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Entrevista a Diego Cañamero, Secretario General del SOC de Andalucía

«Quieren convertir a los jornaleros en una reserva india»

Fuentes: Diagonal

El SOC es un referente para el campo andaluz. Su defensa de los derechos de jornaleros e inmigrantes, la soberanía alimentaria y la reforma agraria choca con el diseño oficial de un campo despoblado. DIAGONAL: ¿Cómo afectan las recientes modificaciones de las pensiones a los jornaleros y cuál es el futuro que el Gobierno le […]

El SOC es un referente para el campo andaluz. Su defensa de los derechos de jornaleros e inmigrantes, la soberanía alimentaria y la reforma agraria choca con el diseño oficial de un campo despoblado.

DIAGONAL: ¿Cómo afectan las recientes modificaciones de las pensiones a los jornaleros y cuál es el futuro que el Gobierno le tiene preparado al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social?

DIEGO CAÑAMERO: Los Pactos de Toledo ya señalaron el objetivo de liquidar este régimen. Con el último pacto sobre la Seguridad Social se da una vuelta más de tuerca y el próximo mes de enero conoceremos con exactitud los planes del Gobierno, sindicatos oficiales y patronal para los jornaleros. Desde el ‘decretazo’ del PP venimos asistiendo a una política de convertir a los jornaleros en una reserva india, con las pensiones más bajas, las incapacidades laborales limitadas y muchos menos derechos que trabajadores de otros sectores a pesar de cotizar más a la Seguridad Social. Es una discriminación evidente.

D.: Poco después del 1º de Mayo, el Gobierno, la patronal y CC OO y UGT firmaron una nueva reforma laboral. Se ha vendido, desde las tres partes, como una reforma que pretende acabar con la temporalidad, pero a la vez el despido se abarata. ¿No es algo contradictorio?

D.C.: Absolutamente contradictorio. La reforma laboral agudizará lo peor de la precariedad. En primer lugar, se abarata el despido, que ya de por sí es libre y cada vez se acerca más a la gratuidad. Esto empeora las relaciones laborales, otorga más poder a la patronal y genera indefensión en los trabajadores. Y en segundo lugar, no se establece ninguna medida específica en los sectores más perjudicados por la temporalidad (campo, construcción, hostelería, telemárketing, etc…) para frenar la avalancha de contratos temporales, a pesar de que la mayoría de ellos están firmados en fraude de ley. Dudamos mucho de que vaya a cambiar la realidad en la contratación tras esta reforma.

D.: ¿Qué opinión te merece la actitud de CC OO y de UGT ante esta reforma?

D.C.: La actitud de los sindicatos oficiales ha sido la esperada. Desde luego no nos ha sorprendido mucho, porque su última trayectoria viene siendo la del pacto al precio que sea. Creemos que es un error firmar acuerdos sin consultar a las bases, sin movilización social y sin garantizar que esas medidas van a favorecer a los trabajadores. Si los que firman se viesen afectados por las normas que firman, probablemente otro gallo cantaría.

D.: ¿Cuál es la situación del SOC en cuanto a nivel de afiliación, crecimiento y líneas de trabajo?

D.C.: Venimos experimentando un crecimiento espectacular en los últimos tiempos, con la incorporación de numerosos trabajadores y colectivos. Nuestra lucha está dando sus frutos y proyectos como las cooperativas del Humoso de Marinaleda se consolidan, cada vez más gente se acerca al sindicato, se plantean luchas en otros sectores (construcción, metal, hostelería, limpieza, etc.). En cuanto a la lucha de los trabajadores extranjeros, pensamos que deben disfrutar de todos los derechos: documentación, trabajo digno y vivienda. En cuanto detectamos una situación en que no es así, automáticamente la denunciamos, porque entendemos que todos tenemos que tener idénticos derechos. Especialmente importante a este respecto es el trabajo de los compañeros del SOC de Almería, un referente claro en la lucha por los derechos de los trabajadores extranjeros. En general es un momento bueno, pero tenemos mucho camino por andar.

D.: Hay algunos movimientos de la izquierda que plantean que el modelo sindical ya no es válido para la lucha de los trabajadores por ser estructuras del pasado, anquilosadas, ¿qué opinión te merece esto?

D.C.: El modelo sindical debe adaptarse a los nuevos tiempos, simplemente eso. Nosotros concebimos el sindicato como herramienta. Ni más ni menos. El día que la herramienta no sirva, se oxide o no funcione, a la basura. Pero actualmente no es así. Desde un sindicato como el nuestro se articulan numerosas iniciativas, se da vida al medio rural y se lucha incansablemente por la dignificación de los trabajadores. Lo que no vale es un sindicato de estructuras, reuniones, liberados, más reuniones y sillones. Hay que construir sindicatos a ‘pie de tajo’, esa es la clave.

D.: La última pregunta es sobre el futuro del SOC, ¿cuáles son las expectativas respecto a la iniciativa que impulsáis del Sindicato Andaluz del Trabajo (SAT)?

D.C.: El proyecto del SAT es ilusionante. Estamos manteniendo contactos con otras organizaciones sindicales de Andalucía y debatiendo cuál es la mejor fórmula posible para ponerlo en práctica. Sabemos que hay muchas esperanzas depositadas en ese proyecto y no podemos fallar. La unidad de los trabajadores es la clave siempre para la victoria, y por eso, unir bajo un mismo paraguas a todos los trabajadores, sean del sector que sean, genera un efecto multiplicador y puede servir de catalizador de las mejores experiencias del movimiento obrero.

Querella contra la ‘hija predilecta de Andalucía’

D.: ¿En qué situación se encuentra la demanda contra la duquesa de Alba?

D.C.: Interpusimos una querella por injurias contra la duquesa, que ha sido admitida por el juzgado y en breve celebraremos el juicio contra ella. Esperemos que esta vez pese más la Justicia que el dinero y no pueda salirse con la suya. Por su parte, la Policía nos denunció por desórdenes públicos y en el juicio nos condenaron a una multa de 90 euros, que actualmente está recurrida y pendiente de sentencia. La duquesa también se ha querellado contra nosotros, pero sin fundamento, porque nuestra crítica no es personal, sino de denuncia social, humana, sindical y política. No es razonable que una persona acumule 30.000 hectáreas de terreno, reciba millones de los fondos europeos y que encima se la premie por eso.