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Una vía de organizar la solidaridad para defenderse del sistema

Red de Solidaridad Popular (RSP): Ayuda mutua contra el azote de la crisis

Fuentes: Rebelión

Avanzan los proyectos de la Red de Solidaridad Popular (RSP) en un contexto de creciente paro y exclusión. En Palencia, y ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, la RSP local ha logrado que un particular les ceda por un año un terreno de 2.000 metros cuadrados (cerca del casco urbano) […]

Avanzan los proyectos de la Red de Solidaridad Popular (RSP) en un contexto de creciente paro y exclusión. En Palencia, y ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, la RSP local ha logrado que un particular les ceda por un año un terreno de 2.000 metros cuadrados (cerca del casco urbano) que llevaba seis años sin cultivarse. Se impulsará en estas tierras una iniciativa de huertos comunitarios. El 26 de abril, la RSP de Arganda del Rey recogió 300 kilogramos de alimentos para abastecer la «despensa solidaria» de la organización. Precisamente la Red inauguró en Cáceres, hace mes y medio, otro proyecto de comedor social y «despensa solidaria» en el barrio de la Mejostilla, con el fin de apoyar a las familias con menos recursos. Miembros de la RSP en Tetuán (Madrid) impartieron un taller antirrepresivo en Radio Almenara (emisora comunitaria de la zona norte de la capital)…

La Red de Solidaridad Popular nace, según sus promotores, como una forma de dar respuesta urgente a la situación de emergencia que actualmente viven cientos de miles de personas. Pero más allá de satisfacer necesidades perentorias, el cometido último es «la transformación social desde una perspectiva netamente de izquierdas y alternativa al actual sistema capitalista». El método es la autoorganización popular. Para ello, se definen como un actor más en el conjunto de movimientos sociales y se integran en el tejido asociativo de cada barrio. «No somos vanguardia, sino que organizamos la retaguardia, para que la gente que está en las luchas sociales también tenga cubiertas sus necesidades básicas», afirman. Además, «la RSP no es un fin en sí misma; lo fundamental es la redistribución del trabajo y la riqueza».

En el día a día, se organizan despensas solidarias, ayudas para libros y comidas de los escolares más necesitados, bancos del tiempo, cooperativas de autoempleo, proyectos de soberanía alimentaria, servicios jurídicos para apoyar a activistas represaliados, cajas de resistencia y repartos de ropa, entre otras iniciativas. En ningún caso estos proyectos tienen carácter benéfico ni asistencialista, ni caritativo, ya que se busca la implicación activa y la participación en los movimientos sociales de las personas que reciben apoyo.

De reojo mira la RSP a dos referentes históricos. El más próximo es el Socorro Rojo. Vinculado en sus orígenes a la Internacional Comunista, en el estado español alcanzó su apogeo durante la guerra civil española, cuando se tejieron redes de protección social para resistir al fascismo. Desde la retaguardia se organizaron talleres de ropa para enviar al frente, despensas de alimentos para sostener a familias de combatientes heridos o fallecidos; hospitales civiles y militares… En todas estas actividades, en las que las mujeres tuvieron un rol central, participaba en primera línea el Socorro Rojo. El segundo gran referente es el Partido de los Panteras Negras en los Estados Unidos, durante los años 60 y 70 del siglo XX. Organizaron grupos armados para defenderse de la policía, que actuaba de modo despiadado en los barrios de población negra; pero también programas de desayunos gratuitos para niños, de comidas para familias en exclusión, de visitas carcelarias, para combatir el consumo de drogas e incluso redes de clínicas.

Un ejemplo del rapidísimo avance de la RSP lo constituye el grupo de Valencia. Ubicado en la zona norte de la ciudad, donde dispone de un local, se encuentra muy próximo a barrios de Valencia particularmente castigados por el paro y la pobreza (Orriols, Torrefiel, Benicalap, Marxalenes…). La RSP valenciana ha habilitado ya una despensa de alimentos, con grupos de recogida, preparación y reparto de bolsas para las personas/familias más necesitadas. Semanalmente se reparte a 62 núcleos familiares (en torno a 190 adultos y menores) una bolsa con frutas y verduras, yogures, huevos y arroz/pasta o legumbres; el aceite se raciona pero de modo que nunca falte. «No recibimos apoyo institucional ni de supermercados; los productos vienen de las donaciones de particulares y del trabajo de la gente de la Red», destaca el coordinador de la RSP-Valencia, Antonio Parrilla. Otro de los criterios es que nadie dedique más de cuatro horas semanales al trabajo en la Red de Solidaridad Popular, para que no se descuiden otros aspectos como la búsqueda de empleo.

Unas 350 personas han colaborado en algún momento con la RSP valenciana. «Pero aquí todos somos necesarios y nadie imprescindible», aclara Parrilla. Cada grupo de trabajo es soberano dentro de la Red. Un grupo de 15 personas trabaja en el «proyecto huerto», que ha hecho posible el cultivo de 5.000 metros cuadrados de tierra. Han recogido -por el momento- acelgas, espinacas, cebollinos, lechugas, coles, brócoli, patatas o nabos, que después se incluyen en las bolsas que se reparten en la sede. El coordinador del «proyecto huerto», José Luis Gasch, destaca que se reparten verduras frescas, «sembradas, cuidadas y recolectadas con criterios sostenibles y saludables». Sin uso de productos químicos. En algunos casos han recibido apoyo de los agricultores de la zona, por ejemplo, para un pedido conjunto de patatas ecológicas de Navarra. «O pagarles la gasolina a cambio de que te pasen el tractor por la parcela».

En colaboración con algunas ONG, la Red de Solidaridad Popular en Valencia también trabaja en la iniciativa «armario solidario», que consiste en buscar ropa, clasificarla (separar la que se halla en buen estado de la inservible) y organizarla en cajas para un posterior reparto. Hay, asimismo, una «cuenta solidaria», que se abre únicamente en los momentos necesarios. Ahora, por ejemplo, para el «proyecto huerto», pero también para apoyar las «Marchas por la Dignidad» del 22 de marzo o, en su caso, como «caja de resistencia» ante una huelga. Pero en principio, matiza Antonio Parrilla, «no queremos manejar dinero sino productos; intentamos que la cuenta no esté abierta de manera permanente, sino que se abra para fines concretos; preferimos, en fin, una bolsa de arroz a un euro».

Cuestión muy importante, afirma Arturo Peiró, miembro de la RSP y de la Plataforma de Parados de Orriols-Torrefiel, es «cómo mucha gente ha vivido sin conciencia política…hasta que ha entrado en la Red de Solidaridad Popular». El 1 de mayo, añade, «salimos de la sede 50 personas en bloque y con pancarta propia a la manifestación». Muchas de ellas nunca habían asistido anteriormente a un acto reivindicativo en la calle. Además, previamente de organizó una charla donde se explicó el significado del 1 de mayo, sus orígenes históricos y su importancia para las luchas obreras. «Lo relevante es que la gente se implique», remata. Algunos han visto cómo mejora su situación económica y laboral, pero continúan vinculados a la RSP; otros, dan la batalla en la PAH o las Plataformas de Parados… «Si alguien permanece en las luchas sociales, en la Red de Solidaridad Popular será bienvenido», afirma Arturo Peiró.

Jaume Giner forma parte del grupo de Educación y advierte de las limitaciones (inevitables) del proyecto. «No podemos plantearnos un sistema de formación paralelo al estatal». Ante la precariedad creciente en la educación pública, y la pauperización de las economías familiares, se han planteado la recogida de material escolar, sobre todo, en los diferentes Campus de la Universitat de València. También colaboran con los centros escolares fustigados por el tajo presupuestario o con los colegios en los que madres, padres y profesores se movilizan; clases de apoyo a niños y niñas, sobre todo de primaria; alimentos a los comedores escolares para los menores que no desayunan en sus casas… Pero también implicación en las «mareas verdes» contra los recortes y en las plataformas de apoyo a la educación pública.

En las iniciativas de moneda social la RSP-Valencia por el momento no ha profundizado. Pero en el local de la Red se prepara un espacio para la cultura y la formación política, con una biblioteca que está ultimándose (y permanece abierta a donaciones), además de la organización de charlas y vídeos con posterior debate. El grupo de sanidad participará en jornadas de formación para colaborar con la plataforma «Yo sí, Sanidad Universal» en el acompañamiento a inmigrantes excluidos de la atención sanitaria. Iniciativas muy concretas insertas en un marco más amplio: derrotar al sistema capitalista. Aunque, señala Antonio Parrilla, la idea central es «que la gente se implique».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.