En mi mundo no cabe la desigualdad, pero sí la diferencia. En mi mundo, la raza, el aspecto, la tendencia, el sexo, o la existencia o no de creencias, no se consideran una diferencia. En mi mundo no se admiten los privilegios. En mi mundo no cabe la injusticia consciente. No cabe la opresión. En […]
En mi mundo no cabe la desigualdad, pero sí la diferencia. En mi mundo, la raza, el aspecto, la tendencia, el sexo, o la existencia o no de creencias, no se consideran una diferencia. En mi mundo no se admiten los privilegios. En mi mundo no cabe la injusticia consciente. No cabe la opresión. En mi mundo cabe la libertad, más no el libertinaje. En mi mundo tenemos clara la diferencia. En mi mundo las leyes no pueden ser contrarias a la ética ni a la justicia. En mi mundo no tienen el mismo valor las denominaciones o teorías, que la praxis. En mi mundo los políticos lo son por vocación. En mi mundo son personas que sirven sin servirse. En mi mundo no hay mejores ni peores, pero sí hay egoístas y altruistas. En mi mundo también sabemos diferenciarlos. En mi mundo hay personas más hábiles y menos, más dotadas y menos, y en él, a cada cual según su necesidad, y de cada cual, según su capacidad. En mi mundo sabemos que la gente sabe y quiere cooperar. En mi mundo se proveen medios para que desarrollen todo su potencial, si así lo desean. En mi mundo hay quien ayuda a esas personas. En mi mundo no todos quieren lo mismo, pero nadie tiene derecho a perjudicar a los demás. En mi mundo, sabemos que todo es de todos, que es un derecho de nacimiento. Que lo que hay no es infinito, y que si alguien toma mayor parte, a otro le corresponderá menos, y que por eso no se consiente practicar la codicia. En mi mundo no somos santos, y no ponemos la otra mejilla. En mi mundo hay derechos y obligaciones. La cultura social es una obligación, porque el criterio se basa en ella, y sin ella no hay criterio. En mi mundo se trabaja voluntaria y cooperativamente lo necesario, que no es mucho, y nadie considera ese trabajo un castigo, porque conoce la finalidad de su tarea. En mi mundo no existe la explotación. En mi mundo nadie se aprovecha de nadie. En mi mundo todos pueden colaborar, y el que no tiene intención de sembrar, no recoge más que lo suyo. En mi mundo se puede trabajar más, pero no es necesario. En mi mundo nadie queda desprotegido. En mi mundo se cuida a todo el que lo necesita. En mi mundo no tienen cabida las guerras ni la violencia. En mi mundo se procura la reinserción y no el castigo. En mi mundo se vive para crecer como personas. En mi mundo se valora el respeto. En mi mundo se fomenta la propia vida y la vida propia. En mi mundo a la inquietud por el conocimiento en todas sus variantes se la considera una ventura. En mi mundo sabemos que este planeta es nuestro mundo, y por eso no se destruye.
En mi mundo también cabes tú, aunque quizá sea muy pequeño para ti, que crees poder metértelo en el bolsillo, o que es tuyo, o que solo tú lo mereces porque alguien a quien interesaba que lo creyeras te dijo que el mundo era así.
El caso es que el que habito no es mi mundo, ni tampoco el de una proporción de la población con ideales pero subsumida, como yo, en una masa adocenada por los medios de creación de opinión de los que sí poseen este mundo.
¿Cuál es tu mundo? Y si lo tienes, aunque solo sea en tu imaginación ¿por qué no luchas por hacerlo realidad?
Nadie ha dicho que lo vayas a conseguir. Pero siempre tendrás más posibilidades si lo intentas.
El día 25 algun@s daremos un primer paso.
Paco Bello Iniciativa Debate
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