¡¡Basta ya!! ¡¡Nuestros hijos y nietos no se merecen este futuro de esclavitud o exilio!!
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Antecedentes.
La bahía de Cádiz, sin que se haya practicado ninguna reconversión real, lleva varias décadas sufriendo el cierre paulatino de empresas tan emblemáticas como: Altadis (Tabacalera), Delphi (descentralización), el sector pesquero (más de doscientas embarcaciones), San Carlos (que fabricaba y exportaba motores y calderas), Navalips (fabricaba y exportaba hélices y otros elementos de fundición), Ibérica Aga, Visteón, Gades Solar, etc., etc.
Recientemente han anunciado el cierre de AIRBUS, Puerto Real, una empresa altamente rentable. Y con todas ellas, ha ido desapareciendo todo el tejido de industrias auxiliares que la sustentaban. Y, por supuesto, volatilizándose todas las actividades indirectas o inducidas derivadas del extinto complejo industrial.
Y, por si fuese poco, los tres astilleros ubicados en la metrópolis gaditana, muy activos ambos desde sus respectivas inauguraciones: Bazan-La Carraca (sigloXVII), Puerto Real-Matagorda (mediado siglo XIX) Y Cádiz (Principios siglo XX), desde que España ingresó en la Unión europea, han ido menguando progresivamente sus actividades hasta la catastrófica situación actual, que intenta preconizar una muerte por inanición, debido a su falta de carga de trabajo. Los alcaldes de la Bahía y Diputación, deben unirse, de una vez por todas, para evitar que este esencial e histórico recurso de la Bahía, desaparezca.
Basta decir que hace 35 años, la población de Cádiz, capital, la componían 158.000 personas, hoy es de 116.000. El exilio y desarraigo, supone uno de los peores castigos que pueda sufrir una persona.
Actualidad.
Si Andalucía, tal como recogen las estadísticas, representa la Autonomía con mayor índice de desempleo y pobreza, provocado por las políticas de los diferentes gobiernos estatales y la indolencia e ineficacia de los gobiernos andaluces, la Bahía de Cádiz, junto con las tres poblaciones atlánticas, se mueven en un permanente y progresivo deterioro del mercado laboral, ofreciendo los dramáticos parámetros de un 30% de desempleo, un 50% de desempleo juvenil, un 75% de temporalidad, un 30% de irregularidad en la contratación, un 30% de economía sumergida, con índices migratorios negativos- especialmente en juventud, técnicos y talentos-, con la renta per cápita más baja del país y en desconvergencia permanente con Europa y resto de España.
Si bien es verdad que, a nivel mundial, los trabajadores tienen que sufrir un acoso permanente de un sector patronal insaciable de lucro y empoderado por unas leyes que les salvaguardan, habiéndose cruzado, específicamente en España, la línea roja de protección de la clase obrera con una salvaje “reforma laboral”, que no terminan de derogar, también es cierto que debido a la elevadísima demanda de empleo en la Comarca gaditana, la aprovechan, no pocos empresarios, para instalar una inicua explotación profesional que deriva en una perversa precariedad laboral.
Mientras tanto, la derecha, en un Congreso reciente de su Partido, denuncia indignadísima que la gente se jubile a los 65 años o que las pensiones se revaloricen con el IPC anual. Otra vuelta de tuerca más contra la sufriente clase trabajadora. Pero les parece genial que cada año se pierdan del erario público 170.000 millones de euros por corrupción y fraude fiscal. Todos estos “guiños” partidistas empoderan, cada vez más, al mundo empresarial.
Hechos que provocan el conflicto.
Dentro de este escenario, la patronal gaditana se reúne con los sindicatos para negociar los nuevos acuerdos marco del Sector del Metal. Una vez más, este núcleo empresarial, aduciendo que, ante la situación actual, los trabajadores deben sacrificarse un poco más, no aceptan la simple propuesta de no pérdida del poder adquisitivo, el respeto a los pluses pactados anteriormente, la garantía sobre la seguridad e higiene y la eliminación de jornadas abusivas. La patronal, dice NO.
Un sacrificio más, para unos trabajadores que tienen que sufrir el acoso permanente de un sector patronal insaciable y empoderado que ejerce caciquilmente su poder de intervención, desequilibrado en el actual marco laboral y que es, en medio de crisis y pandemias, quien continúa obteniendo permanentes rentas y beneficios, desproporcionados frente a la menguante renta laboral. Unas familias de trabajadores, que no pueden “llegar a fin de més”, tienen que soportar los abusivos precios de la luz, de los alquileres de la vivienda y de otras necesidades básicas, son los que deben “sacrificarse” y reajustar a la baja, una vez más, sus mermados salarios.
Es, en ese momento, cuando los trabajadores del Metal, rememoran a todos esos compañeros que, por exigir simplemente sus menguados derechos, son expulsados de sus empresas, anotados en una “lista negra” compartida, y obligados a exiliarse a Holanda, Escocia, Galicia o Alemania para poder mantener a sus familias. Es, en esos momentos, cuando recuerdan las fábricas y empresas cerradas y a tantos compañeros y compañeras que, tras el año y medio de indemnización, malviven en la precariedad laboral, por no hablar de los suicidios, que sólo en Delphi se dieron 9. Es, en esos momentos, cuando tienen presente a toda esa juventud de la Bahía que ha perdido toda la esperanza, debiendo luchar contra toda desesperanza. Es, cuando todas y todos, nos acordamos de los barrios excluidos de Cádiz.
Es, en ese momento de cerrazón, cuando la avaricia y ceguera empresarial y actuaciones políticas desindustrializadoras encienden la chispa de esa rabia, sufrimiento e injusticias, paciente y pacíficamente contenidas durante años, cuando la población de Cádiz se aglutina en un quejido de ¡¡Basta ya!! ¡¡Nuestros hijos y nietos no se merecen este futuro de esclavitud o exilio!!
Cuando se inicia el conflicto, en un ambiente pacífico, pero insistentemente cotidiano- mañana y tarde- con la incorporación de todo el asociacionismo social de Cádiz, también de la Bahía, los sindicatos en todo su abanico, colectivos feministas y vecinales, estudiantes y pueblo en general, se está aportando el mensaje de la gran magnitud del problema, el cual se realza, aún más, cuando tiene repercusión nacional, e incluso internacional, producto de la identificación con el dilema. Y es que, en el fondo, este sistema económico que padece el mundo, no ofrece ninguna respuesta a los problemas que plantea la humanidad y el Planeta.
La solución que ofrecen es la de enviar unos reforzados antidisturbios, que no se hubiesen producidos de no venir ellos. La desenfadada, pacífica y alegre ciudadanía de Cádiz, no necesita tanquetas, balas de gomas y gases lacrimógenos, lo que necesita es EMPLEO, que se recuperen las fábricas cerradas, que los tres astilleros tengan carga de trabajo, al igual que sus similares europeos, que reconsideren el cierre de Airbus y que exista una verdadera voluntad política, Autonómica y Estatal, para reindustrializar la Bahía. Existen muchas propuestas e iniciativas de la Sociedad Civil organizada, pero no se les tiene en cuenta.
El pueblo de Cádiz, tiene que sufrir, además de la violencia económica, empresarial y represiva, la violencia mediática. Aparecen los relatores que no tienen el menor pudor en manifestar que las protestas deben ser “respetuosas, educadas y amistosas”. Vamos, que te están jodiendo la vida y debes sonreírles. Otro, intenta enaltecer los sentimientos de un antidisturbios. Otros están desesperados por criminalizar a los trabajadores, que sólo luchan por su pan y el futuro de la Bahía. y a otros se les llenan la boca o la tinta, achacando de violentos. vándalos o terroristas, a unos trabajadores que, si gozaran de un empleo o un sueldo digno, seguro que serían las personas más pacíficas y felices del mundo.
¿No se considera vandalismo que desahucien de su casa a un trabajador por quedarse desempleado? ¿No es vandalismo que el 30% de la Bahía gaditana se encuentre desempleada? ¿No es vandalismo las abismales desigualdades existentes en el mundo? ¿No es vandalismo la existencia de paraísos fiscales? ¿No es vandalismo la precariedad y explotación laboral? ¿No es vandalismo que una familia no pueda llegar a “fin de mes”? ¿No es vandalismo que expulsen de sus tierras a los pueblos originarios, para desforestar y montar mega proyectos que tanto perjudican al medio ambiente? ¿Quiénes son los que verdaderamente están ejerciendo la violencia y el vandalismo?
Comité Oscar Romero de Cádiz
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