Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano. Seguimos en la segunda parte del libro: «La República es una cultura común de vida. Crítica del republicanismo […]
Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.
Seguimos en la segunda parte del libro: «La República es una cultura común de vida. Crítica del republicanismo liberal». En la página 97 hablas de la URSS. En estos términos: «Y mientras, la potencia rival, la URSS, el temor a cuya fuerza había impulsado a las fuerzas capitalistas a aceptar el pacto social…». ¿Fue así realmente? ¿La URSS jugó ese importante papel, forzar a las fuerzas capitalistas a aceptar el «pacto social» de posguerra?
Tras la Segunda Guerra Mundial, el orden capitalista de las sociedades en guerra había sido destruido directamente, por aniquilación del aparato industrial o por el endeudamiento. Economías de guerra, intervenidas por los gobiernos dotados de poderes de excepción, economías arrasadas, inexistentes. Cuentan gentes que vivieron ese periodo, que, por ejemplo, en Italia, a fines de 1944, el programa socio económico de los Frentes Populares, las democracias económicas y sociales, el proyecto propugnado por la Komintern, era masivamente aceptado. La URSS aparecía como una sociedad que garantizaba sanidad, escuela, pensiones, trabajo y los derechos laborales.
Mi padre hablaba en esos mismos términos -y con admiración- algunos años después.
Estados Unidos y Gran Bretaña tuvieron que elaborar una política abierta para combatir el ascendiente popular de la Unión Soviética. Mediante la violencia, tanto la soterrada y la terrorista -que incluía el contubernio de los políticos y los servicios secretos con las delincuencias organizadas, como la Mafia-, como la militar -Grecia-. Mediante la política, coaccionando a las fuerzas políticas de derecha de los países en que la izquierda frente populista era un peligro por el ascendiente que tenía a que rompieran los gobiernos de unidad popular y se enfrentaran con las fuerzas de izquierdas. Mediante planes económicos de ayuda para la reconstrucción de las economías de esos países, siempre que fuesen reconstrucciones de economías capitalistas.
El plan Marshall por ejemplo.
Exacto. Mediante la propaganda y lucha ideológica, comprando masivamente intelectuales, creando instrumentos de propaganda, etc. y en la que las iglesias cristianas, en particular, la católica, ejercieron un papel de gran importancia.
Asunto que suele olvidarse.
Recordemos que las fuerzas de derechas de buena parte esos países se reconstruyeron sobre la marcha como fuerzas democráticas, a partir de militancias que habían estado en los partidos fascistas y colaboracionistas. Algunos dirigentes democráticos, no fascistas o no colaboracionistas -De Gasperi, Adenauer, etc.-, lavaban la cara a nuevas organizaciones cuyos cuadros y militancias procedían del nazifascismo y de sus colaboradores.
Otro asunto que suele olvidarse también.
Para desmovilizar el ascendiente entre las masas populares de la URSS, cuyo papel en la derrota del nazi fascismo había sido fundamental, hubo que adoptar las medidas de lo que se consideraría o denominaría luego, «Estado de Bienestar» y que trataban de dar la réplica a las de la URSS. Por otra parte, el «peligro» se prolongó durante mucho tiempo, por la dureza de las condiciones de vida impuestas por la posguerra. Creo recordar que, debido a las condiciones de destrucción económica y de endeudamiento producidas por la guerra, un país como Francia no logra recuperar el nivel de vida anterior a la Guerra Mundial, el alcanzado precisamente durante el gobierno del Frente Popular, hasta 1957.
Me da que no puedes equivocar de mucho. Te vuelvo a citar: «Y es aquí donde destaca el trabajo de John Rawls. A partir del cual, otros autores elaborarán un nuevo y extraño republicanismo…». Un poco más adelante señalas también: «Su obra de mayor resonancia, Teoría de la justicia, publicada en 1971, es el fuste de las posteriores teorías políticas liberales autodenominadas ‘republicanismo». Algunas preguntas sobre estas dos consideraciones, puedes responderlas de golpe si así lo consideras: ¿no es entonces John Rawls un santo de tu devoción? ¿Qué opinión te merece su teoría de la justicia? Me señalas alguna crítica concreta. Me puedes comentar esta en particular que está en el libro: «Teoría de la justicia sin estudio de las injusticias concretas y de sus causas sociales».
Rawls tiene un papel de gran relieve en la lucha contra el pensamiento social de la izquierda. Su filosofía, una filosofía política, se elabora en un momento en que ya se considera posible batir el pensamiento social y las adquisiciones sociales que las clases trabajadoras occidentales habían adquirido como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El estado de bienestar, defendido por las fuerzas comunistas y socialdemócratas en Europa occidental. Y este primer ataque es elaborado por Rawls desde su ideología, el Liberalismo. Esta ideología había desaparecido tras la guerra, debido a las relaciones del liberalismo con los regímenes autoritarios y fascistas. Consecuencia de su aristocraticismo antidemocrático, fóbicamente anti popular. Y a la aparición de los grandes partidos de masas populares, que surgen tras la primera guerra mundial, junto con los regímenes verdaderamente democráticos que se constituyen en ese periodo de preguerras, cuya constitución se quiere impedir o, cuya existencia, una vez establecidos, se quiere destruir por todos los medios. La República española, la Checoeslovaca, etc. «Democracias vitales», las denominaba, el gran historiador marxista Arthur Rosenberg; esto es democracias surgidas porque el demos organizado, la democracia, los había impuesto.
Frente a las filosofías sociales más o menos inspiradas por el marxismo o por pensamientos progresistas socialdemócratas, el liberalismo rawlsiano propugna un modelo de sociedad en la que ésta en realidad no existe. Es la denominación de la totalidad de las individualidades. El sistema público, de servicios y asistencias sociales garantizado por la sociedad como totalidad a cada uno de sus miembros es el objetivo a batir. Se considera que ese tipo de sociedad en la que la comunidad social es tenida por fundamental es liberticida. Su hipótesis es el individualismo metodológico.
O sea, perdona la insistencia…
O sea, la metafísica del individualismo ontológico, onto antropológico humano, la connatural del liberalismo.
Has hablado de esa metafísica en otras entrevistas
Sí, sí. Por supuesto, la obra de Rawls es prudente. Abre el debate en una época, a fines de los años sesenta del siglo XX, en que todavía no es posible la difusión de teorías liberales radicales, a cara de perro, como las que nosotros conocemos. Que sí estaban elaboradas -Milton Friedmann, etc.- pero que no podían ser caballo de batalla «aún». La teoría de la justicia elaborada por Rawls es en realidad un desmontaje de las elaboraciones sobre justicia social que habían construido el pensamiento del Estado Social o de Bienestar.
Puedes concretar un poco más.
Parte de la idea de que todo individuo tiene propensión natural al individualismo, a la competencia abierta con los demás, por ser más que los otros. Y que impedir esto es atentar contra la libertad y frenar los bienes sin cuento que este ímpetu competitivo por ser más que los otros nos reportaría a todos. Y que es injusto que las sociedades hagan igualación entre los ciudadanos -se refiere a los estados sociales, a sus moderadas universalizaciones públicas de derechos. Propugna un modelo de sociedad basado en la competencia individualista, donde, a los que fracasan o quedan pospuestos, por la razón que sea, nacimiento o incapacidad, se les garantice unos mínimos. Esos mínimos que él propugna que sea aceptado como contrato entre ciudadanos individuales debe aceptar -como liberal e individualista, su filosofía es contractualista, la sociedad como contrato originario entre individuos- es defendido alegando que nadie sabe de entrada cuál va a ser la suerte que él corra a lo largo de su vida, o la de sus familiares -el «velo de ignorancia» originario-.
Es una doctrina filosófica abstracta, que no debate sobre los problemas sociales reales y sobre las desigualdades sociales y sus orígenes. No tiene en cuenta las clases sociales, ni el capitalismo, ni las sociedades civiles históricas. Ni la realidad del capitalismo que genera constantemente desigualdad sino se lo embrida. Ni cómo se preservan o se imponen los derechos sociales, que solo pueden ser preservados o impuestos allí donde las clases subalternas se organizan e intervienen en la sociedad mediante la lucha de clases. Ese tipo de teoría no contempla en absoluto todo esto que no son sino realidades históricas, concretas, sociales.
Sigo un poco más con esto. ¿Por qué afirmas que el psicologismo es una referencia eufemística en el caso de la filosofía política de Rawls, por cierto uno de los filósofos más importantes de los últimos doscientos años (lo sitúan en la posición 12, Marx en la novena) según Brian Leiter, Leiter Reports: A Philosophy Blog.
Rawls es un filósofo liberal que adopta una filosofía analítica. La filosofía analítica se presenta a sí misma como estudio de los lenguajes, como simple metalingüística que reflexiona y mide la coherencia de estos, y rechaza consiguientemente que su filosofía se fundamente en una metafísica. Pero esto impide el desarrollo en positivo de filosofía y pensamiento sobre el ser humano, de filosofía social en positivo, en el sentido laxo de la expresión «social». Pues toda filosofía humana, todo pensamiento social, parte de unas hipótesis sobre lo que es el ser humano y lo que es la sociedad. Una metafísica, una ontología u onto antropología que funciona como heurística cuando uno se aproxima a los problemas a tratar.
No estoy tan seguro que todas las corrientes de la filosofía analítica cuadren con esta descripción que has hecho. Pienso en Saul Kripke y en otros autores pero no es éste ahora el punto. Prosigue por favor.
Rawls trata de escabullirse del asunto mediante una falacia; de tipo naturalista, por supuesto. Presupone que su filosofía se basa en las aportaciones de la ciencia que le permiten conocer cuál es la psicología natural universal del ser humano. Claro, es la del individualismo ontológico liberal, la metafísica del liberalismo. Teoría heurística o teoría metafísica de la que parten los filósofos y científicos sociales liberales, la del individualismo metodológico. Según esta teoría somos seres individuales, competitivos, que luchamos por ser más que los demás, etc. Pero esto es una metafísica, y la filosofía analítica se prohíbe a sí misma -ese es su manifiesto inaugural- elaborar metafísicas. Rawls la naturaliza, mediante el expediente de considerarla psicología innata de todo individuo, que, por ser psicología, está «probada» por las ciencias psicológicas y así «sortea» el problema.
Pero es la metafísica del liberalismo, la que Marx denominaba «robinsonada», la ontología del individualismo antropológico. Una metafísica que es falaz denominar psicología. O que puede ser considerada psicológica, inherente a la psicología innata del individuo solo a título de ontología antropológica. Es una opción filosófica, metafísica de un filósofo analítico. En relación con las ciencias psicológicas: puede haber escuelas psicológicas cuya heurística sea esta, y hay otras, las más potentes y explicativas, a mi juicio, que no lo son.
Quiero volver sobre algo que ya he señalado, como epílogo de respuesta a esta pregunta.
Desde luego, por supuesto.
Ha habido filósofos sociales que han adoptado métodos analíticos para elaborar pensamiento, sin renunciar a metafísicas alternativas, conscientemente tenidas por tales, conscientemente reflexionadas, elaboradas y utilizadas heurísticamente en sus investigaciones. No me refiero, por cierto, al denominado marxismo del Grupo de Septiembre, al que expeditivamente se denomina «marxismo analítico», y que, en palabras de Ramón Maíz era un grupo por entero analítico pero nada marxista. Sí a filósofos marxistas como Manuel Sacristán. Para que quede claro esto: Sacristán admira y elogia la potencia intelectual de Karl Marx.
Desde luego. Lo estudió, lo tradujo, escribió sobre él, dictó conferencias.
Sí, considera que su labor intelectual es una cima. Y que su trabajo científico es admirable y de un nivel difícil de alcanzar. Precisamente el elogio de Marx por parte de Sacristán incluye la consciencia metafísica de Marx. Gracias a lo cual pudo alcanzar esa asombrosa cima intelectual. Recuerdo: «Pero Marx mismo (…) ha sido en realidad un original metafísico autor de su propia ciencia positiva; o dicho al revés, un científico en el que se dio la circunstancia, nada frecuente, de ser el autor de su metafísica, de su visión general y explícita de la realidad. No de todos los metafísicos se puede decir eso ni de todos los científicos». También Sacristán parte, tanto en su praxis militante como en su elaboración intelectual y científica de una metafísica que excluye el individualismo antropológico y el egoísmo filosófico innato.
Desde luego, sin duda. El paso que has citado, salvo error por mi parte, es de uno de sus grandes trabajos: «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia». Se publicó en el primer libro de sus «Panfletos y Materiales» (¡que nunca se han reeditado hasta el momento!), Sobre Marx y marxismo (un título lukácsiano por cierto). Renzo Lorente lo ha recogido en su excelente trabajo de traducción, presentación y anotación. Es el primer texto de The Marxism of Manuel Sacristán, Brill, 2014.
Lo dejamos aquí por el momento.
De acuerdo.
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