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¿Qué tanto impactarán las consultas presidenciales en la elección del Congreso?

Fuentes: Rebelión

La apuesta hecha por Gustavo Petro y el Pacto Histórico de impulsar una consulta para escoger candidato (a) a la Presidencia de la República en forma simultánea con las elecciones legislativas (13.03.2020), parece haber sido una decisión correcta tanto para su movimiento político como para el conjunto de la campaña. Esa decisión obligó a sus competidores a conformar unas coaliciones bastante forzadas y artificiales (alrededor de personas y no de fuerzas o partidos políticos), que han afectado negativamente al llamado “centro” y a las “derechas”.

Es interesante destacar que la forma como se fue construyendo el Pacto Histórico facilitó la constitución de las listas al Senado y Cámara de Representantes, que al ser “cerradas”, o sea, sin recurrir al “voto preferente”, ha fortalecido el espíritu de unidad y de coherencia que es su gran capital político. Petro logró primero unificar a las izquierdas “duras”, luego atrajo a los movimientos sociales (indígenas, afros y otros), y finalmente amplió la composición del Pacto atrayendo a fuerzas y figuras políticas de partidos tradicionales.

No se puede negar que se han presentado problemas internos que han sido solucionados sobre la marcha. En parte, no se entendía la idea de que “el Pacto no es sólo una coalición sino una forma de gobernar”, y además, se cometieron errores en la asignación de lugares en la lista que generaron inconformidad y “ruido”. No obstante, es innegable que la dinámica, el empuje y el ritmo que impone Petro se convierte en una especie de “atractor” que impide que se llegue a rompimientos o alejamientos de personalidades o de sectores políticos, porque perciben que perderían una oportunidad para avanzar hacia el futuro. Lo ideal, es evaluar con amplitud y madurez la experiencia después de la elección y hacer los ajustes necesarios.

Es decir, el “factor Petro” ha jugado dentro del Pacto el papel de catalizador y potenciador tanto del esfuerzo de personas y dirigentes como de candidatos y sectores políticos y sociales. También, ese “factor” se ha convertido en un reto para las fuerzas políticas contrarias que se han limitado a actuar en forma reactiva. Buscan -erradamente- derrotar a Petro con base en mentiras y embustes, sin preocuparse por construir su propia estrategia y elaborar propuestas para competir al nivel que ha puesto el candidato progresista.

Además, Petro también se ha visto bien acompañado por algunos de sus competidores dentro del Pacto, como Francia Márquez y Camilo Romero, que a pesar de que saben que es difícil ganar esa elección, hacen su mejor esfuerzo. Francia, especialmente, se ha hecho conocer con su valiente desempeño, ha logrado gran simpatía y apoyo entre estudiantes, mujeres feministas y otros sectores políticos que la valoran como una dirigente social de enorme autoridad moral y ética, y la ven como un prospecto político que genera grandes expectativas.  

Es importante destacar que Petro es el único candidato que se la jugó durante el estallido social y que ha continuado “movilizando” a la gente, convocándola a participar en eventos masivos y multitudinarios que sólo él es capaz de realizar con éxito contundente. Además, en forma inteligente realiza toda clase de “jugadas” que lo exponen casi a diario ante la opinión pública, ya sea la visita al Papa Francisco, la gira “cuasi-presidencial” por España, un “tuit” fuerte o polémico contra Duque o Uribe, o una entrevista con un dirigente político conocido en el ambiente nacional. Todo le sirve y lo potencia.

Dicha estrategia le ha servido para presentarse ante la opinión pública como un político que hace parte de la institucionalidad. Juega al revés de los demás candidatos que quieren presentarse como “antipolíticos” o “outsiders”. Los acercamientos con el director del partido liberal, el expresidente César Gaviria Trujillo, por ejemplo, le ha servido para contrarrestar las campañas de miedo sobre su pasado guerrillero, sobre su carácter populista y autoritario, o sobre su supuesto “castro-chavismo”. Es así como ha revertido la tendencia negativa en la percepción pública, y en las más recientes encuestas aparece con un margen de favorabilidad superior a la de desfavorabilidad.

¿Qué arrastre tendrá la candidatura de Petro sobre las listas a Senado y Cámara?

De acuerdo a las encuestas y a lo observado en forma directa, se puede afirmar que la estrategia desarrollada por Petro y el Pacto Histórico ha conseguido posicionar el mensaje del cambio y ha logrado entusiasmar amplios sectores populares. Frente a una realidad política atravesada por el clientelismo, la corrupción, la desconfianza y el desprestigio de la acción política, lo avanzado hasta el momento es realmente notable.

Lastimosamente, otros sectores políticos como los de Fuerza Ciudadana y Estamos Listas, no comprendieron que la mejor forma de hacerse conocer y de obtener resultados importantes era unificándose con las demás fuerzas del Pacto Histórico, pero, de todas formas -y así lo preveíamos- van a realizar su propio aprendizaje y le quitarán algunos votos a los partidos tradicionales. Es de esperar que logren superar el umbral pero no va a ser fácil.

Ya entrando en el terreno de los pronósticos, que de todas maneras no son fáciles de hacer, me atrevo a prever que la lista al Senado del Pacto Histórico va a obtener un importante resultado. No del tamaño (55-86) que se colocó de meta, pero sí puede competir con el uribismo, liberales y conservadores y CR. Y puede superarlos en esa corporación.  

El contraste va a ser con el resultado de la consulta que posiblemente sea arrollador frente a las otras dos coaliciones, especialmente frente a la de “Centro Esperanza”, que va a sufrir un duro y contundente golpe. La otra coalición de derechas, la del Equipo Colombia, lo más posible es que logre un resultado aceptable, dado que contará con todas las maquinarias aceitadas con los dineros de los contratos fruto de haber levantado la Ley de Garantías.

En el caso de las listas a la Cámara de Representantes del Pacto Histórico, la situación es bastante diferente. El arrastre de la consulta no es tan evidente. Seguramente en Bogotá y algunos departamentos con tradición político-electoral progresista y de izquierda (Nariño, Tolima, Valle, y algunos otros), los resultados serán importantes, pero en la mayoría de las regiones los políticos tradicionales tienen un mayor margen de control político-clientelar que los puede beneficiar. Sin embargo, el avance del progresismo y de las izquierdas será visible.

Las consecuencias hacia la primera vuelta

Todo apunta a que el próximo viernes 11 de marzo se inscriba la candidatura de Germán Vargas Lleras por Cambio Radical. Es resultado de lo que todos dicen: “No hay quien pueda derrotar en primera vuelta a Gustavo Petro”. La casta política requiere con urgencia “un peso pesado” que sea capaz -por lo menos- de forzar una segunda vuelta. Si se inscribe Vargas Lleras es porque un sector de la oligarquía le ha dado su apoyo, es un cuadro preparado de ellos, y posiblemente él sienta que es el único con capacidad de enfrentar a Petro.

Es notorio que la clase política tradicional se percibe débil. Son conscientes que perderán espacio en el Congreso frente a las nuevas fuerzas políticas (PH, Verdes, Nuevo Liberalismo). Además, saben que afrontar la primera vuelta con un rosario de candidatos (Fico o Char,  Rodolfo Hernández, Oscar Iván Zuluaga, Ingrid Betancourt, Luis Pérez, Enrique Gómez Martínez, Luis Gilberto Murillo, y posiblemente Vargas Lleras), es como pasarle un cheque en blanco al candidato del Pacto Histórico. Y por el lado del “Centro Esperanza” no han podido construir un bloque que genere mística. Al contrario, sus diferencias mal manejadas muestran que si obtienen bajas cifras de votación en la consulta, ello será el detonante de una mayor división sin importar quién sea el candidato escogido.   

Lo más seguro es que después del 13 de marzo se barajen nuevas coaliciones. El Centro Democrático va a obligar a su candidato (Zuluaga) a sumarse al candidato escogido por el Equipo Colombia. César Gaviria puede convencer a Pérez y a Murillo de apoyar a Petro para tratar de ganar en primera vuelta, como consecuencia de los acercamientos que se vienen realizando, o puede virar hacia otras vertientes. Vargas Lleras, si se inscribe, tratará de sumar con sectores de “centro-derecha” que no apoyan el uribismo, que desconfían del “centro” y que temen a Petro. Ingrid y Hernández, tal parece, irán hasta el final.

En esas circunstancias el gran debate se va a dar al interior del Pacto Histórico. Los sectores triunfalistas (que son a la vez “moralistas” y generan desconfianza en Petro) van a rasgarse las vestiduras si el Pacto realiza un acuerdo formal con el partido liberal, sin entender que se trata de derrotar con un amplio margen al uribismo y a las derechas “duquistas”, lo cual es necesario para tener un margen de gobernabilidad suficiente en los primeros años del mandato progresista.

La experiencia del presidente Castillo en Perú es más que suficiente para saber que se debe ampliar el abanico de fuerzas para contar con una mayoría parlamentaria. Sólo así podrá impulsar políticas de impacto para estabilizar la economía en un ambiente de incertidumbre e inestabilidad global. Petro recibirá las finanzas oficiales en quiebra (alto déficit fiscal con gran endeudamiento) y tendrá que enfrentar el hambre, la inflación, el desempleo, la violencia rural, la inseguridad en las ciudades y tantos problemas que atentarán contra la estabilidad de su gobierno. Además, la oposición del uribismo será agresiva, feroz y violenta.

El panorama es complejo pero, de no ocurrir algo extraordinario como sería un fraude electoral, lo más probable es que el Pacto Histórico se dispare y Petro acceda a la presidencia en la primera vuelta. Lo anterior, si mantiene la línea de comportamiento que lo ha caracterizado en los últimos 5 meses en donde se destaca la paciencia democrática y la conexión con el pueblo, que es la fórmula que lo ha catapultado como el candidato imbatible y el más opcionado para ocupar el primer cargo de la Nación.  

Nota: Petro ha sabido reaccionar frente al conflicto OTAN-Rusia que tiene como escenario de guerra y sacrificio al territorio y pueblo de Ucrania. “Neutralidad activa”, rechazo a la guerra sin alinearse con los verdaderos bandos en confrontación que juegan desde la sombra y acechan en todo el mundo. Ha dicho que los países de América Latina pueden aprovechar el momento para unirse y hacer valer sus riquezas y potencialidades. Petro desde ahora actúa como estadista. ¡Eso está bien!

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