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El franquismo murió el 14 de marzo de 2004, sostienen los organizadores

Realizan el primer homenaje a republicanos

Fuentes: La Jornada

Música, poesía e imágenes fotográficas desgarradoras se conjugaron hoy en torno a dos aspiraciones de calado: la memoria y la esperanza. La primera resurgió después de más de 60 años de silencio, de olvido, de fosas comunes y del escarnio social y político, una vez que por primera ocasión desde el final de la Guerra […]

Música, poesía e imágenes fotográficas desgarradoras se conjugaron hoy en torno a dos aspiraciones de calado: la memoria y la esperanza. La primera resurgió después de más de 60 años de silencio, de olvido, de fosas comunes y del escarnio social y político, una vez que por primera ocasión desde el final de la Guerra Civil española (1936-1939) se rindió un multitudinario homenaje a los republicanos y a su lucha de resistencia. La segunda, la esperanza, se expresó a través de la viva presencia hoy día de los ideales de aquellos centenares de miles de fusilados, exiliados y desterrados que, al menos algunos de ellos, pudieron ser testigos del ímpetu con el que más de 15 mil personas proclamaron una nueva utopía: la tercera República española.

Miles de personas ataviadas con la bandera tricolor, símbolo de la segunda República española, antes del cuartelazo de las huestes fascistas de Francisco Franco, se congregaron en el estadio olímpico de la localidad de Rivas Vaciamadrid, a unos 30 kilómetros de la capital. La cita tenía carácter histórico, pues era la primera vez que viejos republicanos y familias de esos luchadores antifascistas recibían un homenaje en el que pudieran escuchar sus canciones, conmoverse con sus versos o contemplar las imágenes en sepia de aquella historia de dolor y fusilamiento. Todo esto contemplado por miles de jóvenes, adultos y niños, pero sobre todo por más de 500 republicanos de más de 70 años, con la memoria viva del siglo pasado en sus entrañas.

Una mujer ligeramente encorvada, de más de 90 años, se presentó con un anónimo «A. Rivas», con la única motivación de leer un poema aprendido de memoria en la celda de Ocaña, donde estaba condenada a muerte. El autor fue un joven republicano que le rogó las entregara a su novia antes de que «al alba» la llevaran al cadalso, y que finalizaba así: «¡Oh, España!/Que en el abismo sucumbes/Mueren los niños de hambre/Mueren los hombres valientes/Llevan sus manos atadas/Mueren/Muere, la mujer honrada».

Tras agradeer el «homenaje que llega un poquito después de todos los años de lucha», la nonagenaria republicana imploró «seguir luchando y a defender lo que es nuestro, la República, porque nos la robaron y nos mataron a toda nuestra juventud».

El homenaje fue organizado por la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica, con el único respaldo del alcalde de Rivas Vaciamadrid, José Masa, de Izquierda Unida. Poetas, escritores, cantautores, músicos, actores y cineastas se fueron sucediendo en una larga noche de emociones y llanto colectivo, en la que se escucharon los cánticos clásicos del «¡No pasarán!» o, ya más actual, «España, mañana, será republicana».

El poeta andaluz Luis García Montero señaló en su intervención: «Ustedes nos han dado un motivo para sentirnos orgullosos de nuestro pasado y eso no es fácil. Y el orgullo que sentimos es dignidad y es un compromiso para seguir trabajando por nuestro futuro. En Granada hubo más de 5 mil ejecutados por defender la legalidad republicana, muchos de ellos están enterrados en un barranco, junto a un vertedero, en fosas comunes. Cuando subía a ese barranco comprendí que era una metáfora el pasar desde la basura al aire limpio de los republicanos españoles fusilados. Y ahí está Federico García Lorca».

Entre los textos y las rememoraciones se sucedían las canciones de Luis Pastor, Víctor Manuel -que cantó el poema Asturias de Pedro Garfias, muerto en el exilio en México-, Ana Belén, Juan José Labordeta o el cantautor Pedro Guerra. Este último también leyó un texto: «Hemos tenido que esperar más de 60 años, de los cuales 30 se consideran democráticos, para revelar a los jóvenes que los desaparecidos de la Guerra Civil pueden haber sido 30 mil y todavía hoy sus restos descansan en fosas comunes a un lado y a otro de tantas carreteras de España. No se trata de volver a abrir las heridas, se trata, por el contrario, de cerrar definitivamente aquellas que nunca pudieron cerrarse en un país lleno de fosas comunes, secretos ocultos y bocas calladas».

El joven cantautor Ismael Serrano agradeció también a estos viejos luchadores infatigables: «Hijos e hijas de la República, gracias de todo corazón por portar mi bandera tricolor, por ser nuestra reserva moral, por enseñarnos a ser hombres y mujeres decentes, por enseñarnos que la única lucha que se tiene es la que se abandona, por mantener viva la llama de la memoria. La memoria de esa tercera República que está por venir».

Para el escritor gallego Manuel Rivas, «este es hoy un lugar de las almas. Es una matriz. Es una célula madre. Aquí está hoy la esperanza y por eso os pido que cerréis los ojos y escuchéis por un momento el murmullo del río, el murmullo de la memoria, que puede ser el río Miño, un río fronterizo entre dos fascismos en el que fueron fusilados en 1936 decenas de republicanos en Galicia. Y por eso al oír el murmullo del río podemos oír la memoria… Quisieron borrarlo todo aquí, donde como dijo Camus se escenificaba la derrota de la humanidad, pero la terrible maquinaria del odio y del miedo no pudo con la orquesta de los muertos, de los fusilados, de los desterrados de su propia tierra…»

El escritor uruguayo Eduardo Galeano envió un texto que leyó el actor Juan Diego: «Mucho debemos a la República española los escritores hispanoamericanos de mi generación. Nacimos después de la derrota. El llamado alzamiento nacional, victorioso cuartelazo que había exterminado a la democracia y que en España, en su trono alzado sobre los muertos, reinaba un general que se creía el heredero del Cid Campeador y no era más que un profeta de Pinochet. En esos años tempranos de mi vida, fui alimentado por los poetas del esplendor republicano que en España habían sido prohibidos y condenados al destierro, la cárcel o la muerte. Y crecí acompañado por las canciones de los vencidos que tantas noches escuché en las minerías de Montevideo y que jamás se han callado en mis adentros. No hay palabras para decir gracias a esas voces del destierro».

El manifiesto del homenaje hizo énfasis en que la intención del mismo, «aunque llega tarde para muchos», es sólo un intento «por reconocer y agradecer vuestra lucha, vuestra dignidad a la hora de defender la libertad y vuestro padecimiento durante 40 años de desgracia colectiva azotada por la dictadura con mano de hierro», por lo que «ahora, más que nunca en los últimos años, necesitamos vuestro ejemplo. El mundo se ensombrece, los derechos humanos retroceden, la injusticia crece a golpe de bombas y torturas y el horizonte se siembra de dolor e incertidumbre».

El cantautor Paco Ibáñez finalizó el homenaje con una sentencia: «El gran criminal de guerra llamado Francisco Franco murió en 1975, pero el franquismo murió el 14 de marzo de 2004», en alusión a la estrepitosa derrota del derechista Partido Popular en las últimas elecciones presidenciales. Acto seguido cantó el emblemático poema A galopar, de Rafael Alberti, que fue secundado por una multitud emocionada y con el puño en alto, que se sabía convencida de haber recuperado la memoria y la esperanza.