El trabajo en equipo en beneficio del ambiente, las comunidades y una economía sostenible es la meta que busca la puesta en firme del Memorando de Entendimiento entre importantes grupos productores de palma africana en Honduras y WWF. Tras la firma del convenio, hoy sellaron su compromiso con un manejo agrícola responsable, la empresa productora […]
El trabajo en equipo en beneficio del ambiente, las comunidades y una economía sostenible es la meta que busca la puesta en firme del Memorando de Entendimiento entre importantes grupos productores de palma africana en Honduras y WWF.
Tras la firma del convenio, hoy sellaron su compromiso con un manejo agrícola responsable, la empresa productora de palma aceitera Palmas de San Alejo y la procesadora de palma Agropecuaria Tornabé (AGROTOR), subsidiarias del grupo agroindustrial JAREMAR, y WWF, la organización mundial de conservación.
El objetivo de este acuerdo es identificar y reducir el impacto ambiental en el Arrecife Mesoamericano, causado por el cultivo de palma africana para la producción de aceite y otros derivados alimenticios.
Este cultivo se extiende por casi 68.000 ha, divididas en tres zonas, las llanuras costeras del Departamento de Atlántida, el Valle de Sula y el Valle del Aguán. José Vasquez, Oficial de Agricultura de WWF, explicó que se trabaja con particular interés en Atlántida, un área de 1.564 km2, localizada a lo largo de la costa Caribe y que está bañada por una serie de ríos caudalosos que bajan de la Cordillera Nombre de Dios.
«Debido a lo escarpado de las montañas y a las fuertes lluvias de la zona, la actividad agrícola se torna en amenaza para los arrecifes, por la gran cantidad de sedimentos y agroquímos que llegan hasta el mar. De aquí la importancia de tomar medidas para controlar la contaminación,» aclaró José Vásquez.
Como organizaciones patrocinadoras de la iniciativa sobresalen la Fundación Summit y la Alianza para el Arrecife Mesoamericano de la Red Internacional de Acción para los Arrecifes de Coral (ICRAN), alianza que responde a las necesidades de conservación de los arrecifes coralinos y al bienestar de las comunidades, y que es financiada por la Fundación para las Naciones Unidas (UNF) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Para Liza Agudelo, Coordinadora de la Alianza ICRAN-MAR, «las gestiones que WWF ha adelantado con diversos sectores agrícolas son pioneras en la región y estamos convencidos de que estos esfuerzos conjuntos traerán grandes beneficios para la salud y la conservación del arrecife y de las comunidades que dependen de sus recursos.¨
Palmas de San Alejo y AGROTOR fueron establecidas desde los años 50. Actualmente cuentan con más 500 empleados provenientes de 14 comunidades que rodean la plantación. Tiene una producción anual de 23 mil toneladas de aceite que usan para elaborar productos alimenticios y planean producir también biodiesel.
Danny Gabrie, Vicepresidente de Operaciones Agroindustriales del Grupo Jaremar, al cual pertenecen Palmas de San Alejo y AGROTOR, afirmó que siempre están buscando mejorar las prácticas de cultivo, desde el punto de vista agrícola, ambiental y legal.
«Aceptamos la invitación de WWF para hacer estudios y ver cómo se puede mejorar la plantación. Tenemos lagunas de oxidación para las aguas residuales, que usaremos para producir energía eléctrica para la planta procesadora, lo que minimiza el impacto agrícola sobre el arrecife¨, añadió Danny Gabrie.
Entre otros compromisos destacan el control de los envases vacíos de agroquímicos, el uso de cobertura vegetal en las plantaciones para evitar la erosión y reducir la aplicación de herbicidas y fertilizantes, especialmente nitrógeno.
La agricultura, además del turismo, es la principal actividad económica asociada al Arrecife Mesoamericano. Los cultivos comerciales y de subsistencia emplean a más de un millón de personas y generan más del 10% del Producto Nacional Bruto en los cuatro países que comparten el arrecife. Buenas prácticas de manejo en las plantaciones agrícolas son vitales para la protección de las cuencas y minimizar el transporte de contaminantes hasta los corales.
El Arrecife Mesoamericano (MAR), compartido por cuatro países, es el sistema arrecifal más grande de América y se extiende unos 1.000 kilómetros, desde el extremo norte de la Península de Yucatán en México, incluyendo la barrera arrecifal de Belice, la costa caribe de Guatemala y el complejo Islas de la Bahía/Cayos Cochinos, adyacentes a la costa norte en Honduras. Es considerado una verdadera joya del Caribe y único en el hemisferio occidental tanto por su inmensa extensión, como por sus diversos arrecifes, sus exuberantes corales y su buen estado de conservación.
WWF Centroamérica