Con la que está cayendo en los últimos tiempos, es cada ves más insostenible la presencia de IU en el gobierno andaluz, enrocándose y obstinándose en salvaguardar un Pacto vergonzante, que perjudica incuestionablemente el trabajo generoso de muchos hombres y mujeres de sus bases militantes (entre los que me encuentro), pues con él no damos […]
Con la que está cayendo en los últimos tiempos, es cada ves más insostenible la presencia de IU en el gobierno andaluz, enrocándose y obstinándose en salvaguardar un Pacto vergonzante, que perjudica incuestionablemente el trabajo generoso de muchos hombres y mujeres de sus bases militantes (entre los que me encuentro), pues con él no damos credibilidad ninguna al discurso que torpemente queremos hacer llegar a la sociedad, tratando de mostrarnos como una fuerza política impulsora de una necesaria y urgente regeneración política y democrática. Con esas mimbres no somos creíbles. Poquitos cestos políticos vamos a hacer.
Si nos reclamamos como una izquierda transformadora, entonces porque solo acertamos a autocomplacernos con un reformismo vergonzante. Somos mal que nos pese, gestores de sus miserias, y solo servimos para apuntalar evitando su desmoronamiento, a un partido que se olvidó de la reforma agraria, que sólo da limosna al jornalero y nombra hija predilecta a la Duquesa de Alba, a la que felizmente su ilegítimo e indecente patrimonio ya le vale de bien poco. La muerte, al fin y al cabo, es lo más democrático que conocemos.
El gobierno andaluz que sustentamos, negándonos sin sonrojarnos lo más mínimo, a comisiones de investigación (algo que no casa muy bien con el ADN de la izquierda), es sin lugar a dudas, un esperpento político con unos corruptos impresentables que habría que echar a patadas de la Junta de Andalucía. Su desfachatez y arrogancia no merece otra reacción por parte de la ciudadanía. Para el andaluz de a pie, estamos haciendo bueno el refrán, «Dime con quien andas, y te diré quien eres». Pareciera que los fastos y oropeles de los despachos, nos impidieran ver la cruda realidad de nuestras calles, nuestros barrios, nuestras escuelas, nuestros centros de salud, nuestro campos, etc… Menos pasearse con corbatas, y más sudor en el tajo con el traje de faena.
Con tanto despropósito en este indefendible Pacto, le hemos hecho un flaco favor a nuestro honesto y honrado Cayo Lara en su impecable labor como coordinador federal, con su generoso gesto final que le honra como pocos, de haber sabido dar un paso atrás para que otros compañeros más jóvenes, que vienen empujando con renovadas ganas y descaro, tomen las riendas de nuestro ilusionante proyecto de convergencia política y social. Con el lastre del Pacto con el PSOE, muy pocas organizaciones de izquierda van a tomarse en serio nuestras propuestas.
Y lo que es peor aún y de una gravedad imperdonable, en la referida e ilusionante etapa que estamos abriendo con tanto esfuerzo colectivo, le ponemos muy difícil la ingente tarea que está desarrollando hacia un proceso constituyente, a nuestro incombustible Alberto Garzón, cuando tiene que explicar un día sí y el otro también, la contradicción que supone querer cargarse al bipartidismo que sostiene el régimen del 78, y estar gobernando por otro lado, con un partido pieza fundamental y obscena de ese puntal anacrónico y pernicioso, que sigue teniendo en sus filas bajo sospecha e investigación en el Tribunal Supremo, nada más y nada menos, que a dos ex-presidentes de la Junta de Andalucia. ¡Qué se nos habrá perdido a nosotros en este entierro del putrefacto y maloliente régimen del 78!.
Sensatez, cordura y más audacia política, con una mayor altura de miras, es lo que deberían tener los dirigentes de IU en Andalucía. A la izquierda históricamente solo le vale la fuerza del ejemplo, (Ánguita, su mejor referente), y el ejemplo que se da en Andalucía no es muy edificante para construir otro modelo de sociedad posible. Ya lo dice otro refrán, «No basta con ser honrado, también hay que parecerlo», como la mujer del César.
La autocomplacencia de algunos de nuestros dirigentes andaluces, unida a su habilidad para mirar hacia otro lado en asuntos escabrosos que golpean la línea de flotación del PSOE, está haciendo un daño irreparable a nuestra organización política, cuyo patrimonio más valioso son sus hombres y mujeres de base, que empiezan a sentirse hartos con esta forma de hacer política en las Instituciones.
Alguna que otra dimisión por manifiesta incapacidad para sacar adelante un vergonzante Pacto de Gobierno, con 30 leyes y 256 medidas incumplidas en su mayoría (para el PSOE su firma solo suponía un brindis al sol), vendría muy bien para salvaguardar nuestra imagen de izquierda transformadora, que siempre por principios ideológicos irrenunciables, ha de estar del lado de los más débiles y desfavorecidos, que no de los corruptos y manipuladores acostumbrados a medrar en lo público durante más de 30 años.
Más ejercicio de humildad, y menos aferrarse a un sillón lleno de ácaros e inmundicia inconfesable, supondría una salida digna y airosa a una situación cada vez más insostenible para IULV-CA, que se merece otros dirigentes que sepan leer e interpretar mejor los acontecimientos históricos que están acaeciendo en las entrañas de nuestra sociedad. Si no estamos a la altura de las circunstancias, encabezando las históricas reivindicaciones del ninguneado pueblo andaluz, otros harán esta tarea por nosotros pasándonos por encima como un vendaval político.
Tiempo al tiempo, compañeros.
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