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Campamento Internacional de Jóvenes Anticapitalistas, Ruesta 2004

Primero el pan… ahora a por las rosas

Fuentes: Rebelión

Hace dos días que ha concluido el XXI Campamento Internacional de Jóvenes Anticapitalistas y Revolucionari@s. Era la segunda vez que se realizaba en el Estado español, la primera fue en el año 89 en Barcelona. En esta ocasión nos trasladamos a Ruesta, un enclave maravilloso, que nos ha hecho disfrutar de cada momento que hemos […]

Hace dos días que ha concluido el XXI Campamento Internacional de Jóvenes Anticapitalistas y Revolucionari@s. Era la segunda vez que se realizaba en el Estado español, la primera fue en el año 89 en Barcelona. En esta ocasión nos trasladamos a Ruesta, un enclave maravilloso, que nos ha hecho disfrutar de cada momento que hemos pasado allí. Han sido unos días fantásticos, tensos al principio por la llegada de las delegaciones de todos los países y las consabidas dificultades técnicas de cualquier arranque de un evento como éste. Pero, a medida que se desarrollaba el encuentro, el ambiente era más agradable, más solidario y más alternativo y opuesto al modelo de sociedad capitalista y consumista, que hace del individualismo y el egoísmo sus principales señas de identidad.

Lo primero que vimos (y admiramos) al llegar a Ruesta fue cómo habían dejado la Iglesia los compañeros y compañeras que habían trabajado a destajo para que el Foro que cada noche reunía a los más de 400 activistas congregados allí fuera incomparable. Y así lo fueron esos muros sagrados, todo decorados de pancartas y banderas, y de consignas revolucionarias, antipatriarcales, feministas, homosexuales y lesbianas. Deberían aprender esos obispos fascistas que estos días machacan a las mujeres y a los gays sobre lo que se puede llegar a decir (y a hacer…) en «la casa de Dios».

Los días transcurrieron muy animados, con los talleres de por la mañana y sus problemas de traducción consecutiva, siempre bien resulta por algún o alguna camarada que sabía varios idiomas; con la coordinación específica de mujeres y del movimiento LGTB, con sus polémicas pero con el espíritu unitario de siempre. Continuaban con la comida, que era junto con la cena uno de los momentos más agradables del día, ya que cada día te sentabas con alguien diferente del que descubrías algo nuevo degustando la buena comida de este año. Por la tarde tenían lugar las Comisiones Permanentes, de las que hay que destacar, por ser el primer año en que se realizan, las de Desobediencia Civil y la de Contrainformación, que a pesar de no poder editar el boletín del campamento por motivos técnicos, impulsó algunas acciones de guerrilla contrainformativa muy ocurrentes. Las formaciones temáticas y progresivas en la Iglesia dejaban paso a las reuniones de delegación, y de ahí a la cena, al Foro nocturno y las fiestas de todas las noches. De estas últimas destacaría los momentos de agradable charleta en el bar, los cánticos revolucionarios dentro de la taberna o la eterna fiesta lesbigay, único momento a lo largo del año en el que soltamos muchas de nuestras pacatas inhibiciones.

En el plano más concreto, me gustaría resaltar algunos talleres, charlas de formación y foros a los que pude asistir. En cuanto a los primeros, me parecieron especialmente didácticos y clarificadores el que impartió Manolo Garí sobre si era posible el desarrollo sostenible en la UE, muy bien documentado y con unas hojas explicativas que eran de gran ayuda y el que se refería a Vía Campesina y el MST, que contó con la presencia de Paul Nicholson, quién nos introdujo el concepto de soberanía alimentaria y nos informó del último congreso de Vía Campesina, que ha reforzado a esta organización mundial y la convierte en una de las referencias indispensables del movimiento de movimientos. También nos habló del MST y de su política de extensión a las ciudades, así como de su organización interna, ejemplar desde todo punto de vista y de la que las organizaciones políticas y sociales de la izquierda alternativa deberíamos aprender. La charla de formación que más me gustó fue la que corrió a cargo de Miguel Romero sobre si es posible cambiar el mundo sin tomar el poder, en abierta polémica con las tesis defendidas por John Holloway y, en menor medida, por el Subcomandante Marcos. Tono didáctico, no profesoral y ejemplos concretos para ilustrar una apuesta por un marxismo abierto y crítico, con tintes libertarios, pero sin renunciar a la lucha por conseguir/destruir el poder actual. Y, por último, me resultó especialmente acertada la intervención en el último foro de Penny Dugan, donde llamaba a las gentes de la IV Internacional a construir polos anticapitalistas amplios y plurales, encaminados a enfrentar al sistema desde todos los movimientos sociales críticos y que no cayeran en el oportunismo pero que tampoco se encerraran en la torre de marfil de su pureza ideológica propiciando actitudes sectarias.

Pero lo que más me ha gustado de este campamento ha sido la actitud de la delegación del Estado español. Aproximadamente 100 jóvenes de regiones y naciones del Estado pasaron por Ruesta y acudieron a las reuniones internas de la delegación. El clima de camaradería desde el primer momento, la solidaridad a la hora de hacer tareas ingratas (limpieza de baños, fregar bandejas, turnos de seguridad de 4 horas,…) para las que siempre había más voluntarios de los necesarios, la conciencia de la autogestión del campamento como una tarea militante más y el irresistible buen rollo han dejado un sabor de boca inmejorable en mucha gente que era ya veterana o que se incorporaba por primera vez a este singular encuentro internacional. Los debates en la delegación fueron muy oportunos, como el que abordó la relación y la necesaria conexión entre la militancia social y política, o el que hizo el repaso de las luchas más destacadas que se nos avecinan para el próximo curso y el papel que Espacio Alternativo quiere desempeñar en ellas. No podría terminar este texto sin agradecer a todos los viejos militantes que han estado una semana trabajando duramente para que todas las tareas técnicas, servicio de comida, banco y muchas cosas más estuvieran siempre cubiertas. Gracias a Alicia, Manolo, Roque, Antonio, Enric, Estela, Javier, Pilar, Eloi, Luciano, Juan Antonio, Ángela y a algún otro u otra que se me olvida. Sin vosotr@s esto no hubiera sido posible.

Y ya para concluir este balance personal a vuelapluma, me gustaría hacer una breve reflexión sobre los eventos que salen bien, como este campamento, y los procesos a los que luego dan lugar. Los Foros Sociales demuestran que eventos muy positivos en sí mismos no llevan aparejados procesos de toma de conciencia inmediata y de paso a la acción social o política de grandes masas. En Espacio Alternativo sabemos que con el Campamento no vamos a solucionar todos nuestros problemas de crecimiento o infraestructurales, pero sí creemos que mucha de la gente que ha venido puede, a partir de este evento, tener un proceso de acercamiento progresivo a la acción política. Solo con eso, ya nos damos por satisfechos. El XXI Campamento de Jóvenes Revolucionarios se celebró en Aragón, zona en la que hubo uno de los procesos más interesantes durante la Guerra Civil: las colectivizaciones de tierras, que tan bien mostró el ojo cinematográfico de Ken Loach. Otra película de Loach se titulaba «Pan y Rosas». En Ruesta hemos tenido Pan para todo el curso político. Ahora vamos a por las Rosas.

PD: No es por imitar al Sub Marcos con esto de las postdatas, pero me gustaría informar a los lectores de este artículo que el próximo 25 de agosto los que tengan Digital + podrán ver en el Canal Arte (Dial 304) un breve documental sobre este campamento. Será a las 14,15h. y a las 18,15h. de ese día.