Las y los profesores de Madrid estamos en pie de guerra. La Comunidad de Madrid ha lanzado un ataque frontal contra la enseñanza pública en la región y han descubierto que estamos dispuestos a luchar para defender una educación de calidad, gratuita para todos y todas. El miércoles pasado miles de personas de la comunidad […]
Las y los profesores de Madrid estamos en pie de guerra. La Comunidad de Madrid ha lanzado un ataque frontal contra la enseñanza pública en la región y han descubierto que estamos dispuestos a luchar para defender una educación de calidad, gratuita para todos y todas.
El miércoles pasado miles de personas de la comunidad educativa salieron a la calle en una concentración enérgica y ruidosa frente la Consejería de Educación. El jueves se acordó en una asamblea de sindicatos y delegados de asambleas de distintas zonas de la región, una huelga de tres días para el 20, 21, 22 de septiembre con la intención de seguir de manera indefinida si la Comunidad no se rinde.
Los recortes significan, entre muchas cosas, la pérdida de 3.000 profesores y profesoras (cuando ya se perdieron 2.000 puestos de trabajo el curso pasado), la eliminación de muchas clases de apoyo, desdobles, servicios de orientación, clases de educación compensatoria, talleres (¡de los pocos que nos quedaron!) y un aumento en el número de profesores dando asignaturas que no son su especialidad. Pero cuando se ponen en el contexto más general, se ve claramente cuál es el objetivo del Gobierno regional.
Entre 2006-2010 la comunidad gastó un 42% menos en la enseñanza pública y un 11% en la privada, dejando a Madrid como la Comunidad que menos gasta no solamente en el Estado sino en todo el continente (2,46% frente la media Europea de un 5,5% del PIB). En los últimos 10 años se han construido 292 nuevos centros públicos frente a 728 privados. Ya menos de la mitad del alumnado madrileño asiste a un centro público, mientras en la zona Capital la cifra baja a un 35% y en algunos barrios incluso menos (el de Salamanca por ejemplo, donde solo un 15% recibe sus clases en un centro público).
Sabemos también que mientras la Comunidad recorta lo público, se dejan de recaudar 90 millones de euros cada año gracias a las deducciones fiscales en la renta para quien mandan a sus hijos o hijas a un centro privado, una cantidad que se aumentó en 2010 con la Ley de Medidas Fiscales y Administrativas.
Respuesta contundente y asamblearia
Está claro que el proyecto es dejar que el sector público acabe en nada más que unos centros guetos. Ésta es la realidad que ha provocado la respuesta tan contundente por parte del profesorado que estamos viendo. Es una cosa de vida o muerte.
Pero tan interesante como la respuesta en sí es la historia de como hemos llegado a acordarla. En el verano hubo tres asambleas enormes de profesores y profesoras, la más grande siendo la del 31 de agosto en la que participaron 2.000 personas. En esta asamblea los sindicatos (CCOO, UGT, STEM, CSIF, ANPE) presentaron una propuesta de movilizaciones de distintos tipos incluyendo una huelga el día 14 (primer día de curso en secundaria) y después otra asamblea el día 19. Dada la falta de liberados sindicales, los propios sindicatos hicieron hincapié en la necesidad de organizar asambleas en todos los centros para conseguir apoyo para las movilizaciones y consultar si había apoyo para la huelga -algo muy positivo y claramente influenciado por el movimiento 15M. Sin embargo la asamblea quería ir más lejos y no estaba por seguir los pasos de los sindicatos sino que se insistió varias veces en que tenía que ser al revés. Por tanto se quedó en que habría asambleas de centros antes del día 7, para hacer asambleas de zonas ese día y hacer el viernes día 9, una asamblea de delegados de todas las zonas con los sindicatos. Así sucedió y ha habido decenas de asambleas por toda la comunidad en las que habrán participado miles de profesores y profesoras.
Queremos una huelga de verdad
Lo que iba saliendo en asamblea tras asamblea era el rechazo fuerte a huelgas de un día y apoyo abrumador a la huelga indefinida, siendo la opción más apoyada la de tres día a la semana combinado con huelga de estudiantes los otros dos días. Se rechazó totalmente en muchas asambleas también la huelga del día 14, ofreciendo la posibilidad de hacer un primer contacto con estudiantes y familias para explicarles los motivos de la huelga y ganar su apoyo.
Sin embargo, para gran sorpresa nuestra, la huelga del día 14 fue convocado públicamente por los sindicatos el día 8, es decir el día antes de consultar con los delegados de zonas. Como era de suponer en la asamblea de zonas de ayer los representantes sindicales no podían evitar un fuerte tirón de orejas. A pesar de todo su esfuerzo, tampoco pudieron imponer la huelga el día 14, que al final será una día de lucha sin huelga. La huelgas empezarán con tres días a la semana y ya están programados encierros para la siguiente semana en todos los centros donde sea posible.
Se han dado unos pasos importantes hacia una lucha que puede ganar una batalla decisiva para el futuro de la enseñanza pública. Se ha mostrado que las y los trabajadores bien organizados desde las bases tienen una fuerza colectiva para mover los sindicatos y conseguir que respondan a nuestras demandas. Ahora nos toca trabajar para convertir lo potencial en realidad. Organizarnos, convencer a las y los que todavía no se han animado, llegar a las familias, convertir nuestros colegios e institutos en centros de lucha. Y todo esto sin miedo.
Sam Robson es profesor en la Comunidad de Madrid y militante de En lucha / En lluita