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¿Qué pasa con lo público?

Fuentes: La Oveja Negra

Sanidad muy cara «Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos» Así de claro lo reconoció Barack Obama en su discurso inaugural. La sanidad norteamericana es el gran ejemplo de sanidad privada para todo el mundo, el modelo en el que se miran todos y todas los fanáticos defensores de la empresa privada […]

Sanidad muy cara

«Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos»

Así de claro lo reconoció Barack Obama en su discurso inaugural. La sanidad norteamericana es el gran ejemplo de sanidad privada para todo el mundo, el modelo en el que se miran todos y todas los fanáticos defensores de la empresa privada en la sanidad. Pues el recién elegido presidente de los EE.UU., un hombre que ha sabido conectar con losproblemas y las aspiraciones de su pueblo, comienza su discurso de toma de posesión enumerando los graves problemas a que se enfrenta el país. Y en primera línea, junto a la grave crisis económica, está el hecho de que la sanidad en los EE.UU. es muy cara. Tan cara que casi cincuenta millones de ciudadanos norteamericanos no tienen la menor cobertura sanitaria, y la mayor parte del país tiene una cobertura insuficiente.

Sanidad muy mala

¿Es también muy cara en Madrid? Seguro que doña Esperanza Aguirre después de escuchar o leer estas palabras estas palabras de Obama, se jactará de que en Madrid, después del proceso de privatización que ella ha impulsado, lo que pagamos los madrileños por la atención sanitaria apenas ha variado, lo cual es cierto. ¿Es doña Esperanza ese genio con el que sueñan los fanáticos neoliberales, un genio capaz de conseguir que las empresas privadas se forren y todo lo demás siga igual, o incluso mejor?

Pues no, doña Esperanza no es ese genio. La sanidad en Madrid no es más cara, pero es mucho peor. Nos ha dado a los madrileños y madrileñas el timo de la estampita. Nos ha vendido la privatización como una mejora de la sanidad, que además no nos iba a costar nada. Y lo que nos ha dado es un grave empeoramiento de la atención sanitaria. A las cifras nos remitimos.

Las Fundaciones sanitarias tienen

un 28,3% menos de médicos por habitante, un 40,7% menos de enfermeras, un 68,4% de personal no sanitario y un 43,8% en el personal total menos que los centros públicos de características similares.

En los nuevos hospitales de Madrid, construidos con el modelo de Colaboración Público-Privada, las plantillas de médicos y de enfermería son respectivamente

un 55% y un 71% inferiores a las de hospitales públicos de similares características.

También se da una reducción de coste en las pruebas diagnósticas y en los tratamientos de los pacientes, que en algunas fundaciones llega al 61% menos que en los hospitales tradicionales de similares características. (Datos recopilados por la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública).

Este empeoramiento ya lo están experimentando muchas personas que necesitan acudir a los servicios médicos y encuentran una atención cada vez más deficiente. Ahora bien, esto no es consecuencia de un terrible e inesperado huracán. Es consecuencia de unas decisiones políticas tomadas por las personas que la mayoría de la población madrileña eligió para gobernar nuestra Comunidad. Lo mismo que fueron elegidos para gobernar, pueden ser desalojados del poder. En nuestra mano está. Y para llegar a ese resultado tenemos que ponernos, desde ya, a contrarrestar la campaña de falsedades y de confusión lanzada por la Comunidad. Ellos tienen los grandes medios de comunicación. Nosotros tenemos ojos, boca, oídos e inteligencia. Hay que emplearlos.

Pocos y Baratitos

Los datos expuestos sobre la reducción del número de personal sanitario indican que la atención a los pacientes no va a ser demasiado cuidadosa. ¿Será que las empresas piensan compensar la poca cantidad de personal médico con la calidad de los que quedan? Lo que nos contaba hace unos días una funcionaria del Ministerio de Educación nos indica por dónde van las preocupaciones de las empresas. Hace poco más de cinco años la operaron de un cáncer de pecho. Su entidad aseguradora era ADESLAS.

La operación salió bien y el cirujano le recomendó un tratamiento más suave que la quimioterapia. «Te hemos limpiado muy bien y no es necesaria la quimio. Si apareciera cualquier otra cosa, te lo volvemos a quitar». Para más seguridad consultó con un conocido oncólogo, también del cuadro médico de ADESLAS. «Yo te aconsejaría un trata- miento con quimioterapia, incluso lo completaría con unas sesiones de radioterapia. Es más prudente para evitar cualquier célula cancerosa que pudiera quedar y acabara reproduciéndose». Lo hizo así, y luego continuó con las revisiones periódicas en el mismo médico, sin que apareciera ningún problema en más de cinco años.

Hace unos días recibe una llamada desde la consulta del oncólogo: «El doctor no puede seguir atendiéndola porque ya no está en el cuadro médico de ADESLAS -¿Y eso? -Pues mire, prácticamente lo han echado -¿Por qué? -Ya sabe que el doctor siempre ha estado muy atento a todos los adelantos en la lucha contra el cáncer, y empleaba los tratamientos más avanzados y más seguros para los pacientes. Eso resultaba demasiado caro para la empresa y han prescindido de él -Bueno, está también en el cuadro médico de ASISA, podría cambiarme -¡Huy! En ASISA tiene el mismo problema, va a durar ahí muy poco.»