¿Es feminista la generación Z?. Una radiografia social.
Desde hace un tiempo, todas hemos visto signos alarmantes de machismo entre hombres jóvenes. Han trascendido historias de violencias en centros escolares o grupos de WhatsApp, encuestas donde despuntan las opiniones misóginas e informes con titulares escandalosos. Parece que algunos hombres cisheterosexuales jóvenes están reaccionando al auge de los movimientos feministas y LGTBI+ de la peor manera: atrincherándose y enarbolando las posiciones más rancias.
La próxima campaña colectiva de Laintersección se centra en esto. Queremos aprender, compartir y probar estrategias narrativas para conectar con chicos jóvenes y hablar de relaciones sexoafectivas más sanas. Estaremos trabajando en este proyecto de aquí a final de año.
Una de nuestras primeras tareas está siendo revisar las investigaciones que se han hecho últimamente en España. Siguiendo nuestra lógica abierta habitual, compartimos algunas de las ideas que nos parecen más interesantes.
La gente joven es feminista, pero hay una minoría preocupante
El 17 % de las personas entre 18 y 24 años quieren votar a Vox (según el barómetro de abril de El País). Es un porcentaje mucho mayor que el resto del tramos de edad, donde ronda el 10%. Al desagregar por género, hay más hombres. Esta encuesta es consistente con otras muchas que hemos visto en los últimos años.
Por un lado, está creciendo la brecha entre las opiniones de hombres y mujeres más jóvenes. Ellas son más progresistas, ellos más conservadores. La brecha se refleja en una encuesta realizada por 40dB el pasado mes de marzo: en la generación Z, hay el doble de mujeres que de hombres que se consideran feministas. Es lo que cuenta este gráfico:
Por otro, desde hace un par de años, toda la juventud (hombres y mujeres) se está volviendo, de media, más conservadora. El cambio coincide con el aumento del voto de extrema derecha.
Estas son las tendencias de cambio, pero cuidado con los prejuicios generacionales. Más allá de sus preferencias partidistas, la gente joven tiene opiniones más progresistas que otras franjas de edad, especialmente en cuestiones de igualdad, de orientación sexual y de identidades de género. Lo que ocurre es que se han polarizado: hay una minoría ostensiblemente reaccionaria.
Un ejemplo: según el Barómetro de Juventud y Género (FAD, 2023), solo el 10% de los hombres entre 15 y 19 años niega que haya desigualdad de género (frente al 2% de las mujeres). Es una minoría, sí, pero a la vez demuestran tal desconexión con la realidad que es preocupante. Son pocos, pero son demasiados.
La cosa se pone peor si vamos a rastrear explícitamente aquellas narrativas en las que los movimientos reaccionarios han venido insistiendo. ¿Funciona llenar las redes sociales de fake news sobre denuncias falsas o de chistes para ridiculizar el consentimiento? Tristemente, parece que sí:
- El 51% de los hombres jóvenes cree que están desprotegidos ante las denuncias falsas, y el 45% que se ha perdido la presunción de inocencia para los hombres.
- Tienen gran confusión con el concepto de consentimiento sexual: lo identifican como una figura contractual para demostrar su inocencia en el caso de que se les acuse.
- El mito de “la noche en el calabozo” ha calado en el imaginario adolescente (hombres y mujeres). Piensan la denuncia falsa de una exnovia vengativa te puede llevar fácilmente a pasar una noche detenido.
- Los adolescentes varones consideran que el feminismo de antes era positivo pero, en la actualidad, se ha desviado de su objetivo. Sienten que el feminismo actual les coloca en una situación de inferioridad y vulnerabilidad respecto de las mujeres, les criminaliza y silencia sus opiniones.
Estas evidencias aparecen en todos los informes de FAD que hemos revisado.
El amor romántico heterosexual sigue siendo el rey
A pesar de que cada vez hay más adolescentes que se definen como LGTBI+, y que rasgos tan poco tradicionales como las identidades no binarias o la práctica del poliamor estén llegando al mainstream, el centro de las relaciones sexoafectivas siguen ocupándolo el amor romántico tradicional. Con sus peores consecuencias y violencias incluidas.
Cuando les preguntan por valores, los adolescentes dicen estar a favor de la igualdad, el respeto y la libertad, pero si les preguntan por conductas concretas parece que las relaciones tóxicas están a la orden del día. Muchas fuentes reflejan que controlar lo que hace tu pareja, revisarle el móvil, humillarla o amenazarla son actitudes relativamente habituales. Según el estudio «La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España», (Ministerio de Igualdad, 2021), la mitad de los chicos de 14 a 20 años está entre algo y muy de acuerdo con que es correcto pegar a quien te ofende o a quien te quita algo que es tuyo. El “algo habrá hecho” para justificar agresiones a una mujer es compartido por un 20% de los chicos. Son los datos más llamativos de este resumen:
En unos grupos focales con jóvenes de 15 a 17 años (llevados a cabo por FAD en 2023), 1 de 4 hombres reconocieron haber ejercido acoso sexual. La mayoría de estas agresiones reconocidas no fueron, según ellos, a sus parejas, sino a exparejas o chicas con las que estaban ligando.
En estos grupos focales también se vio que esos chicos se están alejando de algunos de los mandatos de la masculinidad: expresan sus sentimientos, se muestran vulnerables y son críticos con mandatos que consideran propios de “otra época”. Sin embargo, seguían reproduciendo concepciones tradicionales de la sexualidad (heterosexual y muy activa) y la personalidad masculina (autoesculpida, con liderazgo y decidida). Además, el estigma de ser considerado “maricón” seguía muy presente.
Del informe sobre estos grupos extraemos esta observación:
«Aunque hay una parte del discurso antifeminista que responde a intereses organizados por parte de intereses políticos y económicos, hay otra parte que tiene que ver con la pura provocación que implica ser adolescente, reproducir una cultura machista y querer responder a un feminismo institucionalizado, que en cierto modo representa una figura de autoridad».
Necesitan hablar y solo encuentran espacios tóxicos para hacerlo
No nos vamos a detener aquí a explicar las causas, pero está claro que la masculinidad tradicional está en crisis. Los estudios consultados coinciden en resaltar que entre los hombres adolescentes está creciendo la percepción de ser las víctimas del mundo actual. Sienten que el feminismo les coloca en una situación de inferioridad y vulnerabilidad respecto de las mujeres, que les criminaliza y silencia sus opiniones. Las feministas tenemos claro que es una interpretación exagerada que no se hace cargo de la situación de desigualdad de la que partimos, pero a ellos les cuesta entenderlo. Y su respuesta, a veces, puede pasar por reivindicar “el pasado”, los modelos tradicionales.
Para la investigación “La caja de la masculinidad: construcción, actitudes e impacto en la juventud española” (FAD, 2022), se hicieron encuestas a jóvenes de 15 a 29 años con el objetivo de comprender a los que están “dentro” de esa caja de la masculinidad tradicional, limitante y represiva. Entre las características observadas en estos hombres, destaca que afirman sentir menor grado de felicidad que el resto. También sienten menos amor y confianza, y cuanto más cerca de lo tradicional están menos probable es que tengan amigas mujeres.
Un aspecto interesante que se describe en detalle en esta investigación es el de la percepción de presión. En una escala de 0 a 10, los hombres de la masculinidad tradicional superan el 5 de presión social para cumplir mandatos de género, mientras que el resto de hombres no llega al 3,5. Muchos de estos chicos se quejan de que las chicas solo se fijan en un perfil que ellos denominan “fuckboy”. Es decir, las chicas quieren chicos malos, a la vez que socialmente se les está diciendo que tienen que ser sensibles, trabajadores, buenas personas… Esto les lleva a pensar que les ha tocado vivir en una sociedad demasiado contradictoria y engañosa, sin sentido o confusa.
Lo que está claro es que les faltan referentes de masculinidades sanas. Con la explosión del “feminismo pop”, las chicas tienen muchos modelos, hay muchas Barbies, pero a ellos les faltan Kens. Y aquí es donde aparece lo que se conoce como la “manosfera”, ese conjunto de comunidades misóginas de internet. Están compuestas por influencers que venimos caricaturizando como incels, streamers machistas, gurús de la “seducción” y defensores de los “derechos del hombre”, y miles de jóvenes anónimos que se reúnen en lugares como Forocohes, Hispachan y los peores hashtags de Twitter. De ahí, las narrativas tóxicas saltan a grupos de WhatsApp y a las conversacines más cotidianas. El retrato más exhaustivo lo encontramos en «Jóvenes en la Manosfera. Influencia de la misoginia digital en la percepción que tienen los hombres jóvenes de la violencia sexual» (FAD, 2022).
La manosfera tiene una dimensión afectiva: es donde estos chavales tristes o temerosos encuentran comprensión y apoyo. Mientras las chicas aprenden y practican la sororidad, a los chavales que se sienten atrapados en la masculinidad tradicional les cuesta encontrar espacios para expresar sus dudas. La manosfera se lo pone en bandeja: en estos foros, se les reconoce su sufrimiento (victimismo) sin ridiculizarles y se les ofrecen explicaciones del mundo que les resultan más satisfactorias. En un mundo donde “un tío blanco hetero” ya no es el protagonista, la brotherhood machista es una subcultura que responde a su necesidad de sentir pertenencia y cuidados.
El reto de intervenir sin ahuyentar ni falsear
Las personas jóvenes de ahora, igual que nos ha pasado a todas cuando éramos jóvenes, tienen muchas dudas sobre la sexualidad y las relaciones sexoafectivas. En varios de los estudios que hemos consultado se registra que la mayoría admiten no estar bien informadas y se permiten dudar acerca de lo que piensan.
¿Y cómo aprenden? Según la encuesta del Ministerio de Igualdad ya citada, la tele, el cine e internet son sus principales fuentes para aprender sobre violencia de género. Solo 1 de cada 3 hacen caso a lo que les dicen en clase. Para los chicos, sus amigas (que no amigos) y sus madres (que no padres) tienen más autoridad en este ámbito que su profesorado.
La idea de construir una Alianza de Madres contra el Patriarcado es tentadora, pero por ahora en Laintersección nos vamos a centrar en el ámbito en el que tenemos más experiencia: diseñar estrategias narrativas y digitales con las que llegar a estos chavales a través de internet.
Ya hemos trazado la ruta. Estamos entrevistando a investigadores, educadores, sexólogas y personas que trabajan en estos ámbitos, a la vez que hacemos investigación digital (en TikTok sobre todo, claro). Cuando tengamos algunas intuiciones, organizaremos grupos focales con adolescentes para testear posibles contenidos y conseguir más insights. Y después nos pondremos manos a la obra para elaborar esa campaña colectiva. Si te interesa el proceso y quieres experimentar con nosotras, puedes suscribirte a nuestra newsletter, entrar en el canal de Telegram o escribirnos a [email protected].
La idea de construir una Alianza de Madres contra el Patriarcado es tentadora, pero por ahora en Laintersección nos vamos a centrar en el ámbito en el que tenemos más experiencia: diseñar estrategias narrativas y digitales con las que llegar a estos chavales a través de internet.
Ya hemos trazado la ruta. Estamos entrevistando a investigadores, educadores, sexólogas y personas que trabajan en estos ámbitos, a la vez que hacemos investigación digital (en TikTok sobre todo, claro). Cuando tengamos algunas intuiciones, organizaremos grupos focales con adolescentes para testear posibles contenidos y conseguir más insights. Y después nos pondremos manos a la obra para elaborar esa campaña colectiva. Si te interesa el proceso y quieres experimentar con nosotras, puedes suscribirte a nuestra newsletter, entrar en el canal de Telegram o escribirnos a [email protected]
Fuente: https://lainterseccion.net/narrativas/que-hacemos-con-los-adolescentes-que-temen-al-feminismo/