poner blanco sobre negro las necesidades de financiación que tiene Catalunya como proyecto de estado. Y difícilmente estas necesidades pueden ser compatibles con el marco autonomista que marca límites y condiciones inaceptables. Para cubrir las necesidades de financiación el Gobierno de la Generalitat tiene que comprometerse a aplicar el límite de déficit que considere el Parlament, y parar el pago de aquellas partidas que, como la deuda pública, determine el Parlament.
Por eso no aceptamos que se digan medias verdades como cuando se habla que unos nuevos presupuestos permitirían un gasto de 1.600 millones más. Por un lado porque no cambia que la mayor parte del presupuesto que además viene del FLA, que tal y cómo viene se va para pagar la deuda y el resto está condicionado a las limitaciones financieras dictadas por el estado. La economía pública catalana está intervenida. Y la propuesta de decirnos que el tope de déficit marcado por Madrid no recaerá en medidas sociales sino en reducción de intereses tiene trampa, porque se han reducido los tipos de interés -y esto, directamente serán más dinero sin tocar nada- y el otro es porque se traspasa una parte de la deuda con bancos a deuda con el FLA que tiene menos intereses: o sea, el mecanismo es atraparnos más con el estado. No hay ni una chispa de ruptura ni con el Estado ni con el sistema.
Un punto de inflexión en años de recortes y privatizaciones.
Llevamos años de durísimos recortes sobre los trabajadores/as, sobre los servicios públicos esenciales (educación, sanidad, servicios sociales…) y, todo acompañado de privatizaciones. ¿Qué se ha hecho durante estos meses para revertir esta realidad? Hasta ahora: continuismo. En educación mientras el Parlamento decidía que no se cerraran unidades públicas de P3, el Gobierno lo desobedece y las cierra. Y el continuismo ideológico ha llevado a a apoyar con dinero público las escuelas que segregan chicos de chicas, es decir las escuelas de élite de la OPUS, con el voto de Junqueras (que no de ERC), CDC y el PP. Y el Gobierno ya dice que no lo aplicará, a pesar de se resolvió. ¡El Gobierno que no desacata el Constitucional pero sí que desacata al Parlament tanto en los cierres de P3 cómo manteniendo los conciertos de élite! ¿Alguien cree , docentes o familias, que ha llegado alguna señal de cambio a la escuela pública? ¿Así se amplía la base social por la República catalana?
En noviembre, se hizo un detallado análisis del «plan de choque» de JxS, y todo el mundo coincidió que los 270 millones que costaba la propuesta no eran más que migajas. Ahora hablan de 300 millones (*): es lo mismo. La CUP no tendría que complicarse la vida discutiendo las partidas, sino que tiene que ordenar las necesidades prioritarias que marquen el cambio.
Hay cinco pilares que tendrían que vertebrar unos presupuestos de inflexión, un giro hacia las necesidades de la gente trabajadora y hacerlo desde la defensa del modelo público contra las privatizaciones: enseñanza, sanidad, servicios sociales, vivienda y política de ocupación. No queremos presentar un bloque de medidas en cada uno de este cinco bloques, entre otras cosas, porque es necesario un debate con los sectores implicados para fijar las más urgentes. A modo de ejemplo en enseñanza pública no universitaria, las cuatro o cinco medidas más urgentes que anunciarían un giro en las políticas anteriores son: la recuperación progresiva de las horas lectivas a primaria (23 hores) y secundaria (18 horas), sustituciones desde el primer día, ningún cierre de aulas públicas de P3 -con los consecuentes cierres de conciertos y reducción de ratios-y que ningún niño ni niña de este país que lo necesite se quede sin la ayuda comedor. Por otro lado, todavía hay más de 40 desahucios diarios en Cataluña. Esto significa que es imprescindible garantizar que se paralizan los desahucios de primera vivienda y el corte de servicios esenciales (luz, agua..) por impagos…. Como un plan para acabar con la precariedad laboral, empezando por la administración pública con la absorción de subcontratos a plantilla -y mientras no se haga efectiva, sueldos y condiciones equiparables en los pliegos de condiciones-, oferta pública de ocupación -la única que ha salido es la de los Mossos d’Esquadra-, exigencia de condiciones laborales dignas a todas las empresas que prestan servicios a la administración…
La clave es la movilización
Pero nuestra política hacia los presupuestos no se agota en el ámbito de las negociaciones con las otras fuerzas parlamentarias. La clave de estos presupuestos es impulsar la movilización en la calle. Hay que conseguir un amplio acuerdo entre organizaciones, entidades, movimientos… que establezcan estos mínimos y un plan de lucha. Sin una reactivación de la lucha ni será posible un giro social ni ponernos a las puertas de la República Catalana el año 2017.
Nota:
(*) Aclarado en la introducción
M.ª Esther del Alcázar. Lucha Internacionalista
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.