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Proceso al alcalde Daniel Jadue: un ajuste de cuentas

Fuentes: Rebelión

Como sabe el que quiera saber, jamás los tribunales de justicia han sido justos. Obedecen en su composición e ideología a la oligarquía que ha mandado y sigue mandando en el país. La venda de la estatua de la Diosa de la Justicia solo no ve al pobre y humilde, su balanza se inclina hacia donde pesa más el dinero, y su espada, ya sabemos a quién sablea duro y parejo.

La perfección estructural del sistema ha mostrado de nuevo su funcionamiento virtuoso cuando se trata de defenderse de amenazas por muy menores que sean. Se trata de eliminar ab ovo el mal ejemplo.

El sistema judicial chileno es el necesario no para administrar justicia sino para defender en esa esfera al Orden. Así como la que reina en calles, poblaciones y barrios es la delincuencia necesaria del modelo, un producto más del neoliberalismo, lo es su sistema judicial.

De haber justicia real en Chile, sería un contrasentido. Ya sabemos, el sistema no se suicida. O se destruye o se perfecciona. Como lo hace este gobierno y lo han venido haciendo los que lo han antecedido.

Así, no es extraño que hayan metido en la cárcel al alcalde Daniel Jadue.

Lo que hay en el fondo de la acusación y posiblemente condena, es la evidente medida anti sistémica de las farmacias populares cuyo ejemplo se ha extendido en el país no porque sea una mala idea, sino, al contrario, porque ha significado un real aporte a la salud de los más desposeídos que ahora tienen una alternativa a las infames cadenas de farmacias que se coluden para esquilmar a esa gente.

Existen 212 de estas farmacias, en 170 comunas del país las que, junto con y precisamente por permitir un acceso más barato a medicamentos de uso regular, han hecho que las grandes farmacias, es decir, los poderosos que están detrás de esos negociados, hayan perdido ingentes cantidades de dinero en el lapso que las farmacias populares funcionan.

Es lo que se llama de común en los bajos fondos un ajuste de cuentas, esta vez, por otros medios. Considere no más que más de la mitad de los alcaldes del país están sometidos a causas judiciales por corrupción.

Como sabe el que quiera saber, jamás los tribunales de justicia han sido justos. Obedecen en su composición e ideología a la oligarquía que ha mandado y sigue mandando en el país. La venda de la estatua de la Diosa de la Justicia solo no ve al pobre y humilde, su balanza se inclina hacia donde pesa más el dinero, y su espada, ya sabemos a quién sablea duro y parejo.

Nos enfrentamos, por lo tanto, a una operación política que puede tener al menos tres objetivos no declarados. Lo que hay más allá de la retórica de una jueza a todas luces anticomunista y defensora del sistema más que de lo justo, es sacar del escenario a un personaje molesto para el Orden.

Por una parte, Daniel Jadue se ha caracterizado por un lenguaje directo y duro cuando se ha tratado de enfrentar a la ultraderecha y de paso, incomodar al poder. A todo el poder.

Y aunque no ha pasado de ahí, limitado porque su partido está, hasta ahora, fuertemente atado a la estrategia de la izquierda neoliberalizada, ha sido una piedra en el zapato en sus incursiones políticas en un país en que se habla mucho y se dice muy poco o nada.

Por otra parte, la prisión preventiva y altamente probable condena, buscaría deshacerse del complicado personaje y dejar abierta la cancha para recuperar el reducto de la Municipalidad de Recoleta. Recordemos que en breve habrá elecciones municipales y la ultraderecha va a salir con todo para desbancar a Daniel Jadue y desamarrar lo que su gestión ha hecho.

Pero, por sobre todo, como hemos dicho, se trata de aniquilar un mal ejemplo. Daniel Jadue mostró que se pueden tomar medidas a contrapelo del sistema. Es decir, que cuando hay voluntad y cojones, para decirlo sin ambages, es posible avanzar, aunque sea un poco en el bienestar de la gente abusada y la superación del Orden. Lo de Jadue quizás no sea mucho,  pero para la gente pobre un peso menos, vale.

Esta condena al alcalde Jadue es un caso de advertencia vicaria hecho por los tentáculos de la ultraderecha, en un país en que parte de la izquierda temblorosa aceptó neoliberalizarse y, con el expediente de un programa gubernamental que decía de esto y lo otro, finalmente terminó perfeccionando un sistema hecho para la explotación, la depredación y la deshumanización. Y la injusticia.

No es un hecho baladí que el subsecretario del Interior Manuel Monsalve, haya criticado ácidamente el apoyo que el Partido Comunista le dio al alcalde en su formalización lo que deja en claro que al gobierno, ante el cual el partido de Recabarren luce su histórica fidelidad y compromiso, no le parece tan mal la idea.

No es extraño. Es parte de lo mismo.