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¿Que se espera que pase en Cuba?

Fuentes: Rebelión

En los últimos días se ha incrementando el habitual interés de los medios de comunicación de todo el mundo y de los distintos sectores políticos y sociales, por lo que pueda pasar en Cuba tras la renuncia de Fidel Castro a la presidencia del Consejo de Estado y del Gobierno y tras la elección del […]

En los últimos días se ha incrementando el habitual interés de los medios de comunicación de todo el mundo y de los distintos sectores políticos y sociales, por lo que pueda pasar en Cuba tras la renuncia de Fidel Castro a la presidencia del Consejo de Estado y del Gobierno y tras la elección del hasta ese momento primer vicepresidente, Raúl Castro al más alto nivel de gobierno del país.

Durante los días previos al domingo día 24 de febrero, se publicaban quinielas y cábalas por parte de periodistas de todos el mundo y de muchos políticos, sobre lo que podía ocurrir en el Palacio de las Convenciones de La Habana, donde se reunía la Asamblea Nacional del Poder Popular para elegir al nuevo Consejo de Estado que regirá los destinos de Cuba durante los próximos años.

Las expectativas

De manera insistentes se señalaba que lo más esperado era la confirmación de Raúl Castro, como nuevo presidente del Consejo de Estado y del Gobierno, pero junto con esta información se comentaban las posibilidades de que se produjeran sorpresas, y la elección recayera en otros altos dirigentes del país, como Carlos Lage, Felipe Pérez Roque o Ricardo Alarcón, o incluso que se pudiera producir la separación de las funciones de presidente del Consejo de Estado y la presidencia del Gobierno y que fueran elegidos dos personas diferentes para dichos altos cargos.

Miles de artículos y de comentarios aparecieron en periódicos, revistas, emisoras de radio, cadenas de televisión, sitios en Internet, etc. de todo el mundo, y en todos ellos había un gran interés en común, al margen de las posiciones políticas que sustentaran sus autores, que no era otro que preguntarse de una manera o de otra ¿Qué iba a pasar en Cuba a partir de ahora?.

Tras la celebración de la Asamblea Nacional del Poder Popular y una vez conocido los nombres de los nuevos componentes del Consejo de Estado, nuevamente se publicaron miles de comentarios y artículos para informar de los nombramientos y para hacer nuevas cábalas o elucubraciones sobre lo que ocurrirá a partir de ahora.

«No ha habido sorpresa», «No hay cambios», «Todo sigue igual», «Un Consejo de Estado de la confianza de Raúl Castro» o «Fidel sigue mandando en la sombra», fueron algunos de los titulares de los medios de comunicación durante los días 25 y 26 de febrero. También se destacó por parte de muchos medios de comunicación, que tras la elección del nuevo Consejo de Estado se cerraba la puerta a una posible transición de Cuba o a la esperada renovación interna en las más altas instancias de gobierno del país. Y en este sentido se destacaba como algo negativo, la elección para el puesto de vicepresidente primero, a un veterano revolucionario de 76 años y estrecho colaborador de Fidel Castro, José Ramón Machado Ventura.

Los cambios los debe encabezar Raúl Castro

Pero que era lo que esperaban los aparentemente decepcionados. De verdad creían que la Asamblea Nacional del Poder Popular, iba a hacer un borrón y cuenta nueva en la reciente historia del pueblo cubano tras su revolución de 1959 y se iba olvidar el papel jugado por Fidel Castro y los hombres y mujeres que le han acompañado en toda esta etapa. De verdad creían esos «decepcionados» que el nuevo Consejo de Estado que encabezaría Raúl Castro, como todos pensaban, iba a estar formado por personas ajenas a la hasta entonces alta dirección del país.

No será más bien que todos sabíamos lo que podía ocurrir, pero que algunos trataron de crear expectativas no probables, para luego tener «argumentos para decepcionarse» y poder verter ríos de tinta o de comentarios sobre lo frustrante que había sido para el pueblo cubano la decisión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Es una ilusión pensar o creer que los cambios que se tengan que producir en Cuba, no serán dirigidos en este periodo por el mismo equipo que ha regido los destinos del país y por ello esos cambios, podemos decir que de alguna manera ya comenzaron en septiembre y octubre de 2007, al propiciarse la celebración de 215.687 reuniones o asambleas en todo el país, en fábricas, barrios, universidades, etc., donde participaron mas de cinco millones de personas y donde ellos mismos (los propios cubanos y cubanas) señalaron de manera muchas veces con dureza y con un alto nivel de crítica, los problemas, los errores, los abusos, etc. existentes o que se están cometiendo en el país. En dichas reuniones y asambleas se efectuaron un millón y medio de propuestas recogidas en actas escritas, para analizar y resolver dichos problemas.

Los dirigentes tienen que escuchar al pueblo

El nuevo Consejo de Estado y el propio Raúl Castro, inspirador de ese proceso de asambleas y reuniones en todos el país, donde se pidió a los cubanos y cubanas que opinaran con total libertad, están obligados a tener en cuenta las opiniones mayoritarias de su pueblo, que se ha manifestado inequívocamente a favor de cambios que propicien la solución de muchos de los problemas que padecen en la actualidad y que quieren que se acaben con muchas de las prohibiciones actuales, que como ha dicho el propio presidente del nuevo Consejo de Estado, «dichas prohibiciones y medidas legales, hacen más daño que beneficio» entendiendo que si bien pudieron ser «correctas y justas en su momento» hoy «no pocas de ellas han sido superadas por la vida y detrás de cada prohibición incorrecta, búsquese un buen número de ilegalidades».

En los próximos días, semanas y meses, se tienen que dar respuestas a las aspiraciones manifestadas por los cubanos y cubanas en esas 215.687 reuniones o asambleas, ya que de lo contrario si se frustrará de verdad las esperanzas y expectativas existentes en el país.

En Cuba tienen y deben pasar cosas, pero se deberán de producir como quiere la mayoría del pueblo cubano y no como quiere el gobierno de Estados Unidos o los de la Unión Europea o como quiere la mafia cubano-americana que desea recuperar el poder que tuvieron en Cuba hasta 1959. Los cambios se deben producir para mejorar y corregir los defectos actuales, para avanzar en las conquistas sociales, para seguir construyendo una sociedad participativa y para atender de manera decidida las necesidades de la población en materia de transportes públicos, alimentación, ingresos salariales, vivienda, salud, educación, etc., a la vez que deberán establecerse los mecanismos económicos que fomenten un mayor grado de producción y de eficacia en todo el país y en todos sus niveles.

En los próximos días, semanas o meses, se deberán acabar con esas prohibiciones que impiden a los cubanos o cubanas hospedarse en un hotel de su propio país, o vender las vivienda de su propiedad o comprarse libremente un automóvil si disponen de recursos para ello o viajar fuera de Cuba si el país de destino le otorga visado.

En los próximos días, semanas o meses, se deberá abordar con prudencia pero con decisión la necesidad de que solo exista una sola moneda en el país y de introducir los cambios necesarios para actualizar el concepto de «igualitarismo» vigente en el país, e introducir nuevos criterios que permitan que los trabajadores que produzcan y trabajen más y que estén mas cualificados, tenga más ingresos y vean aumentar de manera clara sus salarios.

En Cuba ya no se puede seguir igual

En Cuba tienen que pasar cosas y se tienen que producir cambios, pero éstos deben ser los que quiere y desea el pueblo cubano y dichos cambios solo los podrá hacer el gobierno que encabeza Raúl Castro pero dando mas participación y poder de decisión al pueblo, pues en Cuba no hay una oposición política con influencia real, por mucho que se empeñen los Estados Unidos en financiar ficticios partidos políticos «democráticos» en dicho país.

Y esos cambios no solo son necesarios porque el pueblo cubano los desea y porque los necesita para seguir mejorando sus condiciones de vida y seguir avanzando, sino porque si no se hacen, la situación actual se irá deteriorando y las denominadas «ilegalidades» que la mayoría de los cubanos y cubanas tienen que realizar diariamente para solucionar sus necesidades básicas, pueden extenderse de una manera peligrosa y con ello, también la frustración entre el conjunto de la población que aun sigue teniendo confianza con el sistema político y económico nacido de la revolución de 1959.

Esas cosas y esos cambios si se pueden esperar que pasen en Cuba y además son necesarias que pasen, pues solo con cambios en la dirección indicada que adapten el sistema político y económico cubano a las nuevas realidades y necesidades del país, y sin renunciar a sus principios éticos y revolucionarios, se puede seguir defendiendo un sistema basado en la solidaridad y en la justicia social, pero garantizando mayores niveles de bienestar al pueblo y anulando prohibiciones que en la actualidad y al margen de las intenciones que tuvieron quienes las impusieron, solo están generando injusticias, malestar y frustración entre los cubanos y cubanas que siempre se mantuvieron firmes en defensa de su revolución.