¿Podemos criticar a Unidos Podemos? Podemos y debemos. ¿Conviene pensar con nuestra propia cabeza? Conviene hacerlo siempre. ¿Incluso en campaña electoral? Desde luego, no es necesario, no es bueno hacer cálculos en este caso desde una perspectiva partidista (o de coaliación). ¿No haremos con ellos juego a las derechas? No hacemos ningún juego y menos […]
¿Podemos criticar a Unidos Podemos? Podemos y debemos. ¿Conviene pensar con nuestra propia cabeza? Conviene hacerlo siempre. ¿Incluso en campaña electoral? Desde luego, no es necesario, no es bueno hacer cálculos en este caso desde una perspectiva partidista (o de coaliación). ¿No haremos con ellos juego a las derechas? No hacemos ningún juego y menos a la derecha. Así, pues, a criticar… y a criticar la crítica si fuera necesario. ¿Algunos límites? Sí, la información adecuada y contrastada, la argumentación correcta y el respeto o cortesía en la crítica.
Pero no todas las críticas cumplen estos requisitos. Un ejemplo: el artículo publicado el pasado miércoles 22 de junio en el global-imperial-enemigo-sin-escrúpulos-de-Unidos-Podemos con el título de «Las dos Españas» [1]. Lo firma don Francisco de Sert, conde de Sert, alguien que, según dice, es miembro de Federalistes d’Esquerres. ¡De Federalistas y de izquierdas! Veamos.
Unos breves comentarios -para no agotar, no vale la pena hacer perder el tiempo al lector/a- sobre algunas de sus afirmaciones.
De entrada, como obertura. En sus últimas y sorprendentes declaraciones, señala el conde, «Pablo Iglesias considera a Podemos como la nueva socialdemocracia». No es un chiste, nos advierte, «ni el contorsionismo de un equilibrista trilero o simplemente un oportunismo sin fundamento», son las afirmaciones, asegura, de todo un candidato a la presidencia del gobierno. Por un lado, comenta, «tras su pacto con los postcomunistas pretende arañar más votos en la izquierda con el señuelo de un nuevo Frente Popular», a un tiempo que intenta pescar votos socialdemócratas en otro caladero, «olvidando especificar cuáles son sus credenciales para rechazar el pacto con la verdadera socialdemocracia en la última legislatura». Reincide ahora también, esta es la guinda del preámbulo, «en la pinza con los populares como la de Anguita con Aznar: ¡el alegre disparate!». Todo en un solo fragmento: postcomunistas, como si fuera el peor insulto posible; señuelo de un inexistente Frente Popular (¡ojalá, ojalá!); el PSOE como verdadera socialdemocracia ¡de la última legislatura! y la pinza entre Anguita y Aznar como toque de distinción final. ¡Qué análisis tan agudo, qué pensamiento tan deslumbrante! ¿No les recuerda los viejos tiempos cuando todo valía contra Izquierda Unida y su dirección representada por el que fuera alcalde de Córdoba?
Luego sigue con una descripción de las encuestas sobre los próximos comicios. Afirma, a continuación el señor Conde, que «la falta de acuerdo con los socialistas en la última legislatura ha provocado la pérdida de poder de la fracción moderada encabezada por Errejón». Para él «el triunfo de Julio Anguita, el gran hacedor de este pacto, junto a los radicales Monedero, Echenique y Teresa Rodriguez». De nuevo Anguita, el genio maligno en la sombra, el diablo rojo a golpear. Por lo demás, ¿radical Echenique, políticamente hablando?
En la línea siguiente de nuevo arremete don Conde contra Anguita: «Izquierda Unida, dominada en gran medida por los comunistas de Anguita, como su discípulo y líder Garzón, poco tienen que ver con el Eurocomunismo de Berlinguer y Carrillo, quien en su día aceptó en la Transición la roja y gualda y la monarquía». En cambio, ahora, esto es lo que don Sert le parece insoportable, «no sólo reivindican la república sino que ponen en cuestión al euro y a la Unión Europea, propugnan la salida de la OTAN, la nacionalización de la banca y los grandes medios de producción nacional». ¡Y de eso nada, el sistema es el sistema! ¡Están locos! En síntesis (según don Conde): la polarización del voto parece evidente y está «orquestada por los medios de comunicación de la derecha al grito de ¡Que vienen los rojos!» Para él, es el enfrentamiento de una derecha inmovilista y dura «frente a una izquierda radical». ¿Izquierda radical? ¿Por qué radical? Si lo fuera, ¿qué hay de malo en ser radical? «Dos formas antagónicas de pensar y ver el mundo: el resurgir de las dos Españas», añade don Conde. ¡El resurgir de las dos Españas! ¿Y qué habría de malo si, finalmente, resurgiera la España republicana, democrática, la que lucha por la justicia social y aúna unidad y diversidad, y esta España anhelada estuviera representada por Unidos Podemos? ¿No deberíamos brindar con cava?.
Ya pueden imaginarse la conclusión: «Un PSOE en tercera posición no haría de comparsa, y menos, formaría gobierno con un Podemos radical auspiciado por Anguita». Para el señor Conde, solo le quedaría a Iglesias «ser cabeza de una oposición muy fragmentada en su propio partido, formado por un aluvión de siglas a menudo con intereses particulares contrapuestos». ¡Otro golpetazo! Recapitulando nos informa: «o un gobierno débil encabezado por Rajoy sin apenas recorrido, o el gobierno fuerte de la gran coalición encabezado por Rivera, o por vergüenza política, repetir las elecciones una vez más». ¿Y no cabe entonces en la cabeza del señor Conde un gobierno progresista? ¿Y por qué no?
Más tarde una vieja afirmación de siempre, sin argumentación que la fundamente, con un añadido que vale la pena copiar. Leamos atentos: «Pese a las encuestas adversas, no hay salvación para la izquierda española fuera del PSOE, el partido más que centenario de Pablo Iglesias, el auténtico, su fundador, de los controvertidos Largo Caballero y Prieto, del visionario y pragmático Negrín, y ante todo de Felipe González, sin duda el mejor político español del siglo XX que condujo a España a la modernidad».¿Hemos leído bien? Sí, hemos leído bien. Según el señor conde, el de los Gal-Gas, el de la OTAN no de salida, el del incumplimiento de las condiciones acordadas en el reférendum, el que pactó con CiU, el de cazar ratones sea como sea, el que apoya a golpistas venezolanos, el amigo de don Cebrián y de los fondos de inversión, un político profesional al servicio de los grandes amos, ¡el mejor político español del siglo XX! ¿Nos hemos vuelto locas? ¿Ha perdido la razón el señor Conde?
Pero no se ha quedado satisfecho con la designación de don Felipe Gas Natural como número uno. Si con el triunfo del PSOE otra España es posible, afirma tomando lenguaje ajeno, «también otra Europa sería posible gracias a la alianza con Francia e Italia, países socialistas afines, que podrían acabar en gran medida con las políticas de estricta austeridad de Alemania. Y apostar por un modelo más keynesiano». Aparte de la nueva mitificación del modelo «más keynesiano», ¿alianza con Italia y Francia, considerados «países socialistas afines»? ¿Afines en qué? ¿Sabrá algo el señor Conde de la que están montando los trabajadores del país vecino y hermano?
Acabo ya. Pedro Sánchez tiene ya un gobierno en la sombra formado por intelectuales y profesionales de valía, nos recuerda el conde, y, en Barcelona, «encabeza la lista Meritxell Batet, joven figura emergente del PSOE muy próxima a Sánchez, quien ha escogido como segundo al filósofo Manuel Cruz». Estoy seguro que el profesor Cruz, el presidente de Federalistas de Izquierda, está más que avergonzado al leer su nombre en un artículo sin vergüenza como el comentado.
Señor Conde: ¿por qué no intenta en el próximo artículo argumentar un poco más, insultar menos y dejar de airear de nuevo, como en los viejos tiempos, el fantasma rojo y tenebroso del comunismo democrático, el que luchó, como pocas otras fuerzas, contra el fascismo español durante décadas y décadas?
Nota:
[1] http://elpais.com/elpais/2016/06/20/opinion/1466441055_662656.html
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