Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El periódico Le Monde indica en su edición del 27 de enero que Tariq Ramadan tiene la impresión de que los poderes públicos franceses realizan una campaña en su contra. Es lo que afirmó al presentar, el miércoles 26 de enero, en París, un libro de entrevistas con el periodista Aziz Zemouri, intitulado «Faut-il faire taire Tariq Ramadan ?(L’Archipel), [«¿Hay que hacer callar a Tariq Ramadan?»].
Como prueba menciona la intervención directa de la embajadora de Francia en Holanda, Anne Gazeau-Secret, que habría tratado de disuadir a varios intelectuales para que no participaran con él en una mesa redonda organizada el 21 de enero, en La Haya, para el Festival Internacional de Literatura. Un artículo, aparecido el 25 de enero, en el periódico cristiano Trouwrelate, menciona este incidente que ha irritado a las autoridades holandesas.
La embajada de Francia en La Haya desmiente haber ejercido «presiones». Sin embargo, madame Gazeau-Secret reconoce haber difundido un expediente sobre el intelectual suizo entre los participantes en la mesa redonda. «A pedido de varias personas invitadas a asistir a ese debate, sobre el tema de la selección de participantes, he dado o hecho dar informaciones de las que disponía, incluyendo el estatus de Tariq Ramadan y el carácter controvertido de sus discursos y de sus actividades», explica en un comunicado dirigido a Le Monde. «Los organizadores reconocieron durante nuestra conversación que no conocían bien a ese personaje. Yo hubiese actuado de la misma manera respecto a cualquier otro predicador o teólogo del mismo tipo.»
El sociólogo holandés Paul Scheffer, que estaba invitado a la mesa redonda, da una versión diferente de la dada por la embajada de Francia.
Confirma que no «solicitó» la opinión de la embajadora. «Ella tomó contacto conmigo», explica. «Me sorprendió algo que lo hiciera porque no es normal que una embajada intervenga directamente de esta manera. Madame Gazeau-Secret me preguntó si conocía bien a Tariq Ramadan. Yo le respondí afirmativamente. A pesar de todo me envió un expediente, compuesto de artículos publicados en el semanario L’Express, consagrados a Ramadan.»
El investigador francés Olivier Roy, que también participaba en la mesa redonda de La Haya, indica que fue contactado por un periodista, Richard Labévière, una relación de madame Gazeau-Secret. «Me llamó por teléfono y me dijo a propósito de mi participación: ‘Si vas, va a afectar tu reputación'». El investigador francés, que no siguió ese consejo, consideró que el procedimiento era «inadmisible». «Antes de la mesa redonda, supe que todos los participantes habían recibido un llamado telefónico para disuadirlos para que no participaran. Considero escandaloso que se monte una campaña semejante con el apoyo de la embajada.»
En el ministerio de asuntos extranjeros, se subraya que la actitud de la embajadora en La Haya, antigua portavoz del Quai d’Orsay en la época en el que estaba en funciones
Hubert Védrine, es «una iniciativa personal». «Intervenciones de ese tipo no corresponden en nada a los procedimiento de esta casa, afirmó un portavoz. Se trata de una iniciativa aislada, tal vez motivada por una animosidad personal. En todo caso, nuestros diplomáticos no han recibido ninguna directiva contra Tariq Ramadan.»
El intelectual musulmán se queja, por su parte, de que se ve confrontado por numerosas negativas para obtener una sala en Francia, por parte de autoridades locales o presidentes de universidades. «¿Por qué no voy a tener derecho a expresarme en salas públicas?», pregunta.
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Publicado el orginal el pasado 28 de enero de 2005