Hoy es una fecha muy señalada en el conflicto porque se votan en el Senado los presupuestos generales con los que van a robar el 63% de ayudas a este sector. Unas ayudas que ya estaban pactadas en un plan del carbón que todavía está en vigencia», explica Alfonso, nombre ficticio de un minero que, […]
Hoy es una fecha muy señalada en el conflicto porque se votan en el Senado los presupuestos generales con los que van a robar el 63% de ayudas a este sector. Unas ayudas que ya estaban pactadas en un plan del carbón que todavía está en vigencia», explica Alfonso, nombre ficticio de un minero que, con el rostro cubierto, habla desde un corte de carretera en la localidad de Ciñera, done él y sus compañeros permanecen entre varias barricadas ardiendo. «Nosotros lo que queremos es que hoy el Senado vote por mantener estas ayudas y que el ministro negocie con los sindicatos. Todo lo que no sea votar en contra de los presupuestos son palabras y los mineros ya no queremos palabras, los mineros queremos hechos».
Apenas tres cuartos de hora antes han repelido el «ataque brutal» de la policía antidisturbios, que «habrán gastado unas 200 pelotas disparando indiscriminadamente». Explica Alfonso desde la barricada. Mientras tanto, los demás preparan cohetes, traen más piedras, tuercas y botellas a la calzada y protegen la entrada del pueblo con contenedores.
Rubén García es otro de los mineros, en este caso asturianos, que está acampado frente a la Delegación de Gobierno de Asturias en una protesta organizada por CCOO y que ya se alarga durante 16 días. Explica entre las tiendas Quechua rojas que ésta es «una acción complementaria a otras acciones, como los encierros en los pozos y los cortes de carretera y las manifestaciones. Estamos llevando a cabo todas las acciones de lucha que podemos y la huelga indefinida para que el gobierno no liquide la minería».
Empezó en el pozo con 19 años y ahora tiene 43. Sus padres y abuelos tanto paternos como maternos vivieron siempre de la minería, «entienden esta lucha perfectamente y nos animan a seguir». También su mujer y su hijo entienden que si es necesario pueden quedarse sin vacaciones o reducir gasto de donde sea. «Cuando lo vives desde pequeño, tienes este sentimiento de lucha que hace que no te doblegues, por muchos antidisturbios que manden».
Los 100 millones de ayudas públicas con los que el Estado mantiene el sector y que van a ser retiradas van a costar a las cuencas 8.000 puestos de trabajo directos y más 33.000 indirectos, según calculan los sindicatos. «Y dinero hay, porque acaban de dar 100.000 millones a la banca», continúa Rubén, que explica que cada vez que han ido negociar con el ministro de Industria, José Manuel Soria, se ha negado modificar los presupuestos, y «eso no es un diálogo». Frente a esta actitud, el sindicalista repite las mismas palabras que había dicho otro minero el día anterior desde las barricadas de pozo Carrio, «la decisión de acabar con la minería no es una cuestión económica, es una decisión política dirigida a acabar con el último reducto de movimiento obrero combativo que queda ahora mismo en este país».
Desde el corte de Cireña, Alfonso cuenta que hoy han salido a la calle para despedir a las mujeres que partían hacia Madrid en una marcha simbólica y «queremos agradecerles que sean parte activa de esta lucha, siempre están de nuestro lado». Les han hecho un pasillo y han aplaudido a la salida del pueblo. Luego, ha venido el corte de ruta y se han preparado para repeler a la Policía.
Lo que más indigna a todos es que «vienen a reprimir al pueblo de Ciñera porque les estamos dando un ejemplo de unidad». Está afirmación queda constatada por los vecinos de la pequeña localidad. Cuando los mineros se han retirado un grupo de ancianos y mujeres han contado que todo el pueblo apoya a los mineros y está de acuerdo con sus reivindicaciones. «¿Si no, que vamos a hacer aquí?» cuenta.
En este sentido, Rubén aprovecha para pedir disculpas a la población por los cortes de carretera que pueden «generar incomodidades». Afirma que les gustaría poder luchar como los pilotos, quedándose en casa. Pero «por desgracia, tenemos que molestar e incomodar para que nos escuchen. Lo sentimos mucho, pero estamos defendiendo nuestro trabajo». Para ellos no es nuevo, «siempre ha sido lo mismo, los mineros pedimos y pedimos y nadie nos hace caso hasta que salimos a la calle», sentencia Alfonso.
La forma de protestar de los mineros recoge el testigo y se impregna de las décadas de tradición de lucha obrera de este sector. En la memoria de todos están la revolución de Asturias de 1934 cuando se levantaron contra el gobierno derechista de la CEDA y el levantamiento de 1962 que inició el ciclo del nuevo movimiento obrero contra el franquismo. Muchos de los que estos días están en las barricadas ya estuvieron juntos en 1991 y 1997. «Con nuestra historia, por lo que hemos mamado de generaciones anteriores, tenemos claro que hay que afrontar así el conflicto. Estamos adaptados a una forma de resistir que en otros sectores no la hay. Sabemos que si no resistimos no vamos a ganar. Por eso no podemos dobleguemos».
Fuente: http://www.publico.es/437607/quieren-acabar-con-el-ultimo-movimiento-obrero-combativo