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Entrevista a Leonor Silvestri, poeta y activista objetora del género

«Puesta a elegir, prefiero ser mujer que ser varón»

Fuentes: Rebelion

«¡Lo único peor que ser mujer, es ser varón! Yo me siento una persona que intenta fugar de los géneros, no una Queer»… Estuvo en Chile en septiembre invitada por el colectivo Rita Lazo (Lazo- rrita)* donde participan compañeras feministas autónomas. También la invitaron las Kllejeras, viejas amigas feministas autónomas y Huelga de Vientres, jóvenes […]

«¡Lo único peor que ser mujer, es ser varón! Yo me siento una persona que intenta fugar de los géneros, no una Queer»… Estuvo en Chile en septiembre invitada por el colectivo Rita Lazo (Lazo- rrita)* donde participan compañeras feministas autónomas. También la invitaron las Kllejeras, viejas amigas feministas autónomas y Huelga de Vientres, jóvenes feministas autónomas y anarcas**.

Hizo unas cuántas perfomances -como le llaman a las representaciones desde hace un tiempo en nuestros occidentalizados movimientos sociales-. Perfomances que molestaron a algunos -y también a unas cuántas- que incluían dildos y orines, pero que encantaron a los fotógrafos que atrapan imágenes controvertidas.

¿Sería una de esas chicas Queer que muestran acciones tan vanguardistas que -al menos, a mí- me dejan marcando ocupado?… Una cantidad no despreciable de jóvenes trans, queer, varones, chicas, lesbianas, la seguían en la marcha de las putas por el centro de Santiago. También, junto con feministas de Rita Lazo y otras feministas, estuvo constantemente apoyando la huelga de hambre del movimiento estudiantil chileno. Era la oportunidad entonces de preguntar a una compañera, al menos un par de cosas que duelen entre feministas y activistas de la diversidad sexual.

¿Te autodefines Queer?

¡No! ¡Estás loca! Así me dice la gente, que también me nombra «mujer». Pero Queer es una práctica por un lado, y por otro, creo que hoy en día la palabra es un significante vacío, cargado de connotaciones relacionadas con el mundo de la Academia, es como una coartada institucional. Incluso tiene que ver con maneras de rebuscarse la vida. A mí no me interesa para nada pertenecer a eso.

¿Y, desde tu mirada, qué es la práctica Queer -sin contar lo académico que se acomoda en lo queer-?

Hay un grupo de gente que no se sabe Qué es, y yo celebro eso porque quizás no sean nada, si no, más bien, es gente que funciona Cómo, que opera Cómo. A mí me gusta eso. Me interesan las preguntas por los Cómo y no por los Qué. Los Qué son pura ontología (o sea, esencialismo, identidad fija). Prefiero remitirme a las perfomances. Dentro de ese conjunto llamado queer, está la gente que objeta su género, que objeta al Estado, gente que tiene una fuerte matriz anárquica en el sentido de lo antiautoritario y de lo anti-jerárquico. Y esto para mí es importante: deshacer el género…

¿Y cómo?

La identidad no es fija, si no contingente, no es universal si no singular y tiene que ser negociada. Porque si no se negocia, entonces pasa como pasa en las okupas: eso de que como, ahora, somos iguales, los varones les pueden pegar a las mujeres. O como pasa con los varones que cuando yo hablo de deconstrucción sexo-afectiva: ellos dicen amor libre y entonces ¡a cogerse a todas!… Yo les tengo malas noticias a esos muchachos, eso no de-construye nada, es más de lo mismo. Deconstruir la sexualidad es otra cosa, es poder afectarse positiva y alegremente en el espacio público, por ejemplo en el caso de los varones, con otro como él -con otro varón- y que eso no les pese.

«Identidad no fija», entiendo que es identidad no biológica no anatómica…

Exactamente. Te lo voy a decir así: no es que yo diga que no hay mujeres, es que digo que son una construcción como una silla: la silla no sale del árbol, se construye. La mujer tampoco sale de Adán y Eva o de la costilla o de un óvulo fecundado, es una construcción bio-política.

¿Una construcción política que surge de la biología?

Sí. ¿A qué me remito? Por ejemplo hasta el siglo 18, o sea, hasta el advenimiento del Capitalismo y quizás un poco antes, la ciencia postulaba que solo había varones -modelo de semejanza-, y además estaban los varones mal construidos (las mujeres) que incluían a todos los que no eran varones bien construidos. Y el heterocapitalismo (capitalismo heterosexual) inventó esta idea de la diferencia sexual: dos cuerpos contrapuestos y sexuados. El problema con las identidades mujer biológica es que como todas las identidades, excluye a algunos o a muchos, y coloca en calidad de anormal a quienes excluye.

O sea a las mujeres trans, por ejemplo…

Claro, pero ni me voy a poner a plantear lo evidente de ¿qué hacemos con una mujer trans? o con una travesti o con una persona intersexual. Simplemente me pregunto ¿qué hacemos con una que nació sin ovarios o sin útero?…

O sea aquel argumento de que son excepciones esas personas ¿a ti no te sirve?…

No lo creo porque en realidad no es nada extraño: 1 de cada dos 2 mil nacimientos son lo que la biopolítica va a designar como «intersexuales» -según dice Fausto Sterling-. Entonces ese argumento es como decir por ejemplo que la gente albina o la gente con síndrome de down no son cotidianos. Es excluirlos, y me parece aberrante… ¡Y aunque hubiera una sola persona intersexual, basta! ¡Es suficiente! También está el derecho a autodenominarse como se quiera.

¿Qué propones entonces?

Los Tiqqun (1) dicen «nada reivindicamos nada proponemos», sin embargo, hay que fugar del mundo de los géneros y del mundo de las identidades -mundos aristotélicos-. Yo creo en un mundo de potencias, y las potencias no pueden ser estéticamente definidas ni definidas a priori. Propongo viajar hacia ese mundo, al mundo de las potencias -como quería Baruch Spinoza, filósofo del siglo XVII-. Deleuze y Guattari explican -siguiendo a este filósofo de la alegría- que nunca se sabe lo que un cuerpo puede, en la empereza, o sea en la experiencia/experimentación. La potencia podría ser definida entonces por la capacidad de afectación (alegre) con lo que me rodea, para componerme en más cuerpos y mas afectos con el firme propósito de boicotear el plan Heter-Imperial (hetero e imperialista).

SUJETO POLÍTICO MUJER

Uno de los puntos de desencuentro con la diversidad sexual (dicho simplemente) es la existencia (o no) de las mujeres como sujetos políticos de la destrucción del patriarcado. Por eso, le pregunto:

¿Existe o no, desde tu punto de vista, un sujeto político Mujer?

Existe como existen las sillas, y creo que hay que fugar ahí, aunque sin negarlo…sino cuestionándolo.

Explícame eso…

Por un lado, me parece que sirve como estrategia. Imaginemos que por la coyuntura en la que vivimos, estratégicamente, vamos a hacer algún tipo de lobby gubernamental, para descriminalizar el aborto por ejemplo. Para eso necesitamos un sujeto, utilicemos ese sujeto -la mujer- pero sepamos que es cartón pintado, consigamos lo que tenemos que conseguir ¡y ya!…

¿Y la historia de rebeldías de las mujeres es cartón pintado también?

¡No! ¡Yo no dije eso! ¡No te pongas áspera, Victoria!

Soy áspera y te pregunto…

No, simplemente me parece – voy a dar el argumento del enemigo- que esa historia de rebeldía y de opresión la vas a encontrar en muchos sujetos…

Probablemente, pero eso no cambia la memoria de opresiones, resistencias y rebeldías de las mujeres…

Yo no digo que ese trabajo esté mal, solamente que a mí me interesa otro trabajo. Uno en pos de otras cuestiones. Un trabajo que tiene que ver con la alegría, con el encuentro, con la des-genitalización, con la des-generización. Que no niega las opresiones -de ahí partimos- pero para irnos de ahí. Lamento decirlo, pero el mundo de las mujeres es un mundo que reproduce el binomio: El binomio de género varón/mujer, y ese es el enemigo y es la construcción privilegiada del mundo de la biopolítica.

Explica lo del binomio…

Ser definida dentro de una identidad es a la vez un privilegio y una cárcel. El binomio de género es el agente del control Imperial más efectivo que hayamos conocido jamás. Pensemos en como la heterosexualización -la heteronorma- trata como seres enfermos, patológicos, a los cuerpos no heterosexuales dentro de la familia. Pensemos incluso en como la heteronorma trata a las personas con deseos gay o lésbicos. Que te obliguen a ser esto o aquello es como tener el cuerpo atrapado, encadenado, y al mismo tiempo, nos convierte a todos y todas en agentes de control. Desde el binomio se controla a los cuerpos que desean y no se someten. ¿O quién se encarga de poner en su lugar a las mujeres masculinas, sino justamente las mujeres femeninas? El esencialismo es una vieja de mierda que llama a la policía en lo mejor de la fiesta porque le molesta la música. Busca controlar las potencias, los devenires, los agenciamientos de los cuerpos.

Y entonces…

Y entonces, se trata de buscar las potencias que no hemos conocido aún, insondables a priorísticamente mediante la creación de contra-deseos, de deseos que desarmen los que ha producido el patriarcado, y eso a partir del uso reflexivo de los placeres que nos compongan en más potencias.

LA MANADA

Afirma que se siente «una desobediente, una objetora de género». Dice que no hay violencia de género, que «el género es la violencia y que eso se lo roba a Beatriz Preciado». Explica: «Me he dedicado toda la vida a des-generizarme. Y no para ser iguales, si no para ser singulares. A mí la igualdad, que es uno de los presupuestos de la Revolución Francesa, no me interesa. Deseo algo singular, no individual, y también algo colectivo: la manada…

¿Qué es la manada?

Una manera de vivir que incluye también los momentos de soledad como los que estamos transitando vos y yo ahora. Donde sí tenemos nuestras manadas en diferentes lugares. Acá por ejemplo, también tenemos nuestras manadas, no estamos solas en medio de Santiago, y además, algunas personas nos esperan en otros lados. Sin embargo, también tenemos nuestros momentos de sofoco -nos sofocamos con la manada- y hacemos como hacen los lobos, que andan en manada, pero que también se van de la manada por un tiempo, y luego vuelven.

O sea, un devenir animal

Deleuze y Guattari hablan del «devenir-animal» como multiplicidad, y esa es ya una metáfora extraordinaria para pensar cuestiones antiespecistas en un mundo en que se nos dice que somos los Amos para hacer del mundo y con el mundo, lo que queramos. A la manada le interesa la propagación, la ocupación, el contagio: «El lobo no es en primer lugar un carácter o un cierto número de caracteres, es una lobería«.

¿Comunidad o manada?…

Podría ser comunidad, pero más me interesa el devenir. Y pienso en devenires animales, por eso me gusta «manada»… Comunidad también me gusta por la Comuna de París, por el comunismo, pero me interesa más el devenir que es real sin ser ontológico. Como cuando el chamán encarna al tótem, lo encarna, pero él no es el tótem, no es el búfalo. El búfalo es el búfalo. Y ahí De Lauretis (Teresa) en su libro «Diferencias» tiene un punto para los varones -no para las que estamos biopolíticamente asignadas mujeres-. Les dice a los varones: todo muy lindo, pero se olvidan, justo de lo que vos estás señalando, del cuerpo real con esa memoria de padecimiento. Ahora, me parece que lo mejor que les puede pasar a las asignadas al cuerpo mujer es fugarse de esa identidad, sin dejar el devenir y aquello de la memoria del cuerpo como reservorio de potencialidad…

Que es lo que hacen muchas feministas…

Sí, me parecen que es lo que intentan, desde Simone de Beauvoir para adelante…

Y desde antes, Louise Michel por ejemplo, que estaba bastante fugada…

Sí, por eso armó una milicia, y con las putas…

Y las obreras anarquistas de principios del siglo 20, fugando…

Sí, y eso del trabajo con el placer, propio de las anarquistas argentinas de fines del siglo 19… Yo no niego la Historia, me parece fundamental no negar la historia de opresión. ¡Si yo vengo de ahí! Pero me parece más interesante trabajar por un lado la conquista del placer, como decía «La Voz de la Mujer»: «reclamamos entonces nuestra parte de placeres en el banquete de la vida», y el trabajo con las potencias. O sea, más que reforzar lo que no pudimos, ver qué es lo que ahora podemos. Y me parece que para hacerlo, por momentos o quizás permanentemente, hay que fugar de la identidad mujer. Sin olvidarnos que fugar de la identidad mujer no significa: bueno como ahora ya no hay problema de género y no hay más eso de varones y mujeres, entonces yo voy a estar siempre en la cocina…¡No! ¡Eso es ser idiota! ¡Eso es ser boluda! ¡No hay que dejar que ningún pelotudo se aproveche!

FEMINISMO SIN MUJERES

Le pregunto si conoce ese fenómeno académico -local- del llamado Feminismo Sin Mujeres. Responde que sí, que es «el de la CUDS, una Coordinadora Universitaria de Disidencia Sexual».

¿Y?…

Me invitaron un té con masas… Yo les pregunté por qué es que ellos creen que son la disidencia sexual si para mí son unos muchachos gays con una terraza espléndida en el costoso centro de la ciudad de Santiago, y no unos maricones de población, y porque además no están interesados en la formación de pensamiento fuera de los estamentos universitarios, ellos quieren estar en la institución universitaria… ¿Qué disidencia es esa? Los disidentes sexuales, los exiliados sexuales, como decía Néstor Perlongher, queremos incendiar las universidades -¡Ya, están todos avisados!-. Para mí ese Feminismo sin Mujeres es una provocación mediática y lo mejor que se puede hacer con los provocadores es lo que se hace con los fantasmas en la magia, ignorarlos, no darles crédito, como que no son interlocutores válidos ¿viste?

¿Algo rescatas?

Hay un texto en ese libro de la CUDS, Feminismo Sin Mujeres, que es el único texto bueno que tiene el libro. Es de una feminista, Alejandra Castillo. Ella explica los motivos de por qué el feminismo no es humanismo, y que como no es humanismo, no es universal. Y da cuenta de cómo el feminismo que vendrá -no el que estuvo- es un feminismo que va a incluir todo un set de potencias que no pueden ser clasificadas solamente dentro de ontología llamada mujer. También explica que hay que salir a destruir la biología, que es la que históricamente pone a la mujer en el lugar de madre reproductora nutricia sin ningún tipo de posibilidad de otro devenir. Bueno, ese texto abre el libro y es muy bueno. Por otra parte, en ese té con masas, oí comentarios sobre si la autora del texto estaba más gorda o no… ¡Uf, si esa es la disidencia sexual, yo entrego el carnet de afiliación a la Disidencia, mañana! ¡Esos son los momentos donde yo me vuelvo una suerte de feminista radical de la segunda ola!…

De esas pesadas, a las que justamente el Feminismo Sin Mujeres quiere negar…

Sí, ahí digo: ¡Que vuelva Firestone y los mate a todos! Por su puesto yo nada que ver con el Feminismo sin Mujeres… Creo que ellos le llaman disidencia sexual a lo que realmente es un nicho de mercado, y se pelean con los queer porque lo Queer hoy, es otro nicho de mercado.

De la cooperación internacional al desarrollo

Justo.

LA CUESTIÓN DE LA CLASE Y MÁS

En un debate le oí decir algo así como «con la clase no hacés mucho…». Esto cuando una feminista autónoma de «Huelga de Vientres», subrayó el tema. Le pregunté entonces a qué se refería con esa afirmación: «Para empezar», me respondió, «es otra de las categorías aristotélicas propias del marxismo, propias de esa manera de ver el mundo dividido en simbólico y material. ¡Y yo no veo más el mundo así! Y entonces con la clase no hacés mucho»…

¿Por qué?

Porque ahora que estamos todos trabajando en Call Centers (Centros de llamadas) y no en las industrias pesadas de principios del siglo 20. Si hay algo así como un señor oprimido proletario, un sujeto proletario, ya sabemos lo que pasa con él, que vuelve a casa, borracho, le faja a la mina, la caga a palos, la viola… Y ya sabemos lo que pasa con esa mujer-madre golpeada, que a su vez es proletaria también. Ella se descarga con la hija porque la tiene ahí, a la mano. Yo entiendo ¡Son todos víctimas! Pero lo que quiero pensar cómo nos fugamos de ahí. Y además reafirmo que este mundo de hoy no es el que se describía en los siglos 19 y 20, es otro mundo… La clase no nos ha sido útil para construir formas-de-vida y subjetividades radicales.

Relativamente, otro mundo…

Para mí es otro mundo. ¡Ya no está más! El trabajo no es el mismo. Me parece que la clase, produce un cierto tipo de cuerpos y de subjetividades de los cuales hay que fugar. Pienso además en teóricas como Joan Scott -historiadora, la mentora de Judith Butler- que dice que no se pueden estudiar los fenómenos aisladamente. Si estudiás clase, estudiás raza. Si estudiás trabajo sexual que es «género» porque las trabajadoras sexuales son cuerpos biopolíticamente asignados a mujer, o cuerpos feminizados, no podés estudiarlo si no le cruzás raza. Si mirás a la modelo de pasarela europea, trabajadora sexual fina, últimamente es de Europa del Este, croata por ejemplo. No la podés analizar sin la raza. Y si analizás raza, te metés con la clase… Sin embargo, no tenemos más la capacidad de decir «este es el sujeto»… Yo le temo a la gente que dice «éste el sujeto de la revolución», porque no hay revolución, en todo caso la revolución es aquí y ahora. Y son muchas, atomizadas.

Es lo que ha dicho el feminismo autónomo latinoamericano: mujer no universal, y no una suma de dimensiones sociales, si no configuración: india-empobrecida-rural -una sola con todo eso en su devenir, o mestiza-urbana-en prostitución… ¿Niegas eso?

Lo afirmo como construcción, como afirmo el mundo de las sillas. Y me pone muy nerviosa cuando alguien que no ha desistido de sus privilegios de clase, de género, de raza, se pone a hablar por las demás. Por las trabajadoras sexuales por ejemplo, que es lo que le discutía a esa chica. Yo dejé la Universidad, mi familia y el trabajo formal porque me parece que es este otro lugar, en donde está instalado el esfuerzo de las potencias y de la alegría. ¡Pero quién no lo hace, que no me venga a hablar! Si no trabajaste de trabajadora sexual ni de empleada de supermercado, nunca. ¡Entonces no sabés! Sin embargo la moral y la decencia propia de las capas sociales medias tienen a pensar que la dignidad de fregar baños es más digna que la dignidad de la puta.

Ya, y entonces le llamas «trabajo sexual» y no prostitución…

Porque me parece que es distinto. No niego el trabajo sexual como una posibilidad, y ahí me pliego a ciertos discursos de las feministas radicales de los 70: ¡Deberíamos cobrarles a los heterosexuales por cogernos, a todos, a nuestros maridos, a todos! ¿Querés sexo conmigo? ¡Pagame! Eso es trabajo sexual no remunerado: el matrimonio…

Claro, y las mujeres -si podemos- cobramos…

Sí, pero ha habido algo que se llama emancipación sexual… Entonces ahora no está clara la relación. Yo creo que hay que fugar de esa relación, y del trabajo que sea, fugar en pos de la manada, en pos del apoyo mutuo, de las construcciones afectivas. Hacia allá hay que fugar, hacia la abolición de la propiedad privada. Ahora, mientras estamos acá ¡hay que cobrarlo siempre!

Entonces lo del trabajo sexual pierde sentido, dices…

Claro, siempre tiene un precio en el heterocapitalismo el sexo. Si me preguntas si estoy a favor del trabajo sexual entonces, te respondo que estoy a favor de que no haya trabajo. Estoy por la abolición de todo trabajo. Pero, ojo, una trabajadora sexual no es lo mismo que la mujer sustraída bajo coerción directa o mediante engaño que es metida en un burdel…

Las que están en tráfico, dices…

Sí ¡Eso es otra cosa! ¡Esa es la esclavitud! Y para salir de la esclavitud tiene que dejar de haber humanos… Esto es una metáfora, no es que quiero matar a todos los humanos. No. Hay que dejar de de ser humana en el sentido de buscar otros devenires, los de la manada por ejemplo, los devenires animales. Ya sabemos lo que hace la humanidad y hay que fugar de ella…

Y además, las mujeres siempre hemos sido miradas como animales…

¡Mejor, un problema menos!

PERFORMANCE PARA QUIÉN

Le advierto que retomo mi aspereza. «Dígalo no más», exclama… ¿Para quién termina siendo tu performance?: Desnudo, masturbación, dildo… ¿No es para los hombres? Porque creo que a ellos les gusta mucho. Responde: «Yo no les gusto mucho a los hombres, ese personaje que viste les da un poco de temor»…

Al verlos, observé esa mirada tan conocida, esa perversión…

¡Ah! Si despierta perversión, está muy bien, pero que no despierte al heterosexual que llevan dentro…

De eso hablo…

A mí no me gusta mucho el psicoanálisis, pero hay una psicoanalista lacaniana, Rudinesco, que diferencia, perversión de perversidad. Entonces, si despierta sus perversiones, bien. El problema de la heterosexualidad es la perversidad.

¿Qué sería perversión en este caso?

Su deseo de que le den por culo, de que otro hombre le de por culo, o su deseo de estar con una mujer -como yo-, mujer entre comillas, más potente que él…

Difícil en esa mirada…

No te creas, yo creo que eso puede ser construido, puesto que el deseo no es natural, si no una programación del heterocapitalismo…

¿Quieres decir que el deseo es una producción?

Exacto, una producción como la silla. Y si se produjo, se puede desprogramar y programar en otros sentidos. Y eso intento hacer. Me sale, no me sale ¡quién sabe! A veces sí, a veces no. Creo que también hay que salir de esa manía de controlar los efectos. -¡No lo digo por vos! Lo digo por detractoras. Me parece que querer todo el tiempo controlar los efectos es propio de la neurosis que produce el capitalismo. ¡Si no sabemos de los efectos! ¡Tiremos líneas de fuga! Yo creo que si yo orino arriba de la mesa mientras me saco cosas de un chocho (vagina) sucio sangrante, y te escupo y digo unas cosas aberrantes que hablan de cómo un padre viola a una hija, a los varones no les gusta, al heterosexual medio le incomoda, se quiere ir… ¡A las chicas les gusta mucho!

No sé si nos gusta a las mujeres, pero puede estremecernos con la memoria del abuso en nuestros cuerpos…

¡Y sí! No quiero decir que no pueda ocurrir que eso se convierta en simple espectáculo. Si es así, ¿qué haremos?, nos iremos de ahí. Diremos adiós sin ninguna nostalgia. En el momento en que me doy cuenta de que estoy haciendo un circo para que un par de wevones se hagan la paja, ¡ya, listo, me dedico a otra cosa, veremos a qué! Siempre existe ese riesgo y yo lo voy a correr. ¡Si me ensucio, me limpio! Pero me parece que no, me parece que lo que hago es una interpelación.

Le explico que no la hago responsable de las miradas masculinas y que más bien, lo que me preocupa es cómo llevan ellos su masculinidad a acciones de desobediencia sexual, incluidos los gay. -¡Cómo tan interesados los varones en acciones que hacen feministas!-. Justamente recordé a uno que nos gritó en la marcha: «¡Las tetas de la mujeres son lindas, muéstrenlas!», y supongo que imaginaba que su control sobre nuestros cuerpos es la liberación propuesta…

Eso vi y oí en la marcha…

Veo a lo que vas, por suerte tengo unas tetas pequeñas con piercing que se parecen más a las tetas de un nene. Yo cultivo eso: te estás excitando con mis tetas, en realidad te estás excitando con alguien que no parece realmente una mujer…

 

O sea, quienes tenemos otros cuerpos no podemos hacer eso…

Pero puedes hacer otra performance. Tú por ejemplo, creo que la hacés, y que forma parte de tu performance cotidiana: tengo 50 años y estoy buenorra, no quiero parecer una pendeja, te estás calentando conmigo que no soy una joven, pero tampoco una señora de su casa… Eso forma parte de tu desobediencia sexual. Igual puede pasar que eso sea cooptado. Si es cooptado, lo tiramos, y cambiaremos de estrategia ¿No?

COMPAÑERAS EN VEZ DE PAREJA

También hablamos sobre el dolor de lo que el mundo patriarcal llama «infidelidad», o incluso de cómo en la propuesta poliamorosa de muchas feministas y no feministas -o sea, en la propuesta de tener con toda honestidad y respeto, diversos amores a la vez- pareciera que a veces, no se toma en cuenta el dolor que produces a otras y otros. Para ella el dolor es necesario. Lo explica diciendo que se opone a un mundo que no se ve afectado y le llama «desafectación».

¿Y qué sería eso?

Que ves que muere alguien en la calle y a vos no te pasa nada, ves que violan a una mujer y no te pasa nada, ves que se muere un perro y a vos no te pasa nada, ves la carne en la góndola y a vos no te pasa nada… No te duele. Y el dolor es necesario, no hablo del sufrimiento, ni del padecimiento. El dolor es el precio que se paga por vivir, está bien que duela. Hay dolores vitales. Yo me opongo a que te den prozac para que no te duela nada.

Ser feminista, duele, mis tatuajes, dolieron, parir a tu hija debe haber dolido, ser madre de tu hija hoy, debe estar doliendo. Yo hablo de las afectaciones libres y alegres…

¿Qué es como el «amor libre»?

El amor libre forma parte de la matriz del pensamiento anarquista, solo que el significante Amo(R) me parece que esta completamente podado de su potencia insurgente. El modelo del Luddismo Sexxxual (2) es la amistad como modo de vida y dentro de la amistad, la sexualidad es otra de las cosas que podemos compartir, pero no esta sexualidad que nos construyeron en la producción heterocapitalista de deseos. Es necesario salir a construir afectaciones libres y alegres, es decir básicamente maneras de agenciarse (algo así como conectarse en la presencia con otros y otras), armar agenciamientos, manadas, con otras corporalidades. Contar compañeros, compañeras, no pareja. Y son un buen reemplazo para la droga amor, que hace parte de una familia de muchas otras drogas: la pareja, la monogamia, el género… que son todas pasiones tristes.

Y en esta propuesta ¿cómo haces para no herir a los demás?…

Si te refieres al dolor que te puede producir que tu compañera tenga otras amantes, bueno, hay estrategias ¿no? Estrategias para desprogramarse, para manejar los celos que son una producción. Y también hay acuerdos éticos. No se puede hacer nada de esto sin una ética. ¿Qué es una ética?, lo opuesto a una moral, no es universal, es singular, hay muchas éticas. La que yo manejo es aquella que destruye el mundo tal y como lo conocemos. Una ética antisistema. Una ética amatoria del deseo libertario o luddismo sexxxual. Una ética que nos sirva para destruir por completo la máquina de producción de deseos heterocapitalistas en pos de la construcción de un mundo de potencias, de subjetividades radicales, de formas-de-vida radicales.

Leonor subraya que proviene del feminismo y del anarquismo «de donde – aclara- no me voy a ir porque son los dos vectores para pensar muchas cuestiones, aunque finalmente quizás no adhiera cien por ciento a estos dos movimientos».

Es de Buenos Aires, me contó que nació en una «familia estalinista» (estalinista en serio) de origen catalán y muy pobre, pero que ascendieron a «clase media alta» e hicieron «todo lo posible para ocultar sus orígenes paupérrimos». «Por suerte», dijo, «el poder no controla sus efectos», entonces emergió ella. Estudió Filología Antigua «en un periodo de mucha normalización», en relata que intentó ser «como todas: Tener un novio, convivir… ¡pero me salía para el cuerno!». Aunque no agradece mucho a su familia, dice que fue bueno que su madre se resistiera a regalarle una Barbie o que no le permitieran ver telenovelas. Igualmente, define a su familia como «un contexto de mucha represión sexual» y calcula que su padre «con el que tuve toda una situación de abuso, estaba entre enamorado y envidioso de mí». Explica que lo declara en el peor de los sentidos: «en el sentido perverso».

También es poeta y para ella la poesía es «algo así como un tacho de basura donde tirar toda la mierda de mi ego». Tiene un libro hermoso de poemas publicado: «Después de vos» (3) , que contrariamente a lo que pudiera pensarse, no lo dedica a algún amor humano, si no a dos gatas y un gato.

Victoria Aldunate Morales es feminista autónoma

* Todos los paréntesis son de la entrevistadora (yo), no de la entrevistada.

** Fue invitada, entre otras actividades en chile, en septiembre, al seminario «La Violencia en la Vida de las Mujeres», en el Colegio Cristo Joven de Lo Hermida, organizado por las Kllejeras (al que también fue invitada la entrevistadora como panelista).

1. Colectivo y concepto filosófico, cuyos miembros, a partir de sus postulados, incluso han sido encarcelados en Europa y perseguidos en EE. UU., tras el atentado del 11 de septiembre a las torres gemelas.

2. Para comprender más la propuesta de Leonor Silvestri recomendamos consultar su blog: http://luddismosexxxual.blogspot.com

3. SILVESTRI, LEONOR. «Después de vos». Ed. Ardiente Claridad, Buenos Aires, 2007.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.