El PP sigue dando espectáculo, Esperanza Aguirre ha querido aumentar la protección del profesorado calificándolos de «Autoridad». Desde la óptica legal esta medida tiene una utilidad más que dudosa, en primer lugar por que la calificación de «autoridad», a los efectos de protección penal, está regulada en el Código Penal. Las reformas a este texto […]
El PP sigue dando espectáculo, Esperanza Aguirre ha querido aumentar la protección del profesorado calificándolos de «Autoridad». Desde la óptica legal esta medida tiene una utilidad más que dudosa, en primer lugar por que la calificación de «autoridad», a los efectos de protección penal, está regulada en el Código Penal. Las reformas a este texto legal sólo lo pueden hacer las Cortes Generales mediante Ley Orgánica, ahora va a resultar que Esperanza va a ser más federalista que vascos y catalanes.
Además, quedarán fuera de esta norma los profesores de la escuela privada y concertada que no tienen el carácter de funcionarios. Y por último, el Código Penal ya protege a los Profesores y Maestros de la escuela pública cuando son agredidos en el ejercicio de sus funciones como funcionarios públicos.
No creo, además, que los Profesores y Maestros quieran ser «autoridad», eso conllevaría, como ocurre con los Policías, Jueces o Fiscales, una condición con la que se convive las 24 horas del día todos los días del año con unos deberes profesionales que ahora no tienen.
Pero lo que más curioso de esta situación es que mientras el Rey y Aguirre claman por una «recuperación» de la autoridad del profesorado, el presidente del Partido Popular en Valencia y alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus, aseguró en un mitin de Xàtiva que a los profesores que dicen «gairebé» y «aleshores» son «gilipollas» y hay que «rematarlos» . Rus se refería a los docentes vinculados a la Plataforma per l’Ensenyament Públic y a las protestas contra la política educativa del Consell.
No creo que ningún padre haya ido tan lejos a las amenazas de un profesor y por mucho menos han sido enjuiciados y condenados, ya veremos que pasa con este Alcalde tras su citación judicial por estos insultos y amenazas.
No parece que la vuelta al pasado sea una meta de la izquierda, ni que haya que recuperar la autoridad del profesorado que muchos hemos sufrido pues se fundamentaba en castigos físicos, mas bien deberíamos trabajar para que la escuela pública eduque en valores, pero no solo con asignaturas de dudosa eficacia (me refiero a «educación a la ciudadanía») sino con el ejemplo que debemos dar padres, profesores y autoridades pública. No parece que marchemos por este camino.