Cuando entré en la parroquia donde se había convocado la asamblea un escalofrío me recorrió el cuerpo. Cuarenta años después volvíamos al inicio. Afortunadamente y a pesar de mi ateísmo, una parte de la Iglesia sigue estando con los de abajo, con los desheredados. Laura, Isma, Dani y Javi están en prisión. Javier Jiménez y […]
Cuando entré en la parroquia donde se había convocado la asamblea un escalofrío me recorrió el cuerpo. Cuarenta años después volvíamos al inicio. Afortunadamente y a pesar de mi ateísmo, una parte de la Iglesia sigue estando con los de abajo, con los desheredados.
Laura, Isma, Dani y Javi están en prisión. Javier Jiménez y Javier Espín, dirigentes del templo de la clase obrera catalana, SEAT Martorell, fueron sacados esposados de la fábrica. En otros tiempos se hubiera parado la producción en ese mismo momento.
Ochenta personas más forman parte de la lista de los futuros represaliados de la huelga general del 29M que el consejero Felip Puig filtró a los medios.
Toca disciplinar a la clase obrera manual o intelectual manu militari. La acción de la huelga general del 29M ha sido el detonante para la represión, una vez creadas las condiciones objetivas y sujetivas para ello, sin olvidar que por ahora los únicos que han sacado las tanquetas del ejército a la calle para controlar los aeropuertos e intervenir en las reuniones de los trabajadores no eran del PP. Esta vez el tubo de ensayo que se ha elegido ha sido una de las zonas más dinámicas de la economía del estado español, que es mantenida por los trabajadores en Cataluña. La huelga general del 29M nos sigue demostrando que cuando más le duele a las élites es cuando paramos las máquinas que reproducen sus beneficios. Luis Llach suena de nuevo. «Si yo tiro fuerte por aquí, y tú tiras fuerte por allí, seguro que cae, cae, cae, y podremos liberarnos»
Hoy, según informa el Sindicato Andaluz de Trabajadores, «efectivos antidisturbios de la Guardia Civil se han personado en la finca pública ocupada Somonte para proceder a su desalojo (…) Se encontraba en proceso de venta en subasta por parte de la Junta de Andalucía. Dicha venta hubiera significado que sus compradores, banqueros, terratenientes o especuladores, pasaran a beneficiarse de subvenciones europeas, ayudas públicas y en su caso ganancias obtenidas por una explotación agrícola extensiva e industrializada (para biodisel, transgénicos, etc.) sin generar prácticamente ningún puesto de trabajo. Al mismo tiempo 1700 habitantes de Palma del Río y más de 4000 en la comarca, en su mayoría jornaleros sin tierra, están sufriendo el desempleo, los recortes sociales y los desahucios de sus viviendas, soportando situaciones indignas de pobreza y desesperanza».
¿Va a ser esta la respuesta a un pueblo, el andaluz, con más de un millón doscientos mil parados y paradas? ¿Qué va a decir ante esto la izquierda institucional, futuros socios de gobierno de los que mandan a desalojar a los jornaleros?
Ahora toca Madrid (porque seguro que al País Vasco le tienen reservado un tratamiento especial), un Madrid que tenía a la sociedad civil en la UCI hace un año y que el 15M, en una alianza ciudadana, consiguió reactivar con nuevas formas y métodos de hacer y de pensar. En estos momentos la derecha más radical en las instituciones públicas madrileñas se ha apoderado de nuestro lema «NO PASARAN» y se disponen a blindar SOL. Pero el Sol saldrá. La acción de Madrid es la respuesta de Andalucía, Galicia, Valencia, Cataluña, Euskadi… de todas y todos nosotros, los de abajo.
En estos tiempos nuevos se demanda claridad y asumir la realidad de la ruptura que se ha producido de forma unilateral por los de arriba, los del pacto social que dio paso a una constitución ya en su nacimiento deslegitimada, la de 1978, y la imposibilidad de la recomposición del pacto porque no se dan las condiciones históricas para ello y además nosotros no lo demandamos. Es fundamental también para no volver al punto de partida despejar las incógnitas de para qué, para quién y qué producimos. No podemos seguir destinando nuestra vida, nuestra felicidad y la destrucción del planeta a que un 1% de la sociedad viva en la opulencia.
La represión va a ir en aumento porque las posiciones son irreconciliables.
Las respuestas van a venir dadas con base en nuestras experiencias pasadas y de las que vayamos aprendiendo en el camino. Sin olvidar que esta batalla es de nuevo la de los pueblos de Europa.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.