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[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del nacionalismo, soberanismo y secesionismo excluyente

Reflexiones complementarias de nuestro filósofo gramsciano y helenista sobre el derecho de autodeterminación y el falso derecho a decidir la división

Fuentes: Rebelión

Para Ken Loach, por su Daniel Blake y en recuerdo de «My name is Joe». Para José Batlló, in memoriam, que fue, en el buen sentido machadiano de la palabra, un hombre bueno… y rebelde. Para Víctor Mora, in memoriam. Por su Capitán Trueno y por esta viñeta: «Hypatia… Aquella mujer excepcional murió lapidada por […]

Para Ken Loach, por su Daniel Blake y en recuerdo de «My name is Joe».

Para José Batlló, in memoriam, que fue, en el buen sentido machadiano de la palabra, un hombre bueno… y rebelde.

Para Víctor Mora, in memoriam. Por su Capitán Trueno y por esta viñeta: «Hypatia… Aquella mujer excepcional murió lapidada por los fanáticos que incendiaron y saquearon la biblioteca, ¡causando así un daño irreparable a la humanidad!

¿La soberanía de quién? Esa es la pregunta. Hemos sido acostumbrados a través de la historia a conocer lo que se ha denominado como la soberanía nacional, la implementada por la burguesía de los países capitalistas, por las clases dominantes para legitimar su explotación, en primer lugar sobre sus propios trabajadores, pero también para fortalecer su posición en la competición con los otros nacionalismos imperialistas. Es el nacionalismo burgués. Los países de la tríada imperialista nunca han conocido hasta el momento más nacionalismo que ese. Por contra, en las periferias hemos conocido otros nacionalismos, procedentes del deseo de afirmar una soberanía antiimperialista, trabajando contra la lógica de la globalización imperialista del momento. La confusión entre estos dos conceptos de «nacionalismo» es muy fuerte en Europa. ¿Por qué? Por razones históricas obvias. Los nacionalismos imperialistas han estado en el origen de dos guerras mundiales, fuente de estragos sin precedentes. Se entiende que estos nacionalismos sean percibidos como nauseabundos. Después de la guerra, la construcción europea ha dejado creer que ayudaría a superar este tipo de rivalidades, para el establecimiento de un poder supranacional europeo, democrático y progresista. Los pueblos han creído en eso, lo que explica la popularidad del proyecto europeo, que sigue en pie a pesar de sus estragos. Como en Grecia, por ejemplo, donde los votantes se han pronunciado contra la austeridad pero al mismo tiempo han conservado su ilusión por otra Europa posible. Nosotros h ablamos de otra soberanía. Una soberanía popular, en oposición a la soberanía nacionalista burguesa de las clases dominantes. Una soberanía concebida como un vehículo de liberación, haciendo retroceder la globalización imperialista contemporánea. Un nacionalismo antiimperialista, por tanto, que nada tiene que ver con el discurso demagógico de un nacionalismo local que aceptaría inscribir las perspectivas del país implicado en la globalización local, que considera al vecino más débil como su enemigo.

Samir Amin (2016)

P. Durante la preparación de Yo, Daniel Blake’ debió de ser testigo de muchas de esas penurias. Muchísimas. Verdaderas historias de terror. Gente discapacitada que ha perdido sus prestaciones, gente enferma obligada a buscar trabajo, bancos de alimentos que no dan abasto. Con Paul [Laverty] fuimos a Nuneaton, mi ciudad natal, y allí conocimos a un joven que hacía pequeños trabajos para sobrevivir. Vivía en una pequeña habitación, financiado por una organización benéfica. Su único mobiliario era un colchón en el suelo y una vieja nevera. Cuando la abrimos, vimos que estaba vacía. El chico llevaba cuatro días sin comer. Tenía 19 años, podría haber sido mi propio hijo. Pero de esa gente los medios no hablan…

¿Cree que su cine puede cambiar algo? No lo sé. Soy muy consciente de que mi capacidad es limitada. Solo soy una pequeña voz en medio de un coro enorme. En todo caso siento que hay historias que merece la pena ser contadas, historias que me enfurecen. Soy optimista respecto a la capacidad de la gente para luchar, pero por otra parte hay mucho por hacer y poca gente para hacerlo: hay que establecer controles democráticos, empezar a producir en base a la necesidad y no el beneficio, proporcionar a todo el mundo una vida digna y segura, y escapar de la tiranía de las grandes corporaciones. Está claro que yo no estaré aquí para ver esos cambios, eso le corresponderá a las nuevas generaciones. Pero si mis películas logran ayudar a la gente a articular su rabia, a focalizar su descontento, me doy por satisfecho.

Ken Loach (2016)

Si pueden, no se pierdan esta conferencia sobre Palomares, que sigue siendo, por supuesto, una historia muy abierta. Les recomiendo un libro que vale la pena, casi imprescindible: José Herrera Plaza, Accidente nuclear en Palomares. Consecuencias (1966-2016 ), Arráez Editores, Almería, 2015.

Disculpas por la extensión de la primera cita pero no está nada mal lo que apunta aquí el gran Samir Amin quien, como el rayo, no cesa. Nunca. Nuestro Hernández hubiera estado encantado de leerle. Les recuerdo las palabras finales: «[…] Un nacionalismo antiimperialista, por tanto, que nada tiene que ver con el discurso demagógico de un nacionalismo local que aceptaría inscribir las perspectivas del país implicado en la globalización local, que considera al vecino más débil como su enemigo». ¿Ven alguna semejanza con el soberanismo secesionista catalán?

Las reflexiones de Loach no necesitan ninguna justificación. Están porque deben estar.

Antes del tema, unos apuntes sobre algunos movimientos del escenario secesionista :

1. Si quieren comprobar el papel de TV3 como instrumento de permanente inculcación e intoxación ideológica secesionista (y fuertemente antiespañola, sin matices en el «anti») aquí tienen un ejemplo: http://comunicacio.e-noticies.cat/tv3-esborra-espanya-duns-dibuixos-animats-105968.html TVE 3, la que llaman la tele de tots (¡ja, ja, ja!), borra el nombre de España en el doblaje de unos dibujos animados. ¡Hasta el ridículo (diseñado) y más allá!

2. Otras interesantes reflexiones de nuestro filósofo helenista y gramsciano: 1. «Ítem más: un investigador catalán de entreguerras (Bosch Gimpera, creo) sostuvo que «Cataluña» deriva de «Gotalaunia»: tierra de godos. Mi tesis es que el patronímico «catalanes» procede de «castellani», que es como designaban los romanos a las tribus indígenas de la Cataluña central, se supone que porque habitaban en poblados fortificados o «castella». (El fenómeno fonético de caída de la «s» final de sílaba ante consonante es común en las lenguas neolatinas, particularmente en francés: «festa»-«fête», «pasta»-«pâte».) De manera que «catalán» sería lo mismo que «castellano»: ¡toma castaña! (ya lo dice Santi Vila…)». 2. «Es una hipótesis muy verosímil que habría que confirmar con más documentación… Por cierto, en el museo de la ciudad ibérica de Ullastret (Baix Empordà) hubo hasta hace unos años un mural donde aparecían los nombres de las diversas tribus indígenas de Cataluña en época romana. Allí aparecía el citado patronímico de «castellani» que ocupaba una superficie territorial mayor que todas las demás tribus, y justamente en el centro de Cataluña. Luego se hicieron reformas en el museo y el mural desapareció. ¿Casualidad?».

Se admiten respuestas. En todo caso, no me dirán que si fuera así, si «catalán» fuera lo mismo que «castellano», filológicamente hablando, pensando humanamente y sin ceguera, la cosa tendría su gracia más que graciosa.

3. Por si tuvieran alguna duda sobre la orientación política de algunas de las compañías del gobierno secesionista catalán, aparte de la más que neoliberal y fuertemente xenófoba Liga del Norte, aquí tiene otro ejemplo: Un diputado de extrema derecha hace de anfitrión de Romeva en el Parlamento finlandés.

4. Una información de la agencia EFE de 27 de octubre de 2016 sobre la intervención de Joan Tardà (ERC) en el Congreso de Diputados de ese mismo día: «En su réplica al candidato del PP a la investidura a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, Tardá ha asegurado que Cataluña no va a participar en las negociaciones para la reforma del sistema de financiación de las comunidades porque no se fían del PP… Tardà ha defendido con mucho énfasis la capacidad del pueblo catalán para decidir sobre su futuro y ha garantizado que la Generalitat catalana intentarán hasta el último momento negociar el referéndum, porque va en el ‘ADN catalán'». Otro oportuno comentario de Miguel Candel: «Ya el inefable Dencàs trató de promover estudios científicos que determinaran (con ayuda de expertos nazis, por cierto) las peculiaridades de la «raza catalana». Entonces no se conocía el ADN. Tardà parece haberlo secuenciado para la población de Cataluña. Bravo. Espero que la ANC y Puigdemont lo propongan para el Nobel de Medicina».

No es la primera vez que se abona un sendero adenista-biologista. Recordemos que con fecha del 27 de agosto de 2008, en un artículo publicado en el diario Avui, Oriol Junqueras, nada menos que el actual vicepresidente del gobierno de la Generalitat de Cataluña, se hacía eco de un estudio sobre supuestas diferencias genéticas para afirmar -lleno de felicidad en el rostro- que le resultaba «curioso» que los españoles tuvieran «más proximidad genética con los portugueses que con los catalanes y muy poca, en cambio, con los franceses». El antiguo presidente de ERC, Heribert Barrera, se movió como pez en el agua en esos territorios. Se dirá: son formas de hablar, son metáforas. No está claro que siempre lo sean pero, en todo caso, tampoco nuestras metáforas son inocentes.

5. En la última Asamblea -la llaman «Nacional»- de EUiA alguien como Joan Josep Nuet, que acapara todos los cargos del mundo que están a su alcance, ha visto revalidado su «liderazgo» con el 66% de los votos. El otro candidato, Xavier Pujols, un activista de toda la vida, obtuvo un 30%. Algo debe ir mal (es decir, muy mal) en la izquierda que se dice transformadora para que un político, profesional donde los haya, un secesionista que los viernes y «en tierra extraña» va de federalista para ocultar su posición verdadera mientras llora emocionado oyendo los discursos incendiarios y antiespañoles de Carme Forcadell, para que Nuet, decía, supere en apoyo militante a alguien de las características poliéticas -y de larga y honesta trayectoria- del ex regidor de EUiA, este sí un federalista convencido y consecuente, en el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet. ¿Tanto domina el aparato del PCC para conseguir ese incomprensible apoyo mayoritario? ¿Tantos cuadros y militantes de EUiA dependen directamente del poder y de la ilimitada voluntad de poder de Nuet? ¿Están tan a su servicio? ¿O es que están convencidos que después de tropecientos años de en el poder, Nuet debe seguir siendo coordinador general? ¿Esa es la renovación de la que tanto se habla en la arena pública? ¿Nuevas políticas con viejísimos políticos profesionales como «el elegido»?

6. Una nación de naciones es España, dijo Pedro Sánchez en la entrevista de «Salvados». Sin entrar en más detalles habría que tener en cuenta: 1. No sabemos exactamente (ni incluso con muchas imprecisiones) de qué naciones se habla y cómo cuando se habla de naciones. ¿Se habla desde una perspectiva etno-lingüística? 2. El mundo secesionista no reconoce a España ni como nación ni de naciones ni como nación de nada. 3. Para España siempre tienen una expresión a mano: «Estado español», «Madrid», etc. España no existe para ellos ni como nación ni casi como sociedad. Es un Estado caduco, imperial y autoritario, impuesto a las verdaderas naciones, la de ellos, consideradas, además, con toda la homogeneidad del mundo, sin apenas diversidad: la sardana es danza catalana, el flamenco no es cultura catalana. 4. La formulación de Cataluña como nación -«som una nació, som una nació»- no es una inocente descripción político-histórica sino la vindicación -no abiertamente formulada- de privilegios especiales que nada tienen que ver con el catalán, con una de las dos lenguas catalanas mayoritarias. Nada. «Som una nació», piensan; España -insisto- no lo es propiamente, luego tenemos «derechos especiales», históricos o lo que se quiera, depende del momento. Y eso implica, es lo que está en el fondo, más dinero, más barrer para casa, más mandar. Este cortijo es nuestro y vamos a montar un pote si nos ponemos en ello. Los demás, menos las grandes corporaciones y los poderes establecidos, no pintan nada. Los otros pueblos españoles -perdón, del Estado español en su decir y lenguaje, copiado sin modificación por la izquierda catalana y española- nos importan un pito, un carajo o un pimiento,a elegir. Allí se las apañen, con nosotros que no cuenten.

7. Sobre la exposición del Born, una buena reflexión de Javier Pérez Andujar: «El ex presidente y ex convergente Artur Mas ha calificado el emplazamiento de esos monumentos en la puerta de la exposición de «provocación innecesaria», que es la traducción al lenguaje reglamentario del «ara no toca». Esta vez, el censurado ha sido el Ayuntamiento, el poder, que ha acabado claudicando ante los sacerdotes. Las esculturas ofendían a los guardianes de lo sagrado. Hasta tal punto que, en nombre de su exclusiva sensibilidad, agredieron e insultaron llamándoles «fascistas» e «hijos de puta» a unos antiguos luchadores [SLA: Ramón Luque por ejemplo] que visitaban la exposición, muchos de los cuales habían pagado con la tortura, la cárcel y el exilio su antifranquismo. Una pancarta de las juventudes de Convergència exhibida en los altercados decía: «Franco, ni al Born ni enlloc».» Pero hay un lugar, prosigue JPA, «en el que Franco ha estado siempre y nunca miran: su propio árbol genealógico. Incluso uno de sus pintorescos alcaldes franquistas llegó a consejero de Gobernación durante el pujolismo maduro de finales de los años ochenta [SLA:Josep Gomis Martí]. Y el interior de la exposición va de eso en parte. Muestra la representativa historia de cómo dos artistas, Josep Viladomat y Frederic Marès (los de los monumentos censurados), estuvieron al calor de la República, cómo luego se pusieron al servicio del franquismo (el segundo con más alegría que el primero) y cómo la democracia hizo la vista gorda con sus obras, y así perduraron hasta hace poco evitándose toda «provocación innecesaria»».

8. «España contra Cataluña (1714-2014 o 2016), Cataluña es una esclava de España, España oprime y explota a Cataluña, los catalanes estamos al servicio, como criados, de los españoles, etc». Demostración: Cataluña, con el presidente de la empresa Mango a la cabeza (la quinta fortuna española: 4.200 millones de euros), reúne el mayor número de ricos españoles, 27, frente a los 25 de Madrid. Comunidades que no están representadas en la lista de los 100 ricachones: Navarra, Castilla La Mancha, Ceuta y Melilla. La riqueza total de las 100 personas y familias más ricas ha alcanzó este año la suma de 198.425 millones (un poco menos de la quinta parte del PIB español), lo que supone 9.175 millones, un 4,8% más que en 2015.

9. El alquiler en Barcelona ciudad es ya un 15% más caro que en el del récord de 2007 (entonces 15,1 euros por metro cuadrado). El metro cuadrado se ha situado ya en 17,4 euros (la media de la provincia es de 14,3 euros). Un incremento de casi el 8% en el último trimestre. Por un piso de 60 metros cuadrados, se pide -de media- más de 1.000 euros. Entre los 80 y 90% de los desahucios que se producen en Barcelona son por alquiler. Resultado: se expulsa de la ciudad, hacia el extrarradio del extrarradio, a los sectores más desfavorecidos de la ciudadanía (como en los años noventa). La ciudad se convierte en una ciudad de clases medias y de grandes ricachones, con rentabilidades para los inversores inmobiliarios que rozan de media el 6%. Con el salario medio de un trabajador/a, acompañado del de su compañero/a en el mejor de los casos, ¿se puede abonar una cantidad así? La ciudad, por otra parte, está llena de pisos turísticos y de pisos para estudiantes (con rentabilidades mensuales que pueden alcanzar los 2.500 euros o más) que encarecen aún más la vivienda.

10. No les ha sentado nada bien a los dirigentes de ERC las críticas de Alberto Garzón a Rufián: «en Madrid se tiene un discurso de izquierdas [que tampoco] y rupturista y en Cataluña se va de la mano de la burguesía». Respuesta de Tardà y Rufián: «Junts pel SI no ha engañado a nadie, el PSOE sí». Añadido de Tardà: «Si el Partido Comunista pactó con asesinos franquistas para conseguir un bien superior, la democracia, ¿por qué no vamos a pactar con demócratas para proclamar la República?». Donde dice «demócratas» Tardà quiere decir neoliberales de derecha con mucho mando en plaza y, por lo que señala, a él le parece bien la estrategia del PCE durante la transición. Sobre los engaños y prácticas de ERC, por si hubiera dudas: primeras elecciones de 1977, H. Barrera fue diputado con los votos de los militantes del PTE; ERC apoyó a Pujol tras el resultado de las primeras elecciones autonómicas; ERC actuó con la mayor deshonestidad posible durante los gobiernos tripartitos (recordemos las conversaciones de Carod Rovira con ETA); ERC sigue con su ruta hacia la secesión a pesar de no tener mayoría de votos; ERC apoyó, antes de formar parte del gobierno, las políticas neoliberales de Mas, Andreu Mas-Colell y Boi Ruiz; ERC está haciendo movimientos en el Ayuntamiento de Barcelona para echar a «Barcelona en Comú» de la alcaldía; ERC engaña a sectores castellanoparlantes describiendo una futura Cataluña independiente que no tiene nada que ver con las realidades y escenarios que ya se pueden vislumbrar. Etc. Si tienen aún dudas, pregunten a los activistas de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) por la actitud y las prácticas reales (no sobre sus discursos y promesas) del gobierno de Junts pel Sí, del que forma parte ERC. De hecho, el vicepresidente económico del gobierno de la Generalitat es Oriol Junqueras.

Vamos al tema de hoy, las reflexiones de nuestro filósofo gramsciano-helenista [1]. Nos habíamos quedado en este punto.

Lo primero que «hay que decir frente a la pretensión de que los censados en Cataluña tengan derecho a decidir unilateralmente si quieren seguir o no formando una entidad política junto con el resto de España es que, habida cuenta de la realidad política y social existente aquí y ahora», ese presunto derecho no se podría ejercer sin afectar a los derechos de los censados en el conjunto del país. ¿Por qué? Su respuesta: «Alguna alma bella residente en Cataluña… que siendo totalmente contraria a una posible secesión crea que la mejor manera de acabar con la tensión creada al respecto es celebrar de una vez el dichoso referéndum de autodeterminación (vinculante, por supuesto) porque seguro que ganaría el NO , comete dos errores graves».

Los errores:

El primero y principal: «nadie tiene derecho a decidir por otros en un asunto que también les afecta». Acaso no afecta, pregunta MC, a un residente en Zaragoza que «de un día para otro se le considere extranjero a doscientos km hacia el Este, en un territorio en el que hasta entonces gozaba de todas las prerrogativas propias de un ciudadano». O, segunda consideración, «¿qué decir de la merma en los recursos del Estado derivada de la pérdida de una de sus zonas de mayor actividad económica? ¿Acaso no repercutiría ello en las -ya deficientes- prestaciones que reciben los ciudadanos del conjunto del territorio español?»

El segundo error: «aceptar una votación solamente porque se espera ganarla es hacer burla de la democracia que se dice defender». Todo eso, además, «al margen de que la constitución vigente, ley de leyes a la que todas las leyes ordinarias quedan supeditadas, no contempla soberanías separadas para los habitantes de las diversas comunidades autónomas, sino una única soberanía colectiva de los poseedores de la ciudadanía española».

Claro que, MC Heráclito no tiene ninguna duda, «las constituciones no son entidades eternas: pueden -y, con cierta frecuencia, deben- modificarse». Pero, señala también, «de acuerdo con los procedimientos en ellas establecidos, so pena de crear una situación de inestabilidad e inseguridad permanentes incompatibles con el bienestar general».

No hay conservadurismo, miedo a cambios sustantivos, en la reflexión candeliana. No lo hay. En situaciones extremas, señala, cuando, por ejemplo, «una constitución se ha pervertido al extremo de amparar un régimen de clara injusticia social o de opresión flagrante de unos grupos por otros», es perfectamente legítima, sostiene el autor de Metafísica de cercanías sin ningún temblor ni duda, «la rebelión , con todas las consecuencias (y peligros) derivados del ejercicio de la violencia al margen de la ley».

Según lo anterior, «no sólo es que los ciudadanos censados en Cataluña no tengan, hoy por hoy, derecho a decidir unilateralmente separarse del resto de España (su presunto derecho a decidir no puede ser un derecho a dividir), sino que tampoco tienen derecho a decidir unilateralmente unirse más de lo que están (renunciando, por ejemplo, a la actual autonomía)». Ello, al implicar una reestructuración importante de las instancias administrativas del Estado, «también tendría repercusiones para el resto de los ciudadanos españoles».

Una de las ventajas con que juegan los partidarios de la ruptura, prosigue MC, «es que muchas gentes bienintencionadas se plantean el asunto como algo circunscrito al momento presente, sin raíces históricas (como si tendieran, frente al pasado, el famoso «velo de ignorancia» que John Rawls, en su Teoría de la justicia , propone tender ante la situación de partida de una sociedad a la hora de determinar las normas que harían de ella una sociedad justa)». Pero no se puede, no se debe hacer abstracción de la historia: «como si los «cambios de ciclo» borraran de un plumazo el pasado (aunque, paradójicamente, alguno de los principales promotores de la «nueva izquierda soberanista» presuntamente no independentista -pero ¿se puede ser lo primero sin ser previamente lo segundo?- es de profesión historiador)».

La historia de España, sostiene nuestro helenista. «junto a unos cuantos desencuentros o choques entre las piezas que lo fueron componiendo (y la Guerra de Sucesión, pese a la nueva mitología «borniana», fue más un choque internacional que una «guerra civil»)», suma, por otra parte, «cientos de años de convivencia fructífera, con períodos tan brillantes como el reinado de Carlos III, impulsor de la red de caminos reales que aún es la base de la red de carreteras actual, también en Cataluña, por supuesto», una Cataluña que, por otra parte y digan lo que digan los que sostiene que España ha esclavizado a Cataluña desde 1714 hasta 2014 o 2016, conoció un período de prosperidad excepcional «gracias, entre otras cosas, a la apertura de sus puertos al comercio con América, hasta entonces reservado a los puertos del Atlántico; prosperidad de que dan fe, por ejemplo, las abundantes reformas de masías datadas en esos años, así como el perceptible aumento de altura en muchas casas del casco antiguo de Barcelona, correspondiente también a esa época, en que las murallas impedían a la ciudad expandirse horizontalmente». Lo importante, en todo caso, «es que ese pasado común ha creado unos vínculos sociales, económicos, culturales y afectivos que no se pueden cortar de la noche a la mañana como si tal cosa. Y el que tal pretenda debe saber que no actuará como cirujano, sino como carnicero».

Me he alargado de nuevo más de la cuenta.

Les hablo el próximo día -cierre final- de las consideraciones del filósofo gramsciano helenista sobre el derecho de autodeterminación.

Nota:

1) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216933

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.