Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
Basándose en la teoría de que todo lo que no es de su gusto es ETA y, en consecuencia, debe ser ilegalizado y destruido, cerraron hace cinco años Egunkaria. Precisamente el 20 de febrero centenares de personas recordaron y denunciaron en el Parque Cultural Martin Ugalde (sede de Egunkaria, sito en Andoain, Guipúzcoa [n. del t.]) que la Audiencia Nacional española lo cerró injustamente y dieron apoyo a los acusados en espera del juicio.
Al día siguiente, la consejera de cultura del Gobierno vasco, Miren Azkarate, dijo en una entrevista en Euskadi Irratia que el modo en que se creó Berria no fue el adecuado, que este diario no es abierto y le imputó, por enésima vez, actuar mirando «a un sector». Posteriormente, Patxi Baztarrika (viceconsejero de política lingüística del Gobierno vasco [n. del t.]) ha dicho en un artículo publicado en diversos diarios que Egunkaria y Berria han dejado fuera «a quienes no son la izquierda abertzale oficial».
¿A qué viene todo esto y cuál es la intención de la Consejería de Cultura? El 6 de marzo de 2003 Miren Azkarate publicó en Egunero [1] un artículo titulado Cenizas como cimiento; escribió que se necesitaba un «diario dueño de sí mismo» y que el anterior no había sido suficientemente abierto. Los trabajadores de Egunkaria, en un artículo intitulado Trabajo conjunto desde la independencia, publicado tres días después, le contestaron así: «en el artículo de Azkarate no queremos ver otro tipo de intenciones ocultas de intervención, no pensamos que se quiera alejar de un diario en euskera abierto, unitario, independiente y profesional y no pensamos que sobre las cenizas de un proyecto destruido por una decisión judicial injusta quiera poner las bases para otro proyecto de otras características».
La legitimidad de aquel grupo que se quedó en la calle después del cierre de Egunkaria para hacer un nuevo diario nadie más la puso en duda, sino que, por el contrario, la sociedad vasca se unió con el grupo y su proyecto y le dio un ayuda extraordinaria para que Euskarazko Komunikazio Taldea (EKT, Grupo de Comunicación en Euskera) comenzara el proyecto. Por lo que parece, aquella confianza que obtuvieron los ex trabajadores no ha sido del gusto de todos.
Como decíamos al principio, la Audiencia Nacional quiere deshacer lo que no sea de su gusto y parece que tanto Azkarate como Baztarrika quieren lo mismo. EKT no se creó con el tono que ellos querían y el baile ulterior no les gusta; en consecuencia, basándose en sus opiniones y utilizando cargos públicos, denuncian la falta de apertura de Berria. De manera de todo punto infrecuente, critican el carácter de un diario, pero ¿por qué critican a uno solo? No nos sorprendería si hicieran lo mismo con el resto de medios, pero no sucede así. Es la primera vez en estos 30 años que cargos públicos del Gobierno vasco critican, por medio de un artículo de opinión, a un medio de comunicación ─y no es éste el único medio en euskera ni el único que recibe subvenciones, si las razones son esas, al menos. No es comprensible a qué viene esa aversión a Berria.
Dicen que Berria no es de todos los vascos. Pero ¿en qué se basan para decir eso? ¿Hay algún medio de comunicación que sea bueno y útil para todos los vascos? Todos sabemos que eso es imposible y acaso por eso dijera la propia Azkarate en Euskadi Irratia que «quizá, no lo sé, es un sueño o es imposible que sea de todos». Berria no será de todos los vascos, pero todos los vascos tienen sitio en Berria.
Con Berria a punto de cumplir cinco años, EKT pondrá sus ejemplares en manos de un grupo independiente y pondrá los medios para que haga un análisis lo más objetivo y serio posible, y habrá ocasión de hablar de ello. Pero, mientras tanto, el Consejo de Administración de EKT quiere decir varias cosas:
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EKT es una empresa creada de la iniciativa de la sociedad, una empresa privada, organizada con total independencia y que tiene los centros de decisión de toda empresa. Tiene la pluralidad que le da la confianza de más de 20.000 accionistas de todo tipo y eso es lo que desarrolla cada día en Berria y en el resto de sus medios de comunicación. EKT y Berria no están bajo control de la izquierda abertzale ni de ningún otro tipo de fuerza política. Acaso sea ésa misma la base de todas las críticas, que no los controlan.
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Berria siempre trabaja para que en sus páginas tengan reflejo todas las expresiones políticas y sociales de este país. Se han publicado noticias de todo tipo (también las que no le hacen gran favor a sí mismo, y el artículo de las páginas de hoy de Patxi Baztarrika [2] es ejemplo de ello ─y eso no lo hacen los demás medios de comunicación─), se ha entrevistado a agentes de todos los colores y todos han tenido oportunidad de explicar su opinión, también quienes han defendido la dinámica de la Audiencia Nacional.
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Para Azkarate y Baztarrika el problema no es la falta de obertura; aun en el caso de que lo fuera, su problema es que en Berria también se publican cosas que no son de su gusto, pero eso es imprescindible si tenemos la pluralidad como objetivo. Y, al parecer, eso no lo pueden soportar.
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Es grave que se utilicen cargos públicos para poner en cuestión proyectos emprendidos desde la iniciativa social, muy grave. Es inaceptable, y quien es capaz de hacer eso debería dejar el cargo.
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Aquel artículo que hemos citado más arriba decía «trabajo conjunto desde la independencia», y la Consejería de Cultura no sabe qué es eso. En ninguna otra consejería se dice a nadie cómo debe encaminar su trabajo y su empresa, pero la Consejería de Cultura quiere condicionar constantemente el trabajo de los agentes sociales que tienen relaciones con ella, porque pretende que actúen de la manera que ella quiere. El trabajo conjunto no es imposición, no es decir qué debe hacer el otro; el trabajo conjunto es respetar al de al lado y trabajar de consuno con él, sin obligarle a cambiar su carácter.
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No sabemos qué objetivo tiene Baztarrika con ese artículo. Si su objetivo es debilitar el crecimiento de Berria y EKT, queremos dejar claro que no caeremos en debates estériles. Nosotros seguiremos impulsando proyectos abiertos, independientes y de calidad, trabajando conjuntamente con el sector.
Y, para acabar, debemos mencionar lo que es más grave en la situación política actual. En la teoría de la Audiencia Nacional, toda la izquierda abertzale es ETA y debe ser ilegalizada. Como EKT está bajo dominio o actúa a favor de la izquierda abertzale, parece que Baztarrika quiera mostrar el camino a la Policía española, decir contra quién dar los próximos pasos. ¿Y después comparecerá ante los medios de comunicación a decir que es una injusticia?
El Consejo de Administración de EKT formula una petición clara al Gobierno vasco: que corrija ante de las medios de comunicación lo dicho por Azkarate y Baztarrika y que limpie la imagen que éstos han querido crear en la sociedad tanto de esta empresa como de Berria y Egunkaria.
* Joxan Lizarribar es el presidente de EKT, en nombre de cuyo Consejo de Administración firma este artículo.
Berria, 27 de febrero de 2008
Notas:
1 Diario en euskera que sustituyó a Egunkaria desde la clausura de éste hasta la aparición de Berria. (n. del t.)
2 El artículo aludido de Baztarrika se publicó también en el propio Berria el mismo día en que apareció éste. (n. del t.)