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Se cumple el décimo aniversario de la muerte del comunista crítico, filósofo, profesor y ensayista

Rafael Díaz-Salazar recopila en Trotta los textos de Fernández Buey sobre izquierda y cristianismo emancipador

Fuentes: Rebelión

“Nunca vivió encerrado en el mundo universitario”, aunque ejerció como catedrático en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, centrado en la Filosofía de la Ciencia, Moral y de la Política. Es uno de los rasgos que, según el sociólogo Rafael Díaz-Salazar, caracterizaron a Francisco Fernández Buey (1943-2012).

Asimismo define a Fernández Buey como “un comunista y ecologista y libertario herético que se inspiraba en una lectura crítica de Marx y, especialmente, de Gramsci”. Y que, al igual que el filósofo Manuel Sacristán, uno de sus maestros, se consideró siempre antes comunista –un “comunista laico”- que marxista (Fernández Buey se afilió al PSUC en 1963 y luchó en el movimiento universitario contra la dictadura franquista).

Rafael Díaz-Salazar introduce estas notas en el libro Francisco Fernández Buey. Sobre izquierda alternativa y cristianismo emancipador, publicado por Trotta en 2021 y de cuya edición es responsable. El volumen, de 360 páginas, incluye la mayor parte de los textos publicados por Fernández Buey –uno de los fundadores de las revistas Materiales y Mientras tanto- en torno al “cristianismo emancipador”, y su papel en la construcción de una izquierda roja, verde y violeta.

En la introducción, titulada Un intelectual gramsciano abierto al cristianismo emancipador, Díaz-Salazar sitúa en su contexto los artículos, entrevistas, cartas, fragmentos de libros e intervenciones públicas recogidas en el libro de Trotta; por ejemplo, Fernández Buey “prefirió más al Marx ético-político que al Marx economista”.

Y en los años finales de su vida, se reclamó de un tipo de comunismo “ecologista” y “libertario”; en otros términos, el comunismo tenía que insertarse como “un elemento más” de la izquierda alternativa roja, verde y violeta. Díaz-Salazar subraya también que el coautor de Ni tribunos. Ideas y materiales para un programa ecosocialista “nunca fue estalinista, criticó el bolchevismo realmente existente en la URSS y apoyó un comunismo de consejos obreros y campesinos”.

En un simposio sobre Euroizquierda y cristianismo, celebrado en diciembre de 1990, Fernández Buey se refirió al predicador y teólogo reformista alemán Thomas Müntzer, uno de los líderes de las revueltas de los campesinos alemanes en el primer tercio del siglo XVI; partiendo de este ejemplo, calificó como “insuficientes” las críticas marxianas y de Freud a las religiones, que a menudo las reducían a la manipulación de las masas o las ilusiones del individuo.

En cambio, añadía en la ponencia titulada Movimientos sociales, izquierda alternativa y cuestión cristiana, el físico Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad, valoraba la función de la creencia y la fe en el “arranque del pensamiento científico, que no se presenta ya como frontalmente contrapuesto a todo tipo de religión, sino sólo al oscurantismo”.

Fernández Buey estimaba asimismo el compromiso de buena parte de la Teología de la Liberación, que en América Latina insertaba ideas de raíz marxista en el contexto del pensamiento cristiano; frente a las concepciones excluyentes y herméticas, el autor de La ilusión del Método destacaba la importancia de la “mezcla de ideas”, de ahí la influencia de personalidades como Gandhi, Tolstói, o los filósofos y activistas italianos Aldo Capitini y Lanza del Vasto, entre otros, en los movimientos sociales y la izquierda alternativa.

En un libro colectivo, de 1996, escrito en homenaje al jesuita, militante del PSUC y de Comisiones Obreras Joan García-Nieto, Francisco Fernández Buey abordaba la utopía en las tradiciones cristiana y comunista marxista. Para ello, se centró en la vigencia de Ernst Bloch (1885-1977), quien llegó a plantearse “una lectura crítica de la Biblia con los ojos configurados por el Manifiesto Comunista”.

Además Bloch consideraba la utopía como parte sustancial del pensar humano; otro eje de su obra es la Esperanza, “condición de posibilidad de la utopía”; de este modo, el filósofo marxista alemán defendió el Principio de Esperanza en contraposición al nihilismo.

El libro de Trotta incluye las reflexiones de Francisco Fernández Buey sobre cristianos que manifestaron su compromiso con la liberación de las personas empobrecidas. Entre otros, Bartolomé de las Casas, a quien señalaba como un “adelantado” en la defensa de los derechos de los indios –en el siglo XVI- en América. Y recuerda que se le ha considerado un referente de la Filosofía de la liberación desde los años 70 del siglo pasado, así como del movimiento neo-indigenista latinoamericano.

El pensamiento del fraile y teólogo dominico “pone ante el espejo a la propia cultura (europea) y se atreve a argumentar la autocrítica de la misma, precisamente frente al etnocentrismo y el racismo que han acompañado históricamente al pensamiento humanista e ilustrado”, escribió Fernández Buey en 2006.

Otro ejemplo destacado es el de Simone Weil. En sus 34 años de vida, la revolucionaria, pacifista y sindicalista participó en la Columna Durruti durante la guerra española de 1936 y en la Resistencia francesa contra el fascismo, en la Segunda Guerra Mundial; estudió Filosofía y Literatura, impartió clases en liceos y trabajó como proletaria –en 1934 y 1935- en una factoría de Renault.

Además de la espiritualidad cristiana, mística, en la que Simone Weil profundizó en sus años finales (falleció de tuberculosis en 1943, en la ciudad británica de Ashford), Francisco Fernández Buey resaltó la “acción política” de la filósofa, así como el interés que manifestó en sus escritos por la ciencia y el mundo del trabajo (la vida y la explotación del proletariado; los problemas del sindicalismo; la relación del movimiento obrero con los principales partidos políticos; el desarrollo del capitalismo y las guerras; o la derrota de la revolución).

Sobre izquierda alternativa y cristianismo emancipador incluye el texto que  Fernández Buey publicó en 1996 en la revista Mientras Tanto, dedicado a su amigo, filósofo, poeta, comunista (apoyó al Partit Comunista de Catalunya) y cristiano, José María Valverde, con motivo de su muerte. Recordaba que Valverde se solidarizó con los profesores universitarios represaliados por la dictadura franquista, en 1965: renunció entonces a la Cátedra de Estética en la Universidad de Barcelona y decidió exiliarse a Canadá.

También sobre José María Valverde, resaltó “su actividad militante en favor de la Cuba de Castro, de la Nicaragua sandinista o el resistencialismo campesino en Perú”; y “la presencia en las manifestaciones del Primero de Mayo, cuando ya la mayoría de los intelectuales que en otros tiempos loaban a las Internacionales Obreras se iban de fiesta (…)”.

José María Valverde, Manuel Sacristán y Francisco Fernández Buey colaboraron en una escuela de alfabetización de adultos, promovida por una parroquia en el barrio obrero de Can Serra (municipio de L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona).

Tal vez pudiera resumirse de este modo la propuesta del ensayista palentino vinculado a los movimientos sociales (sobre todo al ecologismo), a quien Díaz-Salazar dedica el volumen de Trotta: “La izquierda socialista y transformadora del futuro podrá salir probablemente de un diálogo entre la tradición que Marx inauguró, la tradición anarquista-libertaria, la tradición cristiana (herética) de emancipación y la reconsideración autocrítica de la ciencia”.

Esta cita del historiador de las Ideas y la Filosofía Política, comunista crítico, procede del libro Marx a contracorriente (El Viejo Topo, 2018), una recopilación de textos de Fernández Buey realizada por Salvador López Arnal y Jordi Mir. Por otra parte, a menudo Fernández Buey reproducía una valoración de Albert Einstein: “Ser idealista cuando se vive en Babia no tiene ningún mérito, pero ser idealista oliendo el hedor a mierda de este mundo sí lo tiene”. Einstein hizo esta afirmación con motivo del asesinato del ministro de Exteriores de la República de Weimar, Walther Rathenau, por un grupo de ultraderecha en 1922.

Realizada por el profesor de Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona y teólogo Jaume Botey, Iglesia Viva. Revista de Pensamiento Cristiano publicó en 2011 la última entrevista a Fernández Buey; “En estos momentos, una de las formas posibles de no deprimirse es tener cosas a las que agarrarse: pequeñas comunidades, grupos, colectivos, amigos… donde uno comparte las penas y las miserias con los demás”, concluía el entrevistado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.