Querido camarada y, sin embargo, amigo, Ya sabes que en la montaña las cosas van un poco lentas. Así que te quiero pedir disculpas por comentar ahora una noticia antigua: ya tiene más de una semana. Pero como pienso que el debate tendrá una cierta duración, es posible que esta carta no te llegue demasiado […]
Querido camarada y, sin embargo, amigo,
Ya sabes que en la montaña las cosas van un poco lentas. Así que te quiero pedir disculpas por comentar ahora una noticia antigua: ya tiene más de una semana. Pero como pienso que el debate tendrá una cierta duración, es posible que esta carta no te llegue demasiado tarde.
El diario «Público» del sábado 26 de junio, publicaba un artículo titulado «Refundar la sociedad» firmado por Armando Fernández Steinko, Rosa Regás y Enrique Santiago. De los dos primeros firmantes me consta su oficio, del tercero solo su cargo, que es el de «Secretario de Refundación de IU».
Se trata de un material de agitación y propaganda del proceso de refundación de Izquierda Unida. Un proceso que recibió el pistoletazo de salida el mismo 26 de junio con una asamblea en la que de 700 asistentes, unos 300 no eran afiliados a IU, según el mismo diario (p.14). Como todo material de agitación y propaganda merece toda la atención y, por lo tanto, ser considerado seriamente.
Ya sé que los programas no han de ser juzgados por su parte expositiva y analítica, que las organizaciones suelen dejar bajo la responsabilidad de los literatos que después «no cortan el bacalao», si no por la parte propositiva, que es aquella en la que las organizaciones tendrían que dar el do de pecho. Examinemos, en primer lugar, las propuestas de IU.
El día anterior, el mismo diario publicaba un anuncio de una manifestación que IU convocaba para el domingo 27 de junio bajo el lema. «Por el empleo, por una alternativa social a la crisis». El mismo anuncio lleva un resumen del nuevo programa de IU : «Trabajo para con derechos todos y todas ( sic, j t ). Plena protección del desempleo ( oxímoron, jt). Que paguen más quienes más tienen para salir de la crisis, mediante una fiscalidad progresiva, financiar servicios, pensiones y protección social públicas y avanzadas. Apoyo a las pequeñas empresas y autónomos/as, bajo criterios de creación de empleo y desarrollo sostenible. Crear y fortalecer un sector público que lidere el cambio de modelo productivo. Intervención pública y democrática de la economía. Creación de una Banca pública. Recuperar la democracia frente al mercado. Control democrático de la economía y las empresas. Igualdad de derechos y deberes. Ley electoral justa» . Como podemos observar, un programa de estricta observancia keynesiana y socialdemócrata. Cuestión que, con la que está cayendo, no es poca cosa. El mismo diario nos informaba el lunes 28 de junio que los manifestantes que defendian este programa, alcanzaron la cifra de 15.000 personas, lo cual no esta nada mal.
Querido amigo, si he copiado textualmente esta lista de reivindicaciones no lo he hecho para que te des cuenta de las dificultades e incoherencias del redactado. Lejos de mí el deseo de hacer escarnio de un proceso que podría significar el inicio de un giro de IU hacia la izquierda. Un giro a la izquierda por parte de IU no dejaría de constituir un oasis en la actual travesía del desierto. Por más esporádico que sea, un oasis siempre es mejor que la arena inacabable o que la dureza la hamada.
Siempre será mejor que el programa actual de IU esté más a la izquierda que el anterior. El problema es que los programas, en esta larga travesía del desierto, siempre suelen jugar el rol de los espejismos: expresan nuestros deseos más íntimos. Pero están muy lejos de la realidad.
El problema no es qué programa ofrece IU. El problema, como siempre, no es el programa. El problema es qué hace y que deja de hacer IU. El problema es como lo hace. Pongamos dos ejemplos:
¿Qué hacer? ¿Apoyar como en los pasados años un gobierno que ha mostrado claramente su cariz neoliberal? Qué importa que el programa actual de IU tenga un acento más keynesiano y social-demócrata que el anterior, si se sigue, parlamentariamente hablando, en la tesitura de chess reader desencantado con el equipo que has estado animando.
¿Qué hacer? ¿Continuar participando en el gobierno socio-liberal en Catalunya? Qué más da que el programa de IU tenga un acento más keynesiano y social-demócrata que antes, si formamos parte de un gobierno que privatiza la escuela y la sanidad, que reduce el salario a los funcionarios, que recorta la inversión pública, es decir, en pocas palabras, que aplica una política económica neoliberal.
Qué más da que la liturgia de IU vuelva al latín en la misa dominical, si la práctica del resto de la semana no se corresponde con lo que se predica desde el púlpito.
Aceptemos que mi aislamiento en la montaña no me permite captar la realidad y la profundidad de los cambios que comportará para IU el proceso de refundación preconizado por los firmantes del artículo y aprobado por el conjunto de la organización. Es muy posible. ¿Cómo saberlo? ¿Bajo la palabra de honor de los abajo firmantes? Hace un cierto tiempo que soy escéptico con las promesas y las grandes afirmaciones. Facta, non verba.
¿Cómo saber si este proceso es algo más que una escenificación del proceso de ascenso al poder partidario de una nueva capa de dirigentes? Por ejemplo, la información del diario no incluye cuantos de los 700 asistentes eran delegados de organizaciones de base y a cuanta gente representaban, cuantos debates refundadores se habían celebrado en los diversos lugares de España. Público tampoco informa de cuanta gente había participado en estos debates previos. Tampoco le podemos pedir peras al olmo al órgano del zapaterismo. En la ignorancia de los hechos, no descarto, que este proceso de refundación sea real y este superando la fase de una nueva formulación teórica, o, mejor dicho, retórica, de aquellas que el papel impreso tiene la paciencia de aguantarlo todo.
Vayamos pues a la única fuente que un simple lector de Público cuenta para hacerse una idea de que cosa es la refundación de IU. Analicemos brevemente el artículo mencionado al principio. Leyendo el título » Refundar la sociedad», he querido sospechar que no se trata del título real escrito por los autores, si no uno puesto por la redacción de Público . Es un título tan poco ajustado al contenido del artículo, que resulta demagógico. Mis amigos de IU querrán perdonar este epíteto, que puede parecer dibujado con trazo grueso, lo reconozco, pero es el único que se me ocurre, teniendo en cuenta las mermadas fuerzas con las que cuenta IU para acometer una tarea tan monumental como refundar la sociedad.
Supongo que nos pondremos de acuerdo en que la sociedad se fundó con la propia aparición de ese ser social que es la especie humana, con la formación de los primeros grupos de cazadores-recolectores. Supongo que estaremos de acuerdo en que la sociedad ha ido cambiando a lo largo del tiempo, como producto de la voluntad humana y de la lucha de clases, hasta transformarse en esa cosa tan compleja que actualmente es. El proceso histórico llevado a cabo por el ser social para llegar al actual «callejón sin salida civilizatorio», ha sido largo y extremadamente complejo. ¿Refundar la sociedad? Demasiado trabajo y demasiado difícil para un grupo político que trata desde hace demasiados años de encontrar su lugar dentro de esta sociedad.
Quizás un título más adecuado a la realidad real, habría sido. Refundar IU. Se ajusta más a las pretensiones declaradas por los firmantes. «Izquierda Unida ha decidido dar un paso irreversible en esta dirección. En primer lugar ha acordado refundarse a sí misma, abordar la solución definitiva de sus problemas internos, invitar a los desencantados a que se acerquen a la coalición, mostrar a la sociedad que tiene los poros bien abiertos». Poco obrero para tanto tajo.
Algunos, no le pedimos a IU que haga algo tan abstracto y esotérico como refundarse: solamente le pedimos coherencia entre sus promesas fundacionales y programáticas y su práctica diaria. Será que la vida ha conseguido hacernos conformistas y pragmáticos.
Pero los autores no se conforman con tan poca cosa. Pretenden algo más: «Pero este es sólo el primer paso, un paso necesario para convertirse en herramienta y abordar el segundo, que es más profundo, más estructural y ambicioso: impulsar la formación de dicho bloque articulado, empoderar a la sociedad civil para que sea protagonista del proceso, crear espacios nuevos en los que se sienta cómoda y estimulada para construir un futuro compartido». Todos ellos, objetivos bastante genéricos y que necesitan ser elucidados.
En primer lugar, ¿Cómo definen los autores este «bloque articulado» ? Encontramos la respuesta en el parágrafo anterior: «No hay ninguna posibilidad, ninguna, de que este terremoto abra por sí mismo la puerta a una economía, a una sociedad y a una cultura solidarias si no existe una alternativa de poder, un bloque social articulado con capacidad de frenar una oleada de irracionalismo, de erigirse en alternativa viable en medio del desbarajuste que se viene encima». El «bloque articulado» es, según los autores, una alternativa de poder.
¿Una alternativa de poder en un momento en el que las propias clases populares españolas no se muestran suficientemente dispuestas ni tan siquiera a defender el Estado de Bienestar, ni una política económica simplemente keynesiana? ¿Se han preguntado los autores sobre las razones y los orígenes de este desarme y de esta derrota del pueblo trabajador en nuestro país? ¿Han hecho el análisis crítico y autocrítico de este fenómeno? ¿Han hecho encuesta? ¿Han investigado? Teniendo en cuenta que uno de los autores es profesor de sociología, es lo mínimo que les podemos pedir. La defensa de un programa socialdemócrata y keynesiano, no la refundación de la sociedad, necesita hoy por hoy de una movilización social sin precedentes. ¿Cómo conseguirla? ¿Qué hay que hacer? ¿Cómo lo tenemos que hacer para que estas demandas pasen del papel a la realidad?
No estoy hablando de una alternativa de poder los autores. Sólo hablo de algo tan defensivo y reformista como estar dispuesto a dar una batalla en defensa de un programa socialdemócrata y keynesiano. Eso, hoy por hoy, ya sería mucho.
Constituir una alternativa de poder es algo muy diferente. Y no es algo simple ni fácil. Por descontado, que no es tarea para una organización política parlamentaria. Una alternativa de poder requiere de una situación en la cual, en palabras del clásico, «ni los de abajo puedan seguir viviendo como vivían, ni los de arriba puedan seguir gobernando como lo hacían». No consigo visualizar en la realidad concreta, ninguna de las dos condiciones.
Además una alternativa de poder significa también, y sobre todo, que los de abajo están poderosamente organizados y libran diariamente una batalla dura para defender sus intereses vitales frente a los de arriba. Quiere decir que los de arriba no pueden conceder a los de abajo lo que piden sin poner en peligro la continuidad de su hegemonía. Quiere decir que la organización de los de abajo hunde sus raíces en todos y cada uno de los territorios, en cada uno de los lugares de trabajo, en cada intersticio del tejido social. Quiere decir que los de abajo han dejado de pensar que pueden ser como los de arriba, y, que, en cambio, quieren ser diferentes, muy diferentes. Quiere decir que la cultura política de los de abajo ha recuperado parte de su autonomía. Quiere decir que los de abajo tienen conciencia de la necesidad de una ofensiva general contra las líneas del enemigo y están dispuestos a pasar a esta ofensiva. Eso es una alternativa de poder. No creo que personas tan serias como los firmantes del artículo estén pensando que esta es la realidad actual de las clases populares españolas frente a la crisis.
Entonces, ¿A qué viene la retórica expresión alternativa de poder ?
Me perdonarás, camarada y amigo, si te lo digo corto y claro: me parece que los firmantes del artículo se mantienen dentro de una ya vieja tradición del PCE. Una tradición que es vieja, pero no es tan vieja como el PCE. Todas las tradiciones han nacido en algún momento. Allá por los años setenta se nos presentó como una novedad absoluta, como una renovación radical del pensamiento del PCE, una propuesta que tuvo fatales consecuencias: la llamada vía española al socialismo.
Casi cuarenta años más tarde sabemos que esa gran idea sólo ha servido para llevar hacia el socialismo (¿) del PSOE a numerosos dirigentes del PCE, y para llevar al comunismo español y catalán hacia la marginalidad social. El catecismo de esta vía española al socialismo incluía una confusión, que ha resultado de larga duración. Se confundía y se confunde de forma permanente la tarea de creación de alternativas de gobierno y de construcción de mayorías parlamentarias, dentro del contexto del actual sistema liberal-representativo, con la lucha por la construcción de un bloque histórico nacional-popular. Que son dos cosas bien diferentes. Dicho de modo breve y sencillo, se confundía y se confunde, gobierno y poder. Es tradición de la casa, es tradición que IU ha heredado del PCE, y de la que, a la vista del artículo mencionado, no tiene intención de desprenderse.
El gobierno, quizás no hace falta que te lo aclare, querido amigo, por qué tú ya lo sabes mejor que estos teóricos retóricos, es la pequeña parte que emerge del inmenso iceberg del poder. Y no es precisamente, la parte más importante del poder. El gobierno es simplemente un instrumento más del poder. Ergo: construir una alternativa de gobierno no es construir una alternativa de poder.
Estimado amigo y camarada, acabo con un pequeño detalle de léxico:
Me refiero a la expresión usada por nuestros amigos firmantes del artículo «empoderar a la sociedad civil» Primero te hablaré del significado de la palabra y después del uso que hacen de ella los autores. Como el artículo está escrito en castellano, es necesario ir al «Diccionario de la Real Academia Española», que nos informa de que se trata de una palabra en desuso y que es sinónimo de «apoderar». Si buscamos esta segunda palabra en el DRAE, encontraremos que tiene cuatro acepciones: » 1. Tr. Dicho de una persona: Dar poder a otra para que la represente en juicio o fuera de él. 2. Tr. Ant. Poner algo en poder de alguien o darle la posesión de ello. 3. prnl. Hacerse dueño de algo, ocuparlo, ponerlo bajo su poder. U.t. en sent. Fig. El pánico se apoderó de los espectadores. 4. Prnl. Ant. Hacerse poderoso o fuerte; prevenirse de poder o de fuerzas,».
Que IU ha de «empoderar a la sociedad civil», siguiendo el DRAE, querrá decir:
· Acepción 1, que: ¿»IU dará poder a la sociedad civil para que represente a IU»?
· Acepción 2, que ¿» IU dará posesión de la sociedad civil a alguien»?
· Acepción 3, que ¿»IU se hará amo, que ocupará, que pondrá bajo su poder a la sociedad civil»?
· La acepción 4 es inaplicable sintácticamente. Si el sujeto es IU y el complemento directo es la sociedad civil. El verbo es reflexivo. No se puede aplicar.
Ninguna de las cuatro acepciones de «empoderar» parecen aplicables en una frase que parece significar que IU hará algo hacia la sociedad civil. Ni es lógico que IU quiera que la sociedad civil la represente, ni es lógico que IU quiera entregar la sociedad civil a no se sabe quién, ni tampoco es lógico que IU quiera ocupar, apoderarse de la sociedad civil. Sería tanto como si una hormiga hiciese el amor a un elefante.
Podemos concluir de todo este embrollo dos cositas. La primera y más «chusca», sería que los redactores no saben redactar. La descartaremos porque no es verdad.
La segunda, y, desde mi modesto punto de vista, más verosímil, es que los autores del artículo y IU misma, se encuentran en un verdadero «impasse», que es la forma en que los franceses dicen la expresión catalana «atzucac». En castellano, más castizo, se llama a eso «callejón sin salida». Quizás expresiones como » empoderar a la sociedad civil » sirvan a los autores para ocultar esa realidad. Pero, para un modesto lector de «Público» como yo, no consiguen otra cosa que dar una nueva vuelta de tuerca al idioma de las élites políticas.
Eso no es ninguna crítica. Todos estamos en este callejón sin salida. Pero la condición necesaria, aunque no suficiente, para salir de esta situación, es ser consciente de ella.
Recibe querido camarada un saludo comunista y jacobino, desde la montaña, de tu amigo que lo es
Montagnard surpassé.
PD. Si quieres leer el artículo completo del que te he hablado lo podrás encontrar en: http://blogs.publico.es/
PD 2. Esta carta, escrita originalmente en catalán y publicada en http://lallibertatdelsantics.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.