Abrí una de mis últimos artículos, a pesar de la advertencia de mi esposa-compañera, con unas supuestas palabras de la periodista Pilar Rahola sobre los españoles y su olor, una observación que me llegó a través de una amiga. Debería haber comprobado la exactitud del comentario y no lo hice. Peor que mal, muy mal, […]
Abrí una de mis últimos artículos, a pesar de la advertencia de mi esposa-compañera, con unas supuestas palabras de la periodista Pilar Rahola sobre los españoles y su olor, una observación que me llegó a través de una amiga.
Debería haber comprobado la exactitud del comentario y no lo hice. Peor que mal, muy mal, pésimo. Me fié, y no hay que fiarse nunca en estos asuntos, de la rigurosidad y veracidad, mil veces comprobada, de mi fuente (también confundida desde luego).
No es justificación, desde luego que no, es explicación. Y, también por supuesto, no es echar pelotas fuera o a terceros. La responsabilidad es mía, solo mía.
Pilar Rahola asegura que ella nunca ha afirmado una cosa así. No tengo ninguna duda de su afirmación y, por lo tanto, la mía, la frase que usé para abrir mi artículo, es falsa. Pido disculpas. Mil veces; cuantas veces sea necesario.
No se debe citar de esta forma y menos en estos momentos donde lo que necesitamos todas (también todos) es equilibrio y toda la temperancia posible, además de rigor y veracidad.
Insisto, pues, disculpas. No cometeré de nuevo, puedo asegurárselo, un error así.
Si he ofendido a Pilar Rahola, tiene razones para estar ofendida, mi más sincera petición de disculpas y mi rectificación. No debemos ofendernos, nadie debe ofender a otras u a otros en estas discusiones, por importante que sean los asuntos tratados. Que lo son.
Las españolas, como todo el mundo, incluidas mi compañera y yo que somos catalanas, olemos como olemos y no siempre del mismo modo.
Cualquier generalización es una barbaridad cultural, una falacia ofensiva y un insulto político inadmisible. Como el que yo he cometido inconscientemente.
Pilar Rahola tiene esta vez razón en su queja, en su razonable protesta. Disculpas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.