«Si no tengo para comer, ¿qué hago?» se pregunta Stefanía, una colombiana que ejerce la prostitución. Ninguna de las medidas adoptadas por el Gobierno hasta la fecha sirven para aliviar la situación de vulnerabilidad en la que viven y que se ha acrecentado exponencialmente desde que se decretaran las medidas de confinamiento.
«La semana anterior al confinamiento fue buena. Hice unos 830 euros que me sirvieron para mandar dinero a mis padres, pagar mi habitación y comprarme algunas cosas de comida e higiene. Ahora sólo me quedan 50 euros y me tocará llamar a algún cliente de confianza que con migo ha sido bueno».
Quién habla es Stefanía, el nombre ficticio de una mujer de 23 años que hace seis meses llegó de Colombia para ganarse la vida. Cuando le preguntamos por teléfono si no tiene miedo de contagiarse o contagiar a alguien, responde: «Si estuvieras en mi lugar, ¿tú que harías? ¿Cómo como? ¿Como pago? ¿Cómo comen mi mamá y mi papá? Tengo que comer vivir y mantener a mi familia en Colombia que dependen de mí».
«Yo no vine a esto», explica, «pero sin papeles nadie me daba trabajo. Venimos engañadas porque nos aseguran que aquí hay trabajo y te puedes ganar la vida, pero las oportunidades no existen. Sólo hay una salida y terminas en la prostitución».
«Lo que estamos viendo en nuestro día a día con las mujeres en prostitución y trata es que la desesperación las lleva a esto. No tienes nada que echar al estómago y piensas en tu salud. Pero tu salud también es comer. Ellas no han sido tenidas en cuenta en las ayudas económicas que han anunciado ni nos han dotado a las ONG que trabajamos con ellas de los mínimos fondos para poder asegurar su comida, que sería un primer paso para no pensar en buscar clientes», afirma Hodan, técnica de intervención de género en Médicos del Mundo.
«Si optara por esta opción», reconoce Stafanía, «tendría que buscarme un lugar donde ejercer, porque el club en el que trabajo ahora está cerrado por la cuarentena». Afirma que no se hace rica. Sólo consigue lo justo para comer, enviar lo justo a su familia y sobrevivir. Viven al día para pagar la deuda, muchas de ellas y para enviar dinero a los que dependen de su trabajo.
Ninguna ayuda a la vista
Ninguna de las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno sirven para aliviar las condiciones en la que viven las mujeres en situación de prostitución y trata. Este colectivo tan vulnerable y en su gran mayoría en situación administrativa irregular, ha quedado excluido, incluso, de las medias adoptadas para aliviar la situación de los hogares, que prohiben a las compañías suministradoras cortar el suministro de luz, agua o gas a los hogares mientras dure la crisis. Por su situación, la mayoría tampoco tiene acceso al Sistema Público de Salud.
«Las mujeres prostituidas afrontan un estado crítico ante la alarma que vive el país por Covid-19», alertan desde Médicos del Mundo, que denuncia la precaria situación de estas mujeres, la falta de medidas de protección frente al virus y una terrible situación económica. A tal punto llega ésta, que en algunos casos se ven empujadas a seguir prostituyéndose.
«Todas las medidas sociales adoptadas por el Gobierno para paliar esta emergencia están destinadas a personas en situación regular. Pero incluso las mujeres en prostitución que estén en esta situación, no pueden demostrar ingresos ni en la mayoría de los casos pedir ayudas al alquiler», afirma Elisa García, portavoz de Médicos del Mundo en Madrid. Muchas, tal como explican desde esta organización, alquila una habitación sin ningún tipo de contrato formal ni puede demostrar ingresos. Por lo que están en riesgo de acabar en la calle y no tener acceso a ninguna de las medidas de ayuda que se han establecido.
Por eso, explican, algunas reconocen que están aceptando clientes habituales. «Porque necesitan comer o enviar dinero a su familia que suele estar en otro país, porque la mayoría son cabezas de familia de la que depende una red familiar. Se ven obligadas a elegir entre contagiarse o subsistir. Con necesidades económicas tan acuciantes la capacidad de elección está totalmente mermada», comenta García.
Esta situación se agrava aún más en el caso de las víctimas de trata, que tienen deudas con sus explotadores y que temen que éstas se incrementen debido al confinamiento. La mayoría viven en pisos gestionados por los proxenetas o en los clubes, lo que conlleva gastos. Si esta situación de confinamiento se alarga, muchas van a ver incrementada su deuda exponencialmente y las que no la tengan por trata la van a adquirir, aumentando la dependencia con sus explotadores.
Dudas sobre el cierre de los burdeles
Tal como afirman fuentes de Médicos del Mundo, más de 60 mujeres en situación de prostitución y trata a las que han contactado afirman que tanto pisos como clubes se mantienen cerrados, dato que confirman los propietarios. «Pero tenemos nuestras serias dudas de que esto sea así y que en realidad no se estén abriendo a prostituidores conocidos o clientes habituales de la zona, porque algunas mujeres nos cuentan que por las tardes les pedían que bajaran al bar a tomarse algo y así no estaban tan encerradas. También estamos atentas a artículos que afirman que se están haciendo fiestas privadas en diversos pisos.
Ante esta situación de precariedad y falta de recursos, exigen que se tomen medidas más amplias y que se consideren a las mujeres en situación de prostitución y de trata población vulnerable para que puedan beneficiarse de las políticas públicas de apoyo económico y poder acceder a los diversos sistemas de servicios sociales o Institutos de la mujer. Esta petición se extiende a la necesidad de apoyo psico-social urgente, puesto que en la mayoría de los casos se trata de personas que carecen de redes sociales o familiares, confinadas en prostíbulos o pisos, lo que añade estrés y ansiedad a una situación de por sí ya difícil.
Fuentes del Ministerio de Igualdad contactadas por este diario, han afirmado que no hacen declaraciones sobre las medidas a adoptar y que todas las decisiones y anuncios se llevan a cabo desde el gabinete de crisis del Gobierno en torno a la emergencia del coronavirus.