A los Camaradas del Secretariado y Estado Mayor Central de las FARC-EP, a la guerrillerada fariana: El año 2009 visité un campamento guerrillero de las FARC-EP en la selva colombiana. En aquellas circunstancias tenía una mezcla de dolor por los asesinatos de Raúl Reyes e Iván Ríos, así como por la muerte del Comandante Manuel […]
A los Camaradas del Secretariado y Estado Mayor Central de las FARC-EP, a la guerrillerada fariana:
El año 2009 visité un campamento guerrillero de las FARC-EP en la selva colombiana. En aquellas circunstancias tenía una mezcla de dolor por los asesinatos de Raúl Reyes e Iván Ríos, así como por la muerte del Comandante Manuel Marulanda Vélez ocurridas en 2008, pero también de alegría al poder estar cerca de mis hermanas y hermanos guerrilleros que, sin perder la fe y la esperanza, seguían en el combate por la concreción de la utopía bolivariana, siempre seguros de la victoria.
El trayecto hacia el campamento guerrillero fue emocionante. Fue una marcha dura, sobre todo porque las botas que me calce inicialmente, eran una talla más grande y había mucho lodo, lo cual me imposibilitó caminar adecuadamente. El problema se resolvió luego con unas botas a mi medida.
Un guerrillero fariano cargó con mi mochila, lo cual me puso un poco incómodo porque llevarla, lo consideré en ese momento, era mi responsabilidad, sin comprender que se trataba de un gesto de camaradería. Una parte del camino montamos en mula, lo que se me hizo más difícil que caminar sobre el lodazal. La mula parecía se iba a caer al pasar unos riscos bien empinados. Me daba la impresión que la bestia me lanzaría hacia delante. Manos, piernas y nalgas las tenía adoloridas.
Cuando llegamos al campamento, la imagen del Libertador Bolívar nos dio la bienvenida. Varios comandantes guerrilleros me recibieron con afecto. Mientras comíamos y tomábamos agua de panela y un vinito, conversamos sobre algunos temas. El humor siempre estuvo presente, así como el cariño y afecto. Sentí que había llegado a mi hogar, claro que faltaba en él mi hijo, que para ese entonces era un crío como para poder acompañarme en esos trajines. De seguro, en la próxima estará conmigo y sus hermanas y hermanos farianos.
Aquel día fue uno de los más hermosos que he vivido. A partir de ese momento mi amor por la causa revolucionariana bolivariana emprendida por Manuel, por Jacobo hace 50 años, se hizo más grande. Influyó mucho el haber conocido a Iván Márquez, a Jesús Santrich, a Ricardo Tellez, a Marco Calarcá, camaradas que hoy en La Habana-Cuba, en la tierra de Martí, Camilo, Fidel y Raúl, luchan para conseguir la paz con justicia social para Colombia.
La amistad y la camaradería se hicieron evidentes desde el primer momento. Mi identificación con sus ideas y principios la hice pública tras el asesinato del Comandante Raúl Reyes el 26 de marzo de 2008, cuando el gobierno mafioso de Uribe ordenó bombardear territorio ecuatoriano para destruir el campamento guerrillero del camarada y así darle muerte. Me llenó de orgullo el mensaje de Jesús Santrich y Rodrigo Granda que hicieron conocer públicamente con fecha 17 de julio de 2008, con el título «Carta a nuestros hermanos de lucha», en el que me nombraban y agradecían por la solidaridad expresada hacia ellos. Para mí, el estar con ellos en esos momentos era un acto de responsabilidad ética, política-revolucionaria. No había nada que agradecerme. Pero así lo hicieron. Tremendo honor. El encuentro nos unió más y fortaleció nuestros lazos.
Aunque fue cortísimo el tiempo que compartí con los camaradas, para mí esa experiencia constituyó toda una escuela de formación humana, política y revolucionaria. Iván y Santrich me enseñaron mucho. A ellos, mis hermanos, mis amigos, mis camaradas, mi familia agradezco lo que me brindaron y lo siguen haciendo.
Este 26 de mayo se cumplen 50 años del nacimiento de las FARC, el Ejército del Pueblo que Manuel forjó con sus camaradas. Por ello quiero, como un sencillo homenaje, compartir con quienes lean este trabajo, lo que considero es el legado que nos ha dejado esta organización revolucionaria en estos años de lucha contra la oligarquía santaderista y el imperialismo:
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El amor profundo por el pueblo, que se expresa en la lucha de toda una vida llevada a cabo por el más grande guerrillero de todos los tiempos: Manuel Marulanda Vélez, el viejo querido, el hombre que jamás tuvo vanidades, que nunca tuvo poses autoritarias y que jamás claudicó en la lucha por la búsqueda de la paz con justicia social para Colombia. De igual manera está el ejemplo vivo de lo que Manuel forjó, en la figura legendaria y gigante de Miguel Ángel Pascuas, uno de los héroes de Marquetalia que forma parte de la delegación de paz en La Habana.
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La entrega decidida y firme por la concreción del sueño del libertador Simón Bolívar, mismo que se ejemplifica con el combate a muerte contra la oligarquía mafiosa colombiana y el imperialismo yanqui tal como lo hicieron El Negro Acacio, Mariana Páez, Raúl Reyes, Iván Ríos, Jorge Briceño, Alfonso Cano Carlos Patiño, entre tantos y tantas combatientes de la insurgencia fariana.
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La fortaleza de carácter y de convicciones en defensa de los intereses de las mayorías pobres de Colombia, sin claudicar jamás ante las dificultades tal como se expresa en la decisión de hacer frente a las mentiras y a la cobardía del sistema judicial estadounidense y colombiano por parte de Simón Trinidad, el Hombre de Hierro, como lo definiera Jorge Enrique Botero, que pese a ser condenado a 60 años de prisión, alejado de su patria, de sus seres queridos, no se ha doblegado ante a sus carceleros. De igual manera, la firmeza de la camarada guerrillera Marinelly Hernández Orozco que se declaró en ruptura con el Estado colombiano y sus leyes antipopulares e injustas, expresando su amor profundo por la organización revolucionaria a la que ella pertenece.
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El trabajo permamente, la valentía y la entrega de las guerrilleras farianas que junto sus camaradas, con respeto, amor y pasión, luchan por alcanzar mejores días para Colombia amparados en los ideales de Bolívar y de Manuela. Así nos lo demostraron las camaradas asesinadas Lucero Palmera, Catherine Miller y lo siguen haciendo las combatientes guerrilleras Victoria Sandino, Camila Cienfuegos, Laura Villa, Yira Castro, Patricia Cano, Marcela González, Shirley Méndez, Alexandra Nariño, Marina Sánchez, Carmenza Castillo, entre tantas mujeres dignas.
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La estrategia guerrillera adecuada para enfrentar al enemigo, mediante la guerra de movimientos que ha permitido asestarle golpes certeros al ejército criminal, levantarse de los reveses y mantener la moral de combate lo cual se demuestra con el accionar militar de la columna Teofilo Forero y de los comandantes Hernán Dario Velásquez, «El Paisa», Mauricio Jaramillo, «El Médico» y el Comandante Timoleón Jiménez, hoy al mando de las FARC-EP.
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La decencia, la honestidad y el apego a la verdad revolucionaria frente a la podredumbre de la mafiosa casta política de la oligarquía colombiana, vinculada al narcoparamilitarismo, a la corrupción, la misma que tiene su mayor expresión criminal en las figuras de Álvaro Uribe Vélez, Francisco Santos y Óscar Iván Zuluaga. Cuan distinto es el accionar de hombres como Pablo Catatumbo, Andrés París, Rubén Zamora o Marco Calarcá, combatientes de las FARC-EP que en La Habana han demostrado su talante de políticos íntegros. Falsimedia y sus mercenarios de tinta, tampoco han podido derrotar a la insurgencia, pese al cúmulo de patrañas publicadas diariamente contra el ejército revolucionario de Jacobo y Manuel.
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La creatividad, el ingenio y la belleza expresadas en la música de Lucas Iguarán, Cristian Pérez, Jaime Nevado, Julián Conrado así como en las pinturas de Inti Malewa o en las poesías de Iván Márquez y Jesús Santrich. De la misma forma, esto se evidencia en el trabajo serio y estéticamente bien desarrollado que los guerrilleros farianos como Boris Guevara llevan adelante en las páginas Web de la insurgencia, en las revistas digitales y en el trabajo periodístico que se lleva adelante en la Cadena Radial Bolivariana.
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La praxis revolucionaria en la que se conjugan la teoría y la práctica transformadora con miras a acabar la oprobiosa situación que vive la mayoría del pueblo colombiano. Las intervenciones de Alfonso Cano son un ejemplo de claridad política, los escritos de Timoleón Jiménez o de Pablo Catatumbo son la expresión de la belleza y la profundidad política y teórica, los escritos de Jesús Santrich e Iván Márquez demuestran la capacidad de ironizar y golpear con humor a los enemigos, mientras se explica la realidad social. El marxismo revolucionario es la guía para la acción de estos grandes pensadores farianos.
En medio siglo de existencia, las FARC-EP han sabido hacer suyo el mensaje del Libertador Simón Bolívar que en la búsqueda de la utopía revolucionaria dijo: «Lo imposible es lo que nosotros debemos hacer, porque de lo posible se encargan los demás todos los días».
En la Habana-Cuba, la delegación de paz de las FARC-EP está demostrando su firme decisión de concretar la paz para beneficio de las mayorías pobres de Colombia, tarea que la realiza con mucho trabajo y seriedad como demuestran cada una de las propuestas presentadas.
He visto en la Habana como cada una y cada uno de los combatientes farianos labora con abnegación y sacrificio, con profunda fe y alegría para que el conflicto armado llegue a su fin, una vez que se establezcan las condiciones adecuadas para posibilitar el camino al pueblo colombiano para la construcción de una sociedad más equitativa, justa y democrática.
En estos 50 años, hermanas y hermanos de las FARC-EP, reciban un caluroso abrazo y mi agradecimiento sincero por sus enseñanzas, por su ejemplo. Sepan ustedes que pueden contar conmigo siempre.
Salud hermanas y hermanos. Venceremos, eso no le quepa la menor duda a nadie.
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