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¿Qué dicen los últimos datos de envejecimiento en Cuba?

Fuentes: IPS

Los resultados de la Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población revelan vulnerabilidades asociadas en su mayoría a la seguridad económica y brechas de género.

Publicada este mes, la Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población (ENEP 2017) se aproxima a cómo vive y cuáles son las necesidades del 20,1 por ciento de la población de 11,2 millones de habitantes, que tiene 60 años y más.

Las estadísticas de participación laboral y seguridad económica, redes de apoyo e intercambio de ayudas, entorno residencial y comunitario seguro, incluyeron datos segregados por género, y en algunos casos por color de la piel, que permiten identificar algunas de las zonas de riesgo.

La encuesta fue aplicada entre noviembre de 2017 y enero de 2018, en una muestra representativa de la población cubana de 50 años y más que abarcó las 15 provincias del país, y el municipio especial Isla de la Juventud.

Cuba figura entre los países más envejecidos de América Latina, al punto que en una década, el 29 por ciento de su población cubana tendrá 60 años y más, lo que supone un desafío para la economía y el sistema social que hasta el momento prioriza la atención a grupos vulnerables como una prioridad.

La Redacción IPS Cuba resume algunos de los resultados señalados por el estudio.

Participación económica

Entre las grandes preocupaciones de las autoridades figura la contracción de la fuerza laboral cubana por lo que en 2009 se extendió la edad de jubilación hasta 60 años en el caso de las mujeres y 65 en el de los hombres.

  • El 21 por ciento de todas las personas de 60 años y más en Cuba permanecen en la fuerza de trabajo, mientras 13,5 por ciento de las personas fuera de edad laboral se encontraban trabajando en el momento de la encuesta.
  • Las dos razones que prevalecen en la participación económica fuera de la edad laboral son «sentirse útil y capaz» y «razones económicas».
  • Dentro del grupo de estudio las fuentes de ingreso principales fueron el salario y las pensiones por jubilación.
  • Quienes tienen como única fuente de ingreso su jubilación o pensión declaran que estos ingresos no son suficientes. El 70 por ciento considera que tiene privaciones y carencias.
  • El 40 por ciento de las mujeres y el 37, 3 de los hombres declara que sus ingresos no alcanzan para cubrir sus necesidades principales. En esta misma condición se encuentran el 41,1 por ciento de la población negra, el 43,3 de la mestiza, y el 36,8 de la blanca.

Calidad de vida

  • Los bajos ingresos suponen algunos límites a la vida cotidiana, entre estos: «adquirir/arreglar la vivienda», «realizar vacaciones, viajes o excursiones» y «ayudar a hijos/familiares y visitar a aquellos que viven lejos», son los más frecuentes.
  • Cuatro de cada diez personas de 60 años y más usan las tecnologías de la información y las comunicaciones, lo que a consideración del estudio resulta un medio alternativo para la autonomía en el manejo de los recursos financieros, la ocupación del tiempo libre y la comunicación con familiares y amigos que están distantes.
  • El 97,5 de las personas de 60 años y más reside en casas o apartamentos, no presentan situaciones de hacinamiento y disponen de servicios de agua segura, electricidad, sistema de desagüe, y combustibles no contaminantes para cocinar.
  • Pero el 44,1 por ciento de las personas encuestadas refieren que sus viviendas presentan al menos una afectación en su estructura.
  • El 78,5 por ciento de la población de 50 años y más habitan en zonas urbanas y en su mayoría (entre el 70 y el 85 por ciento) evalúa de regular y mala la iluminación nocturna, el estado de las calles y aceras, la higiene y el transporte público.
  • Los resultados sugieren una baja incidencia de maltrato hacia las personas de 60 años y más en su entorno residencial, o al menos el 89 por ciento de los encuestados no lo reconocieron.

Redes de apoyo y cuidados

Entre los resultados positivos que destaca el estudio está un nivel alto de autonomía en la mayoría de los encuestados, aunque 80,6 por ciento de las personas de 60 años y más padece al menos una enfermedad crónica, siendo la hipertensión arterial la más frecuente.

  • Solo 7,6 por ciento de las personas de 60 años y más declararon que requieren de ayuda o apoyo para realizar una o más de las actividades básicas de la vida diaria.
  • El 15,2 por ciento de los hombre entre 60-74 años y el 21,4 por ciento de las mujeres en este mismo rango se evaluaron en situación de dependencia.
  • Más de 50 por ciento de las personas que ofrecen ayuda son hijas(os) o hijastras(os) de la persona que la recibe.
  • Alrededor de 31 por ciento de los cuidadores tiene más de 59 años, lo que se identifica como una forma de participación pero también constituye una vulnerabilidad.
  • El 82,6 por ciento de las personas de 60 años y más vive acompañado. Quienes viven solos tienen una edad promedio de 71 años y 57 por ciento son mujeres.
  • Aproximadamente 50 por ciento no reside con ninguno de sus hijos. Del total de hijos que no conviven con sus padres ancianos, el 13,2 por ciento vive fuera de Cuba, identificándose la migración como una de los problemas demográficos del país.
  • El 68,5 por ciento recibe pensiones a través de los regímenes de seguridad y asistencia social que tiene carácter universal.

Desigualdades de género

Las brechas identificadas se relacionan en su mayoría con la dependencia económica, dada por una incorporación menor al trabajo fuera del hogar a lo largo de la vida (76, 3 por ciento de las encuestadas frente a casi todos los hombres) o un retiro más temprano.

  • La encuesta anota que como tendencia los hombres se reincorporan con mayor frecuencia tras la jubilación y trabajan hasta edades más avanzadas (el 16,1 por ciento del total de hombres jubilados frente al 7,1 por ciento de las mujeres).
  • Entre las mujeres que dejaron de estar vinculadas laboralmente por una causa diferente a la jubilación, el 26,3 por ciento de las mismas lo hizo por la necesidad de proveer cuidados.
  • Los hombres tienden a disponer de mayor cantidad y más diversas fuentes de ingreso: Nueve de cada diez hombres cuenta con ingresos propios (salario, jubilación, rentas, ahorros), ello está presente apenas 6 de cada 10 mujeres.
  • En todos los grupos de edad la autopercepción de salud que reportan las mujeres es peor que la declarada por los hombres.

Fuente: http://www.ipscuba.net/sociedad/que-dicen-los-ultimos-datos-de-envejecimiento-en-cuba/