ETA es una organización que no quiere tener razón. Quiere que se la quiten y no que se la den ni la bendigan: ese día desaparecerá. Ese día ETA considerará que no tiene «razón de ser», pero, mientras tanto, mientras no acaban de quitarle la razón del todo, ETA entiende que tiene «razón de estar». […]
ETA es una organización que no quiere tener razón. Quiere que se la quiten y no que se la den ni la bendigan: ese día desaparecerá. Ese día ETA considerará que no tiene «razón de ser», pero, mientras tanto, mientras no acaban de quitarle la razón del todo, ETA entiende que tiene «razón de estar».
Cuando una persona cree tener razón en algo, o bien quiere convencer a los demás de que la tiene o bien quiere que se la den. ETA no pretende ni convencer a nadie ni que le den la razón. Simplemente, repito, desea que se la quiten. ¿De qué manera? Muy sencillo: dando la palabra al pueblo. ¿Es simplista esto que digo? Sí y no. Sí, porque es obvio que una consulta popular es un proceso complejo con problemas de modos y ritmos. Y no porque a nadie se le oculta, al menos a las fuerzas abertzales y/o nacionalistas, que se terminará por efectuar esa consulta. Si esto es así, ¿dónde o cuál es el problema? Los más conspicuos dirán que ETA, precisamente, es el problema. Pero, ¿quién garantiza que, desaparecida ETA, se vaya a la consulta popular? Una consulta, por cierto, que es un derecho y no una imposición de nadie. ETA sacó unos papeles donde había unos compromisos que interpretaba desteñidos y rompe la baraja.
El PNV tiene en su zapato una piedra muy molesta que se llama ETA. El PNV, sin ETA, se sentiría con las manos libres para hacer -o deshacer- a su antojo. ¿Qué haría y, sobre todo, qué no haría el PNV? ¿Iría a la consulta popular? ¿Sí? Pues dígase y fírmese. Eso sí sería quitar la razón a ETA: su razón de ser y su razón de estar (izan eta egon). ETA no es spinoziana ni tiene voluntad de perseverar en el ser.
Tal vez el problema sea que enfrente hay un Estado que apela, haciendo oxímoron, a la «razón de Estado» que no es sino impostura y sinrazón. ¿Le metería en razón el PNV? ¿Tiene poder para eso? ¿Quién suplanta realmente cuando no secuestra la voluntad de este pueblo: ETA o el Estado? ETA, lejos de exclamar ¡mi yo, que me roban mi yo; mi razón, que me roban mi razón!, sólo pide que se la quiten porque eso sería buena señal. Desaparecida ETA y con el problema irresuelto y enquistado, aparecería otra ETA y entonces el PNV diría que la antigua ETA era la buena y no la nueva y en este plan.
NOTA: Este articulillo que acaban de leer fue escrito, sin quitar una coma, por quien suscribe el 18 de julio -yo no elegí la fecha- del año 2000 en esta misma sección. Hace unos días ETA atentó en Durango. Oyendo a los voceros de los partidos políticos de orden parece que todo se repite de forma irritante para los deseos mayoritarios de este pueblo que clama por una solución al conflicto y que, además, sea justa. Si no avisara al lector/a de que lo arriba escrito es del año catapún, del 2000, pasaría por ser, seguramente, incluso para mis dos incondicionales, un artículo de plena actualidad, que se dice. Pero no. De modo que, como todo dios se repite, yo también. A ver quién se aburre antes.